SU HOGAR MI PRISION
Aquella noche por la calle caminaba,
Con vehemencia hacia el hogar de mi amada,
Y la noche sobre mí tendió su manto,
Y hundió todo el paisaje con espesa oscuridad.
Por ningún motivo mi paso ralenté,
Y en la que me esperaba pensé,
Con ella no habría más penumbra,
Como la que envolvía esta gran ciudad.
De pronto ante mí, un facineroso,
Y aunque siempre fui peleador aleroso,
Sentí un terrible golpe aquí en mi pecho,
Intentar gritar no fue de utilidad.
Ignoro porque huyó el mal hombre,
Pensé que su actividad no tiene nombre,
Mi camino continué hasta mi amada,
Algo extraño sucedió al tocar su puerta.
Mi mano atravesaba la madera,
Mi sangre se enfrió de cruel manera,
Fantásticos terrores nunca antes sentidos,
Y mis ojos mas abiertos que en alerta.
En el interior se escucho un horrible timbre,
Después de angustia un alarido,
¡Es la voz de mi amada!,
¿Qué dolor puede hacer que todo se cimbre?
No dude mas un momento,
Y la puerta atravesé igual que el viento,
Su familia intentaba consolarla,
Más ella con vehemencia no aceptaba.
¿Qué verdad no aceptaba?
¿Por qué mas que le gritaba?
¡Nadie en aquella sala me escuchaba!
Al intentar abrazar a mi doncella,
Como sombra por la luz yo me sentía
No poder tocar a nadie sucedía
Alguien explique todo aquello que seria.
Después el tiempo pasaba tan de prisa,
Nadie puede escucharme que desdicha,
Al querer retirarme donde vivo,
Una oscuridad sobre mi se desliza.
Encerrado estoy en esta casa,
Con horror veo el tiempo como pasa,
Al voltear a la ventana ya es de día,
Y mi amor se va y regresa con mi esperanza.
Cuanto dolor me invade,
Cuando veo su anillo de bodas,
Ahora a otro hombre ama,
Y las pasiones le han dado de todas.
De pronto cuatro niños aparecen,
Con los mismos ojos de su madre,
¡Que hermosos!
Se que yo seria su padre.
Sin sentirlo mi Erika Roberta,
Blanco tiene en toda la cabeza,
No es la misma que una vez ame,
Aunque mi retrato guarde en la gaveta.
Ya no esta ella,
Su casa demolida,
En centro comercial,
Ha sido convertida.
Por los pasillos sigo caminando,
Nadie ve,
Nadie oye,
Solo sienten,
Que por aquí yo estoy sufriendo,
Sin poder encontrar la puerta,
Y llorar a mi Erika Roberta.
|