Curiosidad

Quería saber que siente un ser vivo cuando muere. Así que dedicó el resto del día a matar hormigas. La última, masticándola. Le dio tanto asco que vomitó hasta la primera papilla.

Quería saber cuanto dolor puede soportar un ser vivo, aunque personalmente no podía soportar el más mínimo rasguño; por eso comenzó a torturar animales pequeños: ratones, pájaros... Sus padres no sabían por qué siempre se escapaban sus mascotas sin dejar rastro.

Quería saber hasta qué punto podían forzarse las articulaciones de un ser vivo. Así que se convirtió en un asiduo de las perreras municipales, donde es fácil adoptar perros, gatos... Pensó que fue una buena inversión insonorizar aquella habitación.

Quería saber si podía burlarse de un ser humano, utilizar a personas desconocidas como si fueran objetos. Tuvo bastante éxito, y muchos le propusieron seriamente hacer carrera política.

Quería saber si podía amargar la existencia de personas cercanas: compañeros, familiares... A su alrededor todos acababan odiándose entre ellos, aunque a él le odiaron más que a nadie. Se quedó sólo, como siempre se había sentido.

Se sentía preparado para experimentar lo que se siente al doblegar una mente humana, así que buscó a una persona débil. Desgraciadamente, tuvo un gran éxito. Se encontró a sí mismo, y se convenció para seguir viviendo… ¿Acaso se puede ser más miserable?