Dos niñas jugaban en el bosque, cuando entre la niebla divisaron a dos personas que se abrazaban. Las niñas se escondieron detrás de un árbol para espiarlos. Los enamorados no percibieron que alguien en algún lugar del bosque los estaba mirándo.
Al otro día, las niñas volvieron al lugar, y los esperaban detrás del mismo árbol. Los amantes llegaron. Virginia, la mas pequeña, quiso regresar a su casa por el temor a ser descubierta. Pero cuando ambas en silencio y tomadas de la mano se disponen a correr, Helena, la más grande no puede retener la tos, tose y el hombre sobresaltado, saca un arma y trata de divisar en la niebla, quién andaba por allí.
Las niñas corren asustadas, el hombre sólo logra ver dos criaturas correr, una de ellas de cabellos rubios. Las niñas logran huir, llegan a su humilde casa. Virginia quería contarle a su madre lo que había pasado, pero Helena que vio la cara del hombre (que era el patrón de su madre), le prohibe hablar.
Las niñas no sabían que su madre estaba enferma de tuberculosis, lamentablemente la mujer murió a las semanas. Las niñas quedaron en manos de la señora Catalina, dueña de aquella casa. Se van a vivir como huéspedes hasta que se arreglara su situación. Cuando el señor Scoth las ve, las reconoce, ve el cabello rubio de Helena, no tenía la menor duda, esas eran las niñas que estuvieron en el bosque. Un escalofrío inundó su alma. Pensó inmediatamente que hablarían con su mujer. Tenía que matarlas.
A la noche del mismo día, cortó una cuerda del piano, entro en la habitación donde las niñas dormían y las ahorcó. Mandó a un sirviente de él, su perro fiel, a que sacará los cuerpos de allí.
Al otro día, Lorena la hijastra de Scoth, hija de Caterina con otro hombre, también desaparecido misteriosamente, va a la habitación y no encuentra a las niñas.
Todos pensaron que se fugaron del lugar, y en vez de proseguir en la búsqueda, en el fondo de sus almas, todos sintieron un alivio de no tener esas niñas en las casa.
Scoth continuo con su vida, todos los días iba con su joven amante a aquel bosque. Y un día no soportó más y le contó a su amante aquel homicidio:
-Yo las maté a esas dos pequeñas intrusas.
-¿Cómo pudiste hacer eso?
-Ellas nos vieron Lorena y nos iban a acusar.
Cuando se besan, sienten una tos muy fuerte que provenía de ese mismo árbol de la primera vez. Scoth horrorizado mira entre la niebla y ve a las niñas correr riéndose sarcásticamente.
Desde ese día la pesadilla comenzó. Scoth las veía en todos lados, en la realidad en el sueño, por los rincones del bosque. Lo perturbaban.
Una noche no resistió más, bebió sin parar, y mientras las niñas le cantaban, agarró la misma cuerda y se ahorcó. A su lado, Virginia y Helena, bailaban para él.