Busca jadeante la yema de luna bajo sus naves
genovesas en la mirada de almíbar y sal de agua que le mecen en la cáscara agobiada a preguntas.
Azules sus pupilas el mundo un elefante que bufa
en elíptico suspiro,
se le parece su fortaleza en el llanto del cocodrilo.
Sostiene su pensamiento un consuelo de olor
a tierra poblada por féminas que debutan sexo de mancebos.
Quiebran el asombro de las inquisiciones que aderezan al reino los futuros pecados de la carne
sazonada a libaciones de zánganos beodos.
Le galopan visiones de sirenas y piélagos en su corazonada como vestidura desbordada de cruces
y letras…
Se apresura el tiempo que le devora las alas de su herencia.
Regocíjese hombre de polvo, su espíritu es una lengua de brea que flamea compulsiva en la proa.
Los piojos y tábanos de cubierta hieren el mando
y toman las naves que se aproximan a los pechos
de las nativas.
Colombus besa los labios de la isla que se abre en una boca virgen que le complace en la plegaria cumplida.
Texto agregado el 22-06-2007, y leído por 239
visitantes. (7 votos)
Lectores Opinan
23-06-2007
"Otrora sennor navegante, otrora terra vistaremos." alegreincer