Me dicen que la mesa es para comer y no para escribir,
Que las palabras son para comunicar y no para expresarse,
Que los ingenieros sólo deben saber de números y no de palabras; mucho menos deben tener ideas locas y absurdas de que pi es la representación matemática del amor;

Otros me dicen que deje de pensar, que actúe
-No saben lo que dicen-, no tienen idea de lo que pasaría si esta cabeza loca, de la cual soy dueño, dejara de pensar, me dicen que la lectura es como la sabia babosa del gran árbol del conocimiento, que sin ésta jamás tendré dinero, estabilidad, seguridad; pobres, no entienden que yo leo, no por saber, sino por gozar, por crear otros mundos, otros tiempos, otros olores, por revivir ese sentimiento que el autor tenía cuando escribió aquellas letras que me hacen viajar.

Hay, también, quien me dice que la vida es para rodar, yo sólo sé que la vida, está de préstamo, que algún día la hemos de regresar a su dueño, es por eso que le pido a quien lea esto, que cuando el cuerpo me abandone lo quemen y lo retornen a sus dueños, que avienten un poco a donde está mi abuela, con ella yo me voy, otro poco de mi, a mis padres y lo demás lo avienten al viento, para que yo llegue hasta donde están todas las personas que he querido y amado.

Hay quien me pregunta ¿por qué no lloras?, ¿has llorado?, ¿estás cansado?, claro que estoy cansado, claro que he llorado, pero no he dejado que me vean, no he dejado ni que el espejo me vea con lágrimas en las mejillas, incluso le he mentido a mis manos diciéndoles que es brisa del mar aquello que las vuelve torpes y húmedas.

Yo sólo quiero un poco de tiempo para mí, una siesta cuando sea necesaria, un poco de amor de vez en cuando, amor que no se mida en escalas de tiempo o distancia; el sistema métrico no podría comprender el amor que he perdido, mi corazón aún no lo entiende, sólo lo siente.

Me preguntan, por qué me he cortado el pelo, por qué sonrío de otro modo, me han hasta cuestionado el por qué de ese afán de correr hasta el punto de no sentir los pies, no entienden que yo sólo quiero huir, correr hasta que el cuerpo no aguante, llorar a mis horas, reír cuando tenga algo por qué hacerlo, tener amor cuando éste se presente, sentir un vacío cuando la escucho y sonreír cuando pienso en tus ojos; no entienden que estoy remodelando mi vida, que espero estés en ella, porque es seguro que yo no lo estaré.


Edgar Andrés Sotelo López