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LA NOCHE DEL NAUFRAGIO

Era una fría y oscura noche, del mes de Marzo, del año 1954, en la zona de los canales, allá en el Sur del mundo.
El mar se aigitaba bajo,un cielo cargado de negras nubes.
El Villarrica, barco dedicado al transporte de carga y pasajeros entre Valparaíso y Magallanes, se estrella con una pequeña isla, rodeada de grandes rocas; encallando en un gran banco de arena en mitad del Océano, fenómeno físico que aún no logro comprender totalmente. Luego de un ensordecedor ruido de fierros, todo fue confusión, llantos, gritos, gemidos y lamentos de heridos,niños y mujeres..
La noche estaba más oscura que nunca. La tormenta de viento y lluvia amenazaba, en medio de una verdadera boca de lobo como decían los adultos, que caminaban como sonánbulos sin saber que hacer. En cubierta y camarotes todo era desolación. La orden del capitán fue: ponerse los salvavidas!! ¿Pero quien hubiese podido sobrevivir en esas frías y torrentosas aguas?
Papá al momento de la tragedia se encontraba en la peluquería del barco, pues los pasajeros de primera clase tendrían una comida de despedida en los salones. En tanto, mamá era sobrepasada por los acontecimientos y solo atinaba a abrazarnos.
Mi hermano Juan y yo estábamos con mami___que se había arreglado para la comida___En un rincón de mi cama, muy asustada y con mi paqueña muñeca entre mis manos, no podía entender la dimensión de aquéllo, mami lloraba con mi pequeño hermano en brazos; que no había querido acostarse,pues sospechaba que habría fiesta y su intensión era ir con mamá , a la que llamaba su novia,pues su complejo de Edipo era poderoso.
Todo era oscuridad y agua.
Mi papi no llegaba, mi amiga Margarita, estaba herida y lloraba mucho.
Mami, mami! ¿Nos vamos a morir en el agua? le preguntaba .....no, mi amor me decía....tu papá ya va a llegar a ayudarnos. El por fin llegó. Me sentí más protegida, nos vistió y nos puso los salvavidas,. Los cuatro nos quedamos abrazados en un rincón del camarote, temblando de frío y miedo en medio de esa gran oscuridad___la oscuridad siempre me ha asustado___imaginaba que una ola gigante, de pronto me arrancaría de los brazos de mis padres___¿Será por ésto que el mar me sobrecoge, me aterra y al mismo tiempo me fascina? Cuando observo las olas que arremeten con interminable poder, siento una fascinación cercana al miedo, y me rindo a los encantos de su grandeza y a su arrebatadora belleza.
Aquélla noche me pareció la más larga de mis entonces frágiles siete años.
A la mañana siguiente, el mar se había vestido,de colores....Juanito! mira, mira! todo lo que flota en el agua! grité a mi hermano. Nuestros ojos de niños no podían ceer lo que veían: cajas de fruta, baúles, botellas, revistas, en fin, todo lo que el buque cargaba tuvieron que arrojarlo al Océano para impedir el hundimiento total.
El frío, el hambre y el miedo se apoderaban de mi. Me acurruqué en los brazos de mi mami buscando la tibieza de su cuerpo, papá acariciaba mis cabellos, mientras yo tomaba las manos de mi pequeño y travieso hermano.
Transcurrieron cuatro largos días, antes que buques de la armada nos rescataran.
En una fría y lluviosa mañana, de un cielo oscuro y poblado de enormes nubes caía la lluvia a borbotones. A bordo de frágiles botes de madera y a remo, mamá nos sentó en cada una de sus rodillas. El mar estaba oscuro e inquieto y grandes olas se avalanzaban sobre nosotros, mis ojos angustiados se pasearon por todas y cada una de las personas que estaban a mi alrededor. A lo lejos en esa infinita inmensidad del Océano, se divisaban dos grandes barcos, los cuales nos llevarían de vuelta a la vida.
Pasamos gran angustia creyendo que el mar con sus grandes y poderosas olas nos llevarían a formar parte de su abismal profundidad.
Atrás en la cubierta del Villarrica nuestro padre ondeaba un pañuelo blanco en señal de despedida y seguramente deseando que llegásemos a salvo.
No sé en que momento nos volvimos a juntar los cuatro, solo se, que una tarde en que el sol se ocultaba bajo densos velos de nubes, llegamos a Punta Arenas.Nuestros familiares nos esperaban sin creer aún que estabamos vivos.
La vida en su constante navegar, con sus pequeños, grandes y definitivos naufragios, en ese ir y venir, algúnos de los protagonistas de ésta historia, navegaron vastamente por el Océano de su existencia, hasta encontrar el naufragio definitivo. Otros continuamos navegando hasta que la blanca luna deje de enviar sus reflejos sobre las aguas y las juguetonas y eternas olas dejen de bañar desnudas arenas.

Texto agregado el 21-06-2007, y leído por 153 visitantes. (0 votos)


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