Inicio / Cuenteros Locales / trotski / Texto definitivo de la alternativa al suicidio
Sabe el asfalto
que poco o nada
sabe de los pasos.
Las ruinas arruinadas
por hombres descarados.
Hombres y tan sólo ellos;
hombres.
Cada leproso tiene su miembro más preciado. Lo mima y lame con sumo aprecio esperando el milagro de sanar. Al tiempo, antes o después, éste se desprenderá de su cuerpo mutilado de llagas. Otro miembro repondrá la pérdida, no física sino afectiva. Lo mimará, lo lamerá y volverá a caer. Todo cae. No hay imperio que perdure. Grecia, Roma, España: profunda basura mediterránea. ¿Por qué entonces se puede esperar el milagro de la salud? Acaso, ¿un leproso es más poderoso que un imperio? Quizás Marx o cualquier incompetente utópico pensase así pero ¿puede vivir lo que muere constantemente?
Cuando los caminos se entrecruzan el tedio y el desprecio afloran; el deseo de besar en los labios a todos los viajeros sin destino que encuentras en el metro. Viejos, putas, monjas, jóvenes disformes: a cada cual más repulsivo.
Nada hay más indecente que un humano frente a los ojos de quien ya nada siente (ni nihilista es). ¿Cuántos caminos quedan por recorrer para que la vida diga no a la existencia? ¿Cien, mil? ¿Importa la cifra?
¿Qué importa?
El capital, el sexo, la mercancía que rodea esta sala: estúpidos neoliberales.
El arte, la libertad y el jazz, la copa de vino sobre la mesa y una frase que se desprende de los labios de una joven con la boina caída hacia un lado: bastardos “artistas”, “progresitas”, analfabetos de todo.
Cada cual a lo suyo.
El tiempo lo enseña todo…
menos morir con dignidad.
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Texto agregado el 18-06-2007, y leído por 116
visitantes. (1 voto)
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Lectores Opinan |
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03-09-2007 |
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MUY BUENO sorias |
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