En febrero del 80, Cortázar escribía: "Nicaragua, tan violentamente dulce".
Ayer recordaba ese título así: "Ay, España, tan violentamente dulce". ¡Ay!, porque el 11 de marzo no fue como el 11 de septiembre. En septiembre nos dolió a todos...por ellos. Ayer...ayer lloramos por nosotros. ¡por todos nosotros!, españoles. Por los de allá y los de aquí. Porque aquí también lo somos. Y del otro lado de la cordillera también, y más arriba, ni qué hablar...Y en esta PAGINA...¡evidente!...si está a flor de piel...Ayer nomás alguien se preguntaba sobre la diferencia del idioma español y/o castellano...Ninguna, ché. Y entre nosotros de hispanoamérica y ellos, peninsulares: ninguna, ché. ¡Ninguna! Por eso el sentimiento es dulce al pensar en la "madre patria". Por eso el dolor es tan desgarrante...
Por eso el silencio es más silencio,
y ahora solo me cabe dejar correr por dentro los versos de Machado, de Hernández, de León Felipe en la voz del primer Serrat. Y leer en ese idioma incomparable de Manuel Mujica Láinez, el "Don Galaz de Buenos Aires" en ese idioma tan sabrosamente castizo que sabía desgranar "Manucho" ese españolísimo cordobez...¡que no! ¡cordobez de aquí...! ¡joder, hombre!
¡Ay, España! ¡Ay, queridos hermanos! |