He pensado mucho en ti
te he visto aparecer
la noche vuelve
el cálido susurro de tu nombre
retumba en mi
y se vuelve un suplicio estar sin ti.
Recuerdo tus ojos, tu cintura
sinuosa de aristas definidas,
la comisura de tus labios
creando en tu rostro la silueta
de una sonrisa maravillosa.
Pasas tú, con el esplendor de siempre
el mismo fuego en tu mirada
ese fuego que me quema
y llena mi vida aunque lejos
tan lejos que sentir su calor
es como el vago recuerdo de tu voz,
esa voz que ilumino mi espacio
cuando por primera vez me hablo.
Me encuentro buscando
una explicación a mi falta de valor,
no la encuentro,
y sólo queda un interminable sueño
del cual eres la dueña.
Texto agregado el 19-06-2007, y leído por 118
visitantes. (2 votos)