Vivió 20 años en un cuarto creado y escrito por los fantasmas que lo aterraban, aquellos que mataron sus ilusiones, aquellas figuras humanas tan antihumanas. Hoy 16 de septiembre quiso salir. Vivía solo, su locura lo había dejado solo. Con un gesto de confusión abrió las puertas, paso frente a un espejo que reflejo su viejo rostro y su andar despeinado, se dirigió hacia las escaleras, con su mano izquierda tomó la baranda y su pie bajó el primer escalón, que de hecho lo subió. No entendía bien se confundía, no sabia cual era la realidad verdadera, si era todo mentira, si estaba delirando. Parece que la escalera ya no bajaba sino que subía. Y a medida que lo hacía, iba dejando detrás de sí, las ilusiones perdidas que lo separaban de los demás en esta vida, formando una especie de precipicio al que nunca quisiera volver a caer claro estaba lleno de monstruos del miedo q los encerraron en su mente durante tantos años, que le impedía retroceder, y la tierra comenzaba a verse cada vez más pequeña, y parecía poder tomarla en las palmas de sus manos. Se podía ver como desde el mundo se desprendían partículas que formaban hileras de estrellas, y que eran los sueños de las personas, aquellas que murieron pidiendo justicia, y aquellas que aún viven pidiendo memoria, sin respuesta alguna. De pronto la escalera se detuvo y no lo dejo avanzar más, le dio paso a bajar en un mundo brillante y solitario, un planeta de cristal, donde el piso parecía de una tela más suave casi del mismo color de las nubes. La escalera lo deposito allí y espero a que bajen sus pies para desaparecer. No sabía que hacer y de su primera reacción salieron lágrimas, quienes automáticamente se convirtieron en cristal y murieron entre tanto otro lago de sal. Ahí estaba el, había encontrado o imaginado un mundo perdido dispuesto a tragar todo el dolor que desde hacia tanto tiempo callaba a su corazón. Había encontrado entonces, el “mundo perdido de los q viven entre sal”. Este oasis de locura terminó por debilitar su cuerpo, y su mente ya casi vencida, pero su alma seguía con ganas de luchar contra los que tanto daño le hicieron, por pedir un nuevo futuro con justicias y un nuevo mundo de carcajadas. Ellos eran Revolucionarios sí, de un nuevo amanecer, y terminaron sin voz en un suelo preso del azar. Y en el suspenso de bombas de hipótesis, murieron en la explosión los miedos a la confianza, y entonces los murmullos agudos pidieron sin sutileza un escenario optimista para terminar de suprimir ese depósito de arrancar corazones. Ahí sin respuesta a sus gritos, más que una absurda represión, murieron, murió su voz. Pero él quedo en el intento, y 30 años después murió ahogado en su propia batalla de lágrimas contra la tristeza de vivir en esta tierra.
“…Oculto en los ojos de aquellos que los buscan
Existen letras que dijeron las almas que callaron
y nunca se podrán leer no están escritas en papel
Pero son toda la memoria de aquel por venir
Que nunca llego, salio el barco y hundieron la tripulación
Sin letras y sin mentiras, memoria del corazón
Así es como la llamo yo…”