Su padre es el más ilustre de los elfos
En la población donde pase mi niñez,
Es el primordial en los montes y en los bosques,
Y en la cumbre de Strandmora tiene su castillo.

Ella es joven, hay que llamarla señorita;
Es la más niña del hogar paterno,
La más tierna de todos los hermanos
En su alma de luz y crepúsculo.

Sus labios son rojos y finos,
Su cabello es como un manantial de luz,
Sus ojos son profundos como una cueva,
Llenos de oscuridad y deseo y fantasía.

Ella es la alhaja de plata y cobre,
De granates es el broche de su cinto,
Pero su pecho se decora de yemas
Y florecillas de orilla y colina.

Son melancólicas las estrechas partes del monte
Donde la sed de sol se vuelve agobiante.

Todo el día ella intenta salir
Al parque amplio y hermoso.

Ella protege sus rebaños libres;
Tiene artas, tiene comadrejas y zorros;
Y mira en la guarida del tejon
Y en el nido de la grulla, entre mimbres y juncos.

Junto a la rivera del glimma opaco
Su barca esta oculta en una bahía,
Y en la niebla se escuchan leves golpes de remo
Bajo el grito interior del somormujo.

Pero yo quería detenerte y decirte:
¡No te vayas, sombra, permanece aquí!
El enigma de tus ojos debe ser mió
Y tu tesoro de sueño salvaje.