Me costo decir que no, la necesidad se defendía ante mi negativa por profanar el templo donde me amaste, donde hace tiempo nos amamos.
Una ciudad con tu nombre, un recuerdo dueño de un tiempo en el que tu fuiste rey de mi cuerpo, de mis ganas y yo tenia ambiciones...sueños.
Después polvo en los bolsillos que se derrama por el tiempo pasado y el tiempo presente, para el tiempo futuro no se si me quedara magia en la mirada o se lo habré dado todo al olvido.
Mientras tanto, noche de sequia, dualidad en el deseo y aliento que sabe a culpabilidad y desesperación en los despertares.
Te quisiera querer como quieren las personas que solo quieren ser queridas, pero te quiero como la persona que soy, sin saber si te quiero, odiándote en los minutos en los que no entiendo la vida, en los segundos en los que la soledad me habita en las horas en las que el miedo me enfada.
No pude profanarte.