Pues así pasó
Yo, azorado como un negro
Ante invento de hombre blanco
Te veia componer
Durante esos años
Languidecías sola, a la vera de tu cama
¿Cuándo, Dios mío, cuándo vendrá?
Eso te decías en aquellas noches largas
Pero llegó, y en esa primera vez
Tras lograrla ver en lontananza
Decidiste que ibas a pelear
Como un leopardo por su presa
Vaya, sí la lograste oler
La probaste varias veces
La llegaste a tener en tu boca
Pero perdiste
Perdiste peleando por una estrella
Tocaste el firmamento con las manos
Para finalmente caer.

Aunque debo decir
Que estabas consciente de ello
Sabías que podías perder
Y todavía así peleaste
Qué noble batalla diste
Recuerdo bien
Que estando yo negro de admiración
Escribías algo del arcoiris
“¿Será éste el fin
De mi largo sendero de agonía?
¿O será que al terminar sólo haya
Un mar lleno de lágrimas?
Fuese lo que fuese, no me he de arrepentir
Así desaparecieses
En lo más crudo del invierno
¡Oh, mi más amado arcoiris!, ¡ven, ven aquí,
y quédate a vivir conmigo!”

Mientras tanto
En otro lugar de la tierra
Yo, agazapado como un gato
Encima de su bote de basura,
me limito a mirar lo que pasa.
No puedo hacer más que esperar
La victoria se deberá
Más que a cualquier cosa
A mi esperanza y mi paciencia
No será una victoria total
Y ésta no dependerá de mí
Aunque recitara de memoria
Aquello de “Ven a mí, Diosa ígnea…”
Etcétera.

Al final de mi camino
Habrá un mar lleno de lágrimas
No puedo cambiar de rumbo
Ni hay manera de cambiar de destino
Nomás me queda declarar
Que no me voy a arrepentir
De haber elegido este camino
Ya que la verdad,
El paisaje es espléndido
Y la compañía es bárbara
Incluso estando solo.