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MARISE
Mi pequeño y más grande amor, no sabes cuanto deseaba que me hablaras como lo hiciste esa madrugada donde el sueño por un instante dejo su identidad para transformarse en la realidad más hermosa que he vivido. Si supieras que todas esas lágrimas que de noche derramo en silencio porque no estás, ese día fueron la sonrisa más tierna y dulce que me han ofrecido… ¡cómo extraño tenerte! Daría mi vida por cambiar de lugar para que puedas disfrutar de esta aventura increíble que es la vida. Pero no puedo y eso es un gran puñal que llevo en mi pecho. No hay dolor más grande que resignarse a vivir lejos de un hijo. ¡Ay de aquel que los abandona al simple albedrío de unas pocas monedas de compromiso!
El oír tu voz diciéndome: “¡Papa! ¡Papa! No llores por mí si yo siempre estoy con vos. Yo nunca te voy a dejar solo porque vos a mí nunca me abandonaste. Siempre te acordas de decirme te amo y me ves en cada bebe que se acerca a vos” fue como sentir aquella primera vez que te tuve en brazos aunque fue la última. Esa sensación de saber que por ese cuerpito suave, delicado, impotente, bello corría una parte de mí. ¡Es inexplicable! Sólo aquel que se atreve y tiene la gracia de disfrutar de un hijo puede comprender cuan inmenso es el sentimiento. Es tener a Dios en tus brazos, acunándolo, dándole toda esa protección que sólo un padre o una madre puede dar.
Marise, vida mía, si supieras (se que lo sabes) la felicidad que me produjo soñarte de la manera que lo hice. Se que querías comunicarte conmigo y por eso elegiste el mejor de los caminos: el sueño. Y fue allí donde recibí el mejor regalo que se me podía hacer. Escucharte, sentirte en todo mi cuerpo… si hasta ahora tengo esa sensación de tomarte de las manos y besarte en la frente cerrando los ojos sólo para sentir tu olor que aún hoy impregna mi olfato. ¿Hay perfume más delicado y dulce que el de un bebe? Si lo hay, no lo he conocido. Y creeme, amor, que después de tu perfume no me interesa conocer ni gustar otra fragancia porque la tuya es definitivamente única, distinta, sublime…
Quiero que sepas que el haberme quitado esa mochila llena de culpa que llevaba le dio otro entorno a mi vida. Es como si a partir de aquí comienzo a ser otro sin dejar de ser como soy porque si tengo que morir voy a morir dando, amando, estando siempre cerca de los que amo porque eso es lo único que se hacer: amar, aunque no me correspondan de la misma manera. No sabes como resuena en mi cabeza ese: “te amo, papi” “yo voy con vos a donde vas”. Me llena, me infla el pecho, me extasia…
Hoy al ver a tu primito en la panza de Belén, se me vinieron un montón de imágenes y se mezclaron sentimientos. La emoción pudo más que yo y no pude evitar el escape de unas lágrimas. Me sentí muy feliz, tanto como si el padre fuera yo. Temblé toda la tarde y no de frío. La ansiedad me superaba y en ese devenir de sensaciones no pude controlar la tristeza por no tenerte conmigo, viva, disfrutando de este momento. Y pensaba en aquellos niños que crecen sin un padre, en cómo se puede ser indiferente a algo tan grande y elocuente; como se puede abandonar una responsabilidad (acaso la más linda) sin pensar que hubiera sido de mi vida si mi padre no me hubiese asumido como su hijo. Me duele esto, y me duele más porque yo quise ser papá y el destino no me lo permitió… ¡a veces la vida es tan injusta! Es como dice el refrán, amor, “Dios le da pan al que no tiene dientes.”
En este momento estoy mirando tu foto y siento tu presencia muy fuerte. Hay algo que me quema y el fragor de esas llamas enciende mi vida y le dan un nuevo impulso. Necesitaba esto. Vos me pediste que me ocupara de mí y es lo que voy a hacer de ahora en más. Tengo que forjar mi vida y mi destino y vos sos la luz que me guiara hacia dónde debo ir y quien me protegerá ante cualquier daño. Nada nos puede separar amorcito mío. No alcanza la eternidad para comparar la dimensión de mi amor hacia vos y la tristeza que a veces me derrota hasta las lágrimas en algunas madrugadas. Nadie se puede imaginar como te amo, como te siento y cuanto te necesito. Sólo vos y yo sabemos que no importa cómo, cuando ni dónde pero un día nos vamos a encontrar para besarte eternamente y no alejarte más de mis brazos. Te amo Marise y sos el motivo por el cual sigo adelante y por el cual nunca resigno en mi lucha. ¡¡¡Hasta que Dios diga, amor.!!!

TU PAPI

Texto agregado el 21-06-2007, y leído por 723 visitantes. (5 votos)


Lectores Opinan
16-08-2009 Impresionante esta carta. Se percibe todo lo que quisiste dejar por escrito. Es amor, una carta escrita desde el corazón. Mis ***** lesu
01-07-2007 Compruebo con alegría que cada vez mejora tu prosa. Es poco a poco. Mi inconstancia hace que no escriba más y lea. Buen relato, creo que por allá el día del padre fué recién. Acá es el 19 de marzo. Ese día falleció mi padre. Cosas del destino. Me alegra leerte, amigo.***** Loli nekane_25
23-06-2007 ME HICISTE LLORAR CON LA PROFUNDIDAD DE TU SENTIMIENTO, YA VENDRÁN MÁS HIJOS, PERO MARISE ESTARÁ SIEMPRE EN TU ALMA MIS * avefenixazul
 
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