Historia corta de cómo “el Canguros” quedo colgado
Escupió en medio de la calle. Como cuando se sacaba el protector bucal. Aun tenía entre sus dedos el fósforo encendido. Lo metió dentro de su boca y apagó la llama con su aliento muerto. Luego mastico lo que quedaba del insignificante palito. Willy “el Canguros” Zomosa respiró por su nariz achatada y deforme. Cualquiera hubiera imaginado que intentaba inspirar el aire fresco de la noche. Pero en realidad lo que quería absorber su organismo era el humo proveniente de la casucha que se estaba quemando. En el costado derecho de su bocota de sapo, se dibujo una enferma sonrisa.
La casucha era del “turquito” Sebastián Ali, su próximo rival. Aquello de quemarles algo a sus adversarios era una “sana” costumbre que había asumido como propia, bajo el tutelaje del “pulpo” Saldivia. El coach le había explicado que para ganarle al oponente hay que debilitarlo no solo físicamente, sino que también anímicamente. Y que te quemen el rancho hace que se te caigan hasta las medias.
Después de que el “pulpo” partió, (a mejor vida partió) aquello le quedo como un habito. Es mas, no podía salir al ring sin antes prenderle fuego a algo. Pasaba hacer una cuestión de necesidad, como a los tipos que sino no las tratan mal a sus minas, no se les para.
“El Canguros” Zomosa ya era un tipo curtido en los circuitos pugilísticos, tanto que el manejaba a sus representantes y coach`s y no ellos a él. Un día, sencillamente, quiso dejar de ser un títere, una marioneta de viejos carcomidos y ambiciosos. Él estaba para otra cosa. Al único que todavía le tenía respeto era a Cristóbal, el dueño del “Circo”. Con ese no se jodia.
La pelea de mañana seria un éxito. Sabía que en algún momento le vendría a hacer algunas preguntas el “polizonte” ese con su perro con nombre de estrella de cine. Pero eso a él no le importaba.
Se largó a caminar. Así andaba tranquilo por la calle mojada cuando se le acerco un auto. Era Sue, en su limusina, (Sue era el chofer del autazo), con la cara empapada por las lagrimas. Willy la escuchó, primero aburrido y luego preocupado. Sue le dijo que el viejo Cristóbal había muerto en su cama. “El Canguros” puteó en todos los idiomas. A él no le preocupaba la muerte del viejo, mas bien le molestaba que ahora quedaría “colgado” quien sabe cuanto tiempo.
No se despidió de Sue, solo empezó a caminar. Pensaba. Luego de andar un rato con pasos mojados, se detuvo. Y en voz alta dijo “Con lo lindo que se quemo el ranchito ese y todo para nada. Que injusta que es la vida…”. Después siguió caminando para quedar finalmente colgado, como sus guantes, hasta que algún titiritero lo vuelva a poner en circulación.
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