Piedra, papel o tijera. Un juego para dirimir conflictos, apuestas, o simplemente para competir. ¿Quien no lo conoce?
¿Origen de esto? De la antigüedad surge una tradición que dice que cuando hay un puño cerrado en alto, pronto para golpear o aplastar, se tiende al mismo tiempo una mano abierta que anula esa potencial violencia. Las dos manos antagónicas que gobiernan al mundo.
Este juego, triangular, es algo más complejo y representa también estas mismas fuerzas, pero en relación directa e indirecta entre ellas. La tijera, ambigua, entre la piedra o sea el puño, y el papel o sea la mano abierta. Ésta debería triunfar siempre sobre el puño, papel gana piedra, pero está siempre amenazada por la tijera, cuyo rival no es el papel, la mano abierta, sino la piedra. Si la tijera atacara a la piedra, el papel tendría el campo libre para triunfar, la mano abierta sobre el puño. Pero tijera y piedra no son sólo rivales sino también aliados. Entonces, la tijera no actúa sobre el papel, sólo amenaza, pues de eliminar al papel, la piedra, o sea el puño, sería el único triunfador ya que la destruiría inmediatamente. La estrategia del papel, o sea, la mano abierta es lograr que la tijera se sacrifique en lucha con la piedra, el puño, y le deje finalmente el campo libre sobre él. La estrategia de la piedra es que el deseo de cumplir con su sino impulse a la tijera a inmolarse cortando el papel.
Y flotan en el aire, en equilibrio precario, midiendo el triángulo de fuerzas que constituyen, observándose, meditando estrategias, amenazándose.
De la decisión última de la tijera pende el equilibro de las fuerzas antagónicas que gobiernan al mundo.
Un juego inocente.
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