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La Bufanda

Muy prisca partió en horario de trabajo a comprar lana doña Cuauhtemac, como soñó la noche anterior, sería un trámite muy sencillo, airosa sale del vagón (se enteró ese día, a qué se referían en el noticiero con "El Metro está colapsado"), Estación Plaza de Armas...anuncian, redundo en la información...; ella desciende.

Por acto reflejo se dirige a la calle 21 de mayo, todo el mundo sabe que ese es EL!! lugar donde encontraría lo que busca: La Lana Perfecta !!, mientras se repite mentalmente: será fácil.

Avanzo en la historia: Cuauhtemac llega a la tienda de lanas, una de 50 que hay en la consabida calle, entra a "La Casa de la Lana.com", y hace la simple petición....

Holi, Quiero Lana!
Claro, que busca??, rústica, mística, simple, doble, chilota, angora, de alpaca, bla bla bla.....

Cuauhtemac sólo quería L-a-n-a !!!, ufff

Hacía bastante tiempo que sus 45 minutos de colación habían pasado a la historia (del libro de asistencias de su trabajo), se concentró, pidió ayuda a los chamanes y duendes comunistas que la visitan en sueños, hasta que por fin, entre 8.523.201 madejas, apareció aquella: LA LANA PERFECTA; rojo, negro y amarillo.

No me creerían si les cuento qué sucedió cuando nuestra portagonista quiso comprar un par de palillos, así que, continúo... ...

Aquella noche fue especial, su madre ya se lo había dicho, y si bien hacía 20 años que no tejía, era como andar en bicicleta; una vez que aprendes, nunca más se olvida.

Y así transcurrió su vida, con noches de revés y derecho, revés y derecho....., en medio de mil bromas de sus hermanas, y por momentos sintiéndose un poco tonta por esta idea tan pasada de moda.... mmmmm.... detalles insignificantes para un fin único: su amado Cupercindo usaría la bufanda más linda del mundo, de eso ella estaba segura, sería la más linda.

La tercera campanilla del despertador, le recordó al abrir los ojos la mañana de aquel lunes, que por fin la bufanda de Cupercindo estaba lista, más aún, dentro del sobre que la haría llegar a sus manos, poco y nada le importaba a ella que en el Congo Belga el termómetro marcara 40ºC por estos días.

Sonriente entrega el sobre a la misma señorita de siempre;

¿otro sobre para Cupercindo?
.....jiiii, contesta un poco sonrojada Cuauhtemac.

La señorita frunce el ceño.........te tengo malas noticias Cuauhtemac, ya no se pueden enviar productos textiles al Congo...

... ... ...

Moraleja: no hay.

... ... ...

La bufanda sigue esperando por su dueño.
Cuauhtemac no vuelve a tejer.
Cupercindo no se entera... ...

Texto agregado el 22-06-2007, y leído por 544 visitantes. (8 votos)


Lectores Opinan
25-02-2009 Tu relato me dió un poco de frío. !Quiero esa bufanda!.Muy entretenido inkaswork
31-03-2008 ufff cosas de la vida. un regalo que no será . bello tu relato amiga sendero
07-07-2007 muy lindo tu relato. La protagonista no era Penelope. ***** alexandrocasals
03-07-2007 Se tejieron las horas y la espera meditativa le abrija en sus sueños, con su bufanda de tierno amor!!***** terref
28-06-2007 Buena historia, llama al interes y luce como la vida misma. Bien ***** almagemela
28-06-2007 Tendremos que cambiar las leyes del Congo, es urgente.+++++ crazymouse
26-06-2007 un cuento de invierno... mm no se donde deje mi bufanda.. trotamundos
24-06-2007 Cupercindo ya se enteró, no sólo eso... sabe que en esos largos días de doce por treinta y seis horas Cuauhtemac no tendrá tiempo de buscar más palillos. Y se enredará en su bufanda en plena primavera austral. alipuso
 
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