De niño pensaba que las nubes vivían por siempre
Pensaba que seguían caminos circulares en el cielo
Pero que inevitablemente su vaivén enloquecido
Siempre las traería de regreso sobre mi cabeza

No, no es asi…

Todas las nubes mueren
Algunas poco a poco se esparcen por el cielo,
Otras simplemente se alejan sin razón;
Son lluvia, vapor o hielo, pero nunca corazón

Conocí a un cirroestrato, bueno, una…
Siempre la vi conmigo, como un escudo
Como la sabana que siempre me envolvió
Como la paz que me provoco…

Un dato. Los cirroestratos no son de nadie.

Me hice gran amigo de una rellenita morena,
Un poco intolerante y gritona, pero con mucho carácter.
Ayer sin advertencia se condenso sobre mí
Y dejo caer su helado rechazo en mi desnudo cuerpo

A pesar de todo se que aun en estos días
Existen esas grandes nubes que te cubren del sol
Esponjosas y amigables; con formas de perros y dragones,
Inmortales e inalcanzables, siempre con deseos buenos
A pesar de que solo existan en los sueños.


Jaime Carcaño Hernández 12/02/07