Busque tu mirada en el inmenso mar de pupilas que me rodean y quede desnudo al abrir mi alma frente a las olas implacables de ojos que rompen en las playas de mi curiosidad.

Busque tu aroma en el templo de Venus, lugar donde se consumen inciensos de sudor, sal y lágrimas como sacrificio para hallar el perfume del amor.

Busque tu sonrisa en el circo del olvido, donde las risas de los espíritus nacen en el intento fracasado de quien lanza una carcajada por la impotente vergüenza de no llorar y demostrar que el dolor muerde sus tobillos en cada tropiezo.

Busque tu piel en el mercado del deseo, lugar donde el terciopelo, el lino y la seda dan igual al insensible consumidor que por su extrema ambición se viste de todas ellas al mismo tiempo.

Busque tu figura en las curvas de las montañas, en los profundos abismos de los valles y en las selvas húmedas del atlas humano, convencido que debías estar cautiva en alguna de las formas conocidas.

Busque tu palabra en el tumulto de voces que gritan por ser escuchadas y en los ecos que trillan el sentido de las palabras percibí su resonancia infinita que moría camino hacia el vacío.

Dulce niña mía, al filo de mis días mortales, confieso de rodillas que no te halle…

Porque para hallar tu mirada debí elevar mis ojos hacia el infinito y contemplarte en todo lo creado. Tu quien dejas parte de tu ser impregnado en cada color que tus pupilas acarician.

Porque para hallar tú aroma debí inhalar el viento que viaja cargado del perfume de tus labios, liberado cada vez que clamas por mi nombre en tus inmensidades

Porque para hallar tu sonrisa, simplemente debí disfrutar de la sonrisa del que ríe por el afán de hacer nacer de sus labios la flor de alegría que esta plantada en su corazón y que crece incontrolable rociada con el agua pura del agradecimiento.

Porque para hallar tu piel, no necesitaba insensibilizar mis dedos restregándolos con desesperación en pieles ajenas. ¿Cómo alguien puede sentir lo que es liso, lo que es terso y lo que es fino sino ha aprendido ha acariciar el aire?

Porque para hallar tu figura debí haber comprendido que las formas encierran, contienen, limitan y encarcelan. Sin embargo, tu figura es capaz de contener el universo entero ya que no posees espacio sino pura belleza.

Porque para hallar tu palabra debí haber primero callado y escuchado la voz del silencio, que susurra con ternura en los oídos del corazón frases de eterna melancolía.


Porque jamás hallaras lo inmensurable en el limite de esta realidad
Porque jamás hallaras la perpetua belleza en el frágil lienzo de la piel
Porque jamás hallaras el verdadero sonido sino es en la profunda melodía del silencio
Porque en suma jamás hallaras el amor, si tu mismo no lo eres.