Érase una vez cierta entidad llamada afecto, desde siempre había existido entre los humanos y había logrado sobrellevar su relación con estos, sin embargo desde tiempos recientes se encontraba desconcertado caminando por la vida, sin lograr tomar sentido a lo que los humanos hacían y deshacían proclamando actos impúdicos como obra de él, así fue como poco a poco fue perdiendo identidad y siendo ocupado su nombre por otras entidades como el morbo, los pensamientos impuros entre otros.
Fue así como cierto día se animo a hablar con Dios; su pregunta, muy simple : “Para que estoy aquí, que función cumplo?” a lo que El Señor respondió: “Serás obra de actos de amor puro. Serás manifiesto de aquel querer sincero que se encuentra entre los humanos” ... El afecto irónicamente comento: “Tal vez mi trabajo en la tierra entonces ha acabado” Dios benévolamente dijo lo siguiente: “El amor perdura, no tiene fin, y ahí donde tu menos lo esperas lo encontraras frente a tus ojos, sé que muchos de mis hijos no han hecho mas que desobedecerme y vivirse entre excesos, sin embargo aun existen seres amados por mí que profesan y comparten todo el amor que sienten hacia mí” ... Tal vez el afecto comprendió la gran sinceridad con la que Dios se había expresado, había sido humilde al reconocer el error de sus mismas creaturas y todas las tentaciones que día con día le arrancaban de las manos fieles, pero el afecto noto algo mas en Dios... esperanza; en sus hijos, porque antes que nada sabia que estaban hechos a su semejanza.
El afecto regreso serenamente a sus andadas, el caminar era para él simplemente metódico y estaba comenzando a ser cansado, ya nadie lo solicitaba de manera sincera... Fue así como cierto día logro darse cabida en cierta morada en una pequeña ciudad en el mundo occidental, y fue él mismo quien logro notar un inmenso amor que se profesaban cierto par de personas, lleno de pureza al exhalarlo por cada uno de sus poros, en ese mismo instante algo nació dentro del afecto: Esperanza... detenidamente observo como se desarrollaban las cosas, una mirada picara por aquí, un beso por allá, y fue así como se sintió mas vivo que nunca; por fin una pareja estaba “implementándolo” como Dios le había brindado su finalidad, en ese instante no existía amor mas lleno de inocencia que el que estas dos creaturas de Dios se estaban brindando, el afecto logro discernir que simplemente para él era un amor de magnitudes inconcebibles, él se regocijo al saberse útil de poder brindar placer, tranquilidad y sobre todo felicidad.
Desde ese día el afecto fue mucho muy feliz, había sido impregnado de la felicidad que la pareja compartía, y fue una entidad alegre por lo que resto de su existencia, y vaya que fue solo una pizca de la gran felicidad de la pareja. Él diferencio que así como existían personas malas en el mundo que lo utilizaban sin beneficio alguno mas que su propio placer, también existían personas llenas de bondad que lo usaban en nombre del amor sincero, para poder expresar con diferentes tipos de “objetos de afecto intercambiables” su inmensurable amor.
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