Tiempo, soneto IV.



El presente constante y eterno,
instante limitado por dos muros;
el pasado y variados futuros,
como entre dos fuerzas hay un invierno.

Minutos aparentes, son y fueron;
en el reloj se mueven los palitos,
y vuelven, y se van. Están prescritos.
Meses y años que se perdieron.

La noche y el día besándose
y pasa veloz un segundo lento.
El atardecer y el alba, buscándose.

Un reloj de arena dice: miento;
una sombra del sol apagándose,
y el tiempo paseando en el viento.




Esa fuerza impostergable, impenetrable. Esa creacion y el devenir del eterno, malnacido, tiempo.