Villa Paulina

Fui a Funes y la tranquilidad me enloqueció.
El abuelo estaba tan pero tan mal, que sin darse cuenta empezó a estar mejor.
La abuela estaba sonriendo. No se, me pareció un poco extraño.
Vino Paulina, y comentó cómo se maneja el Poder, el Poder de la Fe.
Charlé con Camilo y me dijo que lo dejaban salir los sábados. Se lo veía mejor, porque tomaba cincuenta pastillas diarias.
Martín leyó tanta urología que empezó a estudiar ginecología.
Raúl dejó la Medicina
Alicia empezó Medicina.
Lo vi a Joaquín en el asiendo delantero del Volvo, no sé exactamente que hacía Guido empujando el auto.
El sol golpeaba tan fuerte que Agustina se encontraba en la sombra.
Francisco y Pope corrieron tanto, que sus piernas se fibrilaron bruscamente, logrando así volar como dos pajaritos.
Gustavo leyó -en demasía- el código civil, consiguiendo implementar ciertas leyes en tácticas de rugby.
Patricia se dedicó al Fútbol Americano.
El Gato viajó a Egipto y quedo enamorado de las pirámides.
Julia aprendió tanto inglés, que todas las noches hablaba francés.
Santiago estaba con la idea de tener un hijo. Ahora que recuerdo, ¿me habrá dicho hijo, o mi’jo?
Paola se fue a hacer una guardia.
María José quiso tanto a las nenas que cuando abrió los ojos era Fanny, la mejor amiga de María Emilia.
Vicky tuvo una gran pelea con Diego Torres.
Paula se enamoró de otro Diego.
Isabel y Tota reían de lo que estaban pasando y Roberto había preparado una paella para cincuenta millones de personas.
Y yo, estaba solo, sentado, mirando como el arco iris se apoderaba lentamente de ella.

Camilo Vivas
Todos los derechos reservados
ISBN 978-987-05-2333-8