Guardaré en las macetas tus nombres y señales,
clavaré en el horizonte su silencio y mi paciencia,
olvidaré caminar para que el diablo guíe mis pasos muertos.
En la oscuridad veré cómo destrozas mis manos
y clavas mis pies a tu almohada para no volver a perdonarte,
miro en silencio mis senderos profanos,
observo gritando tus azotes cautivos.
Quédate dentro mío
y corrompe mis espacios como si fueras una tormenta lejana y absoluta,
como si fueras Dios queriendo violar mis quimeras azules,
dile a ellos mi nombre cuando quieras,
entrégale a los demonios mis carnes putrefactas,
guarda mis dedos por si algún día deseas caricias,
y detállale a los ángeles muertos lo que estos ojos vieron
al verte marchar en silencio y con la cabeza agacha…
Un esclavo muere todas las noches,
una esclava nace cada mañana,
tú has sido mi dueño eterno,
tú has sido mi juicio y mi final...
Las cadenas se han vuelto alas, los azotes caricias, ¿o es al revés?
La muerte es vida, la mía es la tuya, castigada o castigador, ya da igual…
Las sombras permanecen presentes escribiendo tus designios y llorando los míos…
No hables, calla!
Mejor quédate,
Mejor castígame!
Mejor así.
Bayerly®
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