Hola!!!

El fin de semana me largue a Shanghai, fue increíble estar de nuevo en una ciudad grande! Me sentí 100% una pueblerina en la capital, jajajajja!!! Vi gente de diferentes nacionalidades, lo cosmopolita de esa ciudad realmente impresiona.
Brinque del místico templo de Buda en mi pueblito a la frívola jungla de tiendas increíbles e impresionantes.

La historia...

Los contrastes brincan a donde voltes, el lujo extremo y la pobreza se mezclan en todo lugar, el misticismo chino choca con las calles llenas de tiendas, las firmas son interminables van desde las mas reconocidas del mundo hasta la descarada piratería, en conjunto es un lugar donde cualquier capricho puede ser cumplido, los precios te llevan desde lo absurda-mente caro a lo vergonzosamente barato que en algún momento tu sorpresa no puede evitar preguntarle a la curiosidad 'cuanto puede ganar el trabajador que fabrica esto?', la excentricidad de la gente que aquí vive ya a ningún citadino llama la atención pero el ojo pueblerino y novedoso no puede evitar voltear sin disimulo, esto se enfrenta cara a cara con los humildes vendedores que en algunos casos visten el tradicional sombrero de bambú y que cargan canastas de duraznos y cerezas de un colorido que la mirada no puede evadir.

La segunda ciudad mas importante del país mas poblado del mundo, 'Shanghai', crea una fuerza del choque de una misma cultura y naturaleza con tan desiguales oportunidades y modos de vida, así también rompe con la realidad de los excesivos lujos que se exhiben y son inexistentes para un amplio sector que forma parte activa en el 'BUM!' económico de esta sociedad.

Se que esto también existe en mi país y nunca lo había observado con tanto detenimiento, el dejar de observar es una discapacidad creada por nosotros mismos y cada uno tiene diferentes pretextos.

Observar a nuestro alrededor enriquece nuestra cultura y nos hace conocedores de una realidad de la que somos parte activa o pasiva e invariablemente, hace mas interesante el trayecto.
Tere Portillo.