El lado izquierdo
(La recámara de David. La cama está al centro, y junto hay una cajonera con un teléfono inalámbrico. Es de noche y sólo entra una tenue luz por la ventana. David está acostado, pero se alcanza a ver que tiene los ojos abiertos. Se abre la puerta)
MAMÁ: (desde la puerta) ¿David, estás despierto?... Oí ruidos ¿fuiste tú? (Mira hacia la cama, espera en vano) Bueno, voy a ver abajo. (sale y cierra la puerta)
(Hay un momento en silencio, solo se oyen los pasos de su mamá yendo a la sala. Más silencio. Luego se oye que la mujer empieza a gritar, pero inmediatamente se deja de oír. Se oyen golpes abajo, luego pasos de gente corriendo)
MAMÁ: (se oye, histérica) ¡Damián!¡Damián!... (se oyen más golpes. David se levanta, abre la puerta y se encuentra a Damián)
DAMIÁN: (sujeta a David de los hombros con fuerza) ¡No vayas a salir! ¡Quédate en tu cuarto! (Empuja a David adentro y le cierra la puerta. Un momento después se oye un fuerte golpe, y pasos corriendo hacia arriba por las escaleras)
DAVID: (descuelga el teléfono y ve que la línea está muerta) ¡Maldito teléfono! (Corre, abre la ventana y trata de escapar por ahí, pero entra un hombre y lo toma del cuello de la camisa. David se defiende y lo golpea en la cara, pero el hombre lo tira al piso. Empieza a patearlo. Entra un segundo hombre con un bat y lo golpea con ira. David queda inconsciente. El primer hombre se aleja un poco y saca una pistola, le apunta a David)
HOMBRE #2: (al hombre 1) ¡No seas imbécil!
HOMBRE #1: ¡me rompió la boca!
HOMBRE #1: ¡lárgate y sube lo que puedas a la camioneta! (Le quita la pistola, y se tranquiliza un poco) No hacemos las cosas así... ya hubo mucho escándalo, no tenemos tiempo. (Los dos hombres salen aprisa. En eso se escucha una alarma)
(El cuarto de David, la alarma del despertador está sonando. David se despierta sobresaltado y se sienta. Apaga el despertador. Se vuelve a acostar. Tras un momento se abre la puerta)
MAMÁ: (entrando) ¿ya te vas a levantar David? Luego se te hace tarde...
DAVID: (sin moverse) ajá...
MAMÁ: (se acerca a la cama) ¿qué te pasa, porqué tienes esa cara?
DAVID: nada... (se sienta en la cama) tuve una pesadilla (se levanta y saca su uniforme de un cajón, lo avienta a la cama y sale al baño)
MAMÁ: ay David... No es para que te pongas así
DAVID: (desde el baño) ¿qué dices?
MAMÁ: (más fuerte) Que no te pongas así
DAVID: ¿cómo así?
MAMÁ: no creas que no te conozco, andas preocupado
DAVID: ah (entra al cuarto, toma la ropa, espera un momento y mira a su mamá) mamá...
MAMÁ: bueno, ya me voy, pero no te pongas así, nadamás es un sueño. (sale del cuarto y cierra la puerta. David se viste pero tiene rostro de preocupación. Toma su mochila y sale del cuarto)
(El salón de clases. Hay otros alumnos. Entra David y se encuentra a Nayeli en la puerta)
DAVID: ¡hola! (Nayeli le da un beso en la mejilla) por fin es viernes ¿no?
NAYELI: si, pero ya quiero que el profe dé los resultados del examen, a ver cómo me fue...
DAVID: yo no me preocupo de eso (saca un sándwich)
NAYELI: ay, porque a ti no te importa (ve el sándwich) ¿De qué es?
DAVID: de atún, pero no invito
NAYELI: (sarcástica) gracias... (entra el profesor. David va a su lugar y sigue comiendo, Nayeli se sienta atrás de él. Sigue entrando gente)
PROFESOR: (sarcástico) bueno, ya sé que no durmieron por estar pensando en su calificación (David saca un walkman y lo empieza a oír) Aquí las traigo (saca un fajo de papeles y se lo da al primero de la fila, quien los empieza a repartir)
Nayeli: el momento de la verdad
DAVID: (se quita un audífono) ¿qué?
NAYELI: ah, gracias por el caso (David y Nayeli reciben sus exámenes)
DAVID: ajá (se vuelve a poner el audífono. Se acaba el sándwich)
NAYELI: (su examen tiene un 9.3) Bueno, no me fue tan mal
DAVID: yo no me quejo (le muestra su examen: 5)
NAYELI: Deberías de estudiar más, esa calificación es de mediocres
DAVID: mmm...
NAYELI: uy, qué delicado ¿pues que nunca estudias?
DAVID: ...
NAYELI: ¿pues qué traes?
DAVID: nada, es que tuve una pesadilla anoche
NAYELI: ah, y ya por eso me tiras de a loco
DAVID: no es eso, es que fue muy real...
NAYELI: (lo interrumpe) ni me platiques, no me interesa...
PROFESOR: (desde su escritorio) a ver, esos dos que están platicando, háganme el favor (Nayeli se sale) señor Ramos...(David se levanta y sale)
(De regreso en la casa de David. Entra a su cuarto y deja sus cosas a un lado. Entra su mamá)
MAMÁ: ¿cómo te fue en la escuela mi hijo?
DAVID: bien (se acuesta en la cama) aburrido, ya sabes
MAMÁ: bueno, lávate las manos, ya vamos a comer
DAVID: ahorita no tengo hambre (se da vuelta y se acomoda) luego bajo
MAMÁ: bueno, pero ya sabes que a tu papá no le va a gustar verte ahí tan temprano.
DAVID: ajá (sale su mamá y cierra la puerta. Él se extiende en la cama. Se queda dormido)
(David está dormido en la casa de sus tíos, tiene la cabeza vendada. Está en la recámara, hay una cajonera de un lado. Junto a la cama hay una mesita. Entra Dolores)
DOLORES: (suavemente) David... (se sienta en la cama ) David... (David despierta)
DAVID: (con voz ronca) eh... eh...(trata de cambiar de posición, pero el dolor lo hace quedar inmóvil)
DOLORES: no te muevas. Quería ver si ya se te había pasado la inyección... ah, no te has de acordar. Te la dieron para traerte a la casa. El doctor dijo que ya no tiene caso que sigas en el hospital, y te dio un sedante para que estuvieras más tranquilo en el cambio. (le acaricia la mejilla) Dijo que a lo mejor no te acordabas, por el efecto de la medicina. (el tío se asoma por la puerta)
TÍO: ¿ya despertó?
DOLORES: (sin voltear) sí, y no hables tan fuerte, tiene que estar tranquilo
TÍO: (bajito) ah, bueno, date prisa que no tarda en llegar el abogado
DOLORES: ya voy... (suena el timbre)
TÍO: ¿ya ves?, ahí está (el tío y Dolores salen del cuarto. David sigue acostado. Sólo se oyen sus voces a lo lejos)
TÍO: buenos días licenciado
LIC: buenos días
DOLORES: pero pase, está usted en su casa
TÍO: vamos al grano licenciado, ¿cómo van las cosas?
LIC: señor Ramos... (hay un silencio incómodo. Se ve que David levanta un brazo, pero le tiembla. Luego el otro y lo mismo) todo se está complicando...
TÍO: (preocupado) ¿pero cómo? (David intenta levantarse, pero las piernas no le responden)
LIC: parece que su hermano... lo andaban investigando las autoridades
TÍO: ¡qué! (David logra sentarse repentinamente, apoyándose con los dos brazos atrás de la espalda, pero no deja de intentar mover las piernas y levantarse)
DOLORES: debe haber algún error...
LIC: no lo creo (David se acerca a la orilla de la cama) Parece que su hermano, señor, tenía negocios turbios (David se cae de la cama. Los tíos no le hacen caso)
TÍO: ¡no puede ser! (enojado) ¡eso no es cierto!
DOLORES: cálmate, deja que nos explique... debe ser un malentendido (David se sienta en el piso, sin usar las piernas. Sacude la cabeza)
TÍO: ay mi lolita, siempre tan ingenua... pero debe haber algo que podamos hacer, ¿no licenciado?, es el testamento de mi hermano
LIC: si ya lo sé, y le deja todo a su hijo David Ramos, pero las cuentas están congeladas y ya confiscaron la casa y los coches (David se frota los ojos con una mano, como tratando de ver bien)
TÍO: ¿pero cómo?... ¿es que no podemos hacer valer el testamento?
LIC: bueno, una parte ya está lista, ustedes quedan como tutores legales del muchacho (David escucha la conversación por un momento)
TIO: ¡pues claro, que les va a importar!, ya sabe como son los de la procuraduría... ese dinero ya debe andar en manos de los jueces y los magistrados
DOLORES: ¡la boca se te haga chicharrón!
LIC: cálmense, denme un poco de tiempo. Yo creo que con el estado del muchacho podemos recuperar una parte de su herencia, y además ustedes tendrían el control sobre los bienes. Él todavía es menor de edad
DOLORES: ¿y el seguro de vida de Damián? (David pierde el interés y trata de subirse a la cama, pero no puede ponerse de pie. Jala las sábanas con los brazos y empieza a escalar a la cama)
LIC: dicen que no hizo el último pago
TÍO: ¡malditos mentirosos! ¡son como los cuervos, nomás esperando a ver quien cae! (David se cae otra vez, arrastrando las sábanas al piso)
DOLORES: ¿y mientras? ¿cómo le vamos a hacer con los gastos médicos y la rehabilitación?
LIC: mientras tendrán que arreglárselas. Yo sé que es difícil...
TÍO: (lo interrumpe) ¡qué va a saber usted! ¡nadamás me trae malas noticias y de lo mío nada! (David intenta otra vez moverse, pero sólo se empieza a enredar en las sábanas)
LIC: señor, hago lo que puedo, pero debe usted comprender que no es fácil con esto que le está saliendo a su hermano después de muerto
TIO: pues sí, discúlpeme, ¡es que parece que Damiancito nadamás quería fregarnos!
DOLORES: ay, no hables así de tu hermano. El siempre habló bien de ti y te tuvo confianza, mira que dejarte a su hijo en caso de muerte no lo hubiera hecho cualquiera
TÍO: ¡pero si ese es el problema! ¡el chamaco está paralítico y de pilón tarado! (David se retuerce en el piso, entre las sábanas) si estuviera bien al menos lo mandábamos a trabajar, así de menos pagaba su comida, pero mira como quedó
DOLORES: ¡ya cállate, no sabes lo que dices! Además el doctor dijo que se va a recuperar
TÍO: ¡sí, pero eso cuesta, mujer! y yo ya tengo bastante con dos hijos que mantener
LIC: mejor regreso cuando haya algún avance con los trámites
DOLORES: si, yo creo que será lo mejor (David no deja de retorcerse, pero cada vez con menos fuerza)
TÍO: que sea pronto licenciado (hay una pausa y se oye que se cierra la puerta al salir el lic.)
DOLORES: ya verás que todo sale bien, nadamás es cuestión de tiempo
TÍO: ¡ay Dolores! ¡eso es lo único que sabes hacer, causarme dolores!...¡como si no tuviera ya bastantes! (David se queda dormido)
DOLORES: ay sí, pobre de ti, ¿y yo? ¿crees que no me afecta? ¿o tu vas a atender a tu sobrino? ¡ja! ¡eso si quisiera verlo!...¡si a tus propios hijos ve como los tienes!
TÍO: ¡ya cállate! Y luego dices que no andas buscando problemas
DOLORES: yo sólo te digo la verdad, a mí no me gusta el chisme (pausa) ¿qué, ya te vas? (se oye que se azota la puerta)
(El cuarto de David, se abre la puerta de golpe y se oye un estruendo. David despierta asustado. Entra Damián)
DAMIÁN: (desde la puerta) ¡nadamás esto me faltaba! (se acerca a la cama) ¡yo rompiéndome la espalda y tu aquí, echado como vaca! (toma a David del cuello de la camisa y cierra el puño, amenazando. David lo mira indiferente)
MAMÁ: (a lo lejos) ¡Damián! ¿qué le andas haciendo al niño?
DAMIÁN: (sin soltar a David y viéndolo fijamente) ¡niño! (sacude a David) ¡si ya casi es un hombre y míralo!...¡es un zángano!
MAMÁ: ¡ya déjalo en paz!
DAMIÁN: (susurrando) te salvaste esta vez (David no tiene ninguna expresión en el rostro) pero más te vale que te pongas a estudiar o a hacer algo de tu vida... (jala a David y lo acerca) porque si no (le da un último tirón a David y lo avienta a la cama. Se levanta y sale del cuarto)
DAVID: (en voz baja) ¡maldito maniático!
DAMIÁN: (desde afuera) ¡ya te oí! ¡dile eso a tu madre!...sin ofender, mi amor...
DAVID: (pone rostro de frustración) ¡argh! (se deja caer de espalda en la cama. Suena el teléfono. Se levanta y contesta) Bueno...(sin emoción) ah, hola Nayeli...no, no tengo nada que hacer...no creo que me den permiso, mi papá se acaba de enojar conmigo...pues no sé, ya sabes como es...nada más porque me encontró dormido...¿flojo, yo?...¿pues qué quieres que haga?...(enojado) ah, eso me lo dijiste en la escuela... lo dices porque tú te estas volviendo (en son de burla) “muy aplicada”...pues claro que puedo, Nayeli, me ofendes...mira, vamos a hacer una cosa...no, no vamos a apostar, de seguro no me van a dar dinero en un tiempo...mejor déjame decirte. Mira, si mi papá ve que trabajo más en la escuela, se va a callar la boca y me va a dejar en paz. A lo mejor hasta me compra coche... pues no estaría mal que tu tuvieras algo que ver... ¿en este momento?...bueno, te espero... adiós (cuelga. Sale del cuarto. Se oyen las voces desde afuera)
DAMIÁN: (autoritario) ¡hey! ¡¿a dónde?! Esta vez ya estabas advertido (se burla) “niño”. Vas a quedarte castigado en tu cuarto y te vas a poner a estudiar
DAVID: (enojado) ¡pero si eso iba a decirte!
DAMIÁN: ¡no me busques, porque me encuentras!
DAVID: (entra al cuarto) bueno aquí me quedo, (enojado) ¡al fin que ni quería salir! (se sienta en la cama. Cruza los brazos, enojado)
DAMIÁN: ¡pues más te vale! ¡y ojalá te vayas acostumbrando, porque no vas a salir de ahí hasta que dejes de haraganear! (entra al cuarto poniéndose el saco) ¡ah, y ya te has de haber enterado, hoy me citaron en tu escuela! (sale del cuarto) ¡me voy a enterar de todo lo que no haces! (entra otra vez al cuarto. Amenaza a David con dedo de padre regañón) ¡y ya verás como te va cuando regrese! (se da la vuelta y sale otra vez)
DAVID: (en voz baja) uy que miedo
DAMIÁN: (desde afuera) ¡ya te oí! ¡síguele, me las a pagar todas juntas! (David se tira de espaldas a la cama y suspira. Entra su mamá)
MAMÁ: (desde la puerta) Oye David... (David ni siquiera voltea. La mamá se sienta en la cama) no deberías hacer enojar así a tu papá. Ya tiene bastantes preocupaciones; además mira todo lo que te ha dado, por eso a veces piensa que lo ves nadamás para pedirle dinero. Pero date cuenta de que todo lo que te dice es por tu bien, porque te quiere...
DAMIÁN: (afuera) ya me voy. (entra al cuarto y ve a la mamá) ¡y no lo consientas mientras no estoy!, no se lo merece, es un irresponsable (se da la vuelta) hasta me da pena que sepan que es mi hijo (sale del cuarto)
DAVID: (se levanta en cuanto Damián sale) ¿ya ves mamá? hasta dice: (remedando a Damián) ¡me da pena que sepan que eres mi hijo!
DAMIÁN: (a lo lejos) ¡ya te oí! ¡no me estés remedando! (se oye que sale y azota la puerta)
DAVID: ¡y además está paranoico!
MAMÁ: ay David, por favor, ponte en su lugar. Imagínate lo que siente de verte siempre perdiendo el tiempo. Por eso deberías ponerte a hacer algo
DAVID: ¡con tal de que me deje en paz...!
MAMÁ: mírate, además eres un cínico. Nadamás ponte a pensar cuanta gente no quisiera lo que tu tienes. Cuantos niños de tu edad quisieran ir a una buena escuela, como tú. Además, te la pasas ahí acostado, durmiendo hasta que te cansas de dormir, pero lo que no ves es que hay gente que de veras no se puede mover, y ya quisieran tener tus piernas para caminar, ¿pero tú? No vas a aprender hasta que estés viejo y en silla de ruedas, entonces sí vas a andar llorando por todo el tiempo que perdiste. No aprovechas lo que tienes, y tanta gente ya quisiera la mitad
DAVID: ¡pues dáselo! (se vuelve a acostar) ¡y que les aproveche!
MAMÁ: ay David (David se tapa los oídos) tú no tienes para cuando (suena el timbre y la mamá se levanta) pero ya verás cuando tengas hijos. (sale del cuarto) todo se te va a regresar
DAVID: (para si) sí, como no
MAMÁ: (desde afuera) yo también te oigo David, pero no digo nada
DAVID: (desvía la mirada hacia arriba, frustrado) ¡ay!
MAMÁ: ¡David, te buscan!
DAVID: (se asoma por la puerta) ¿es Nayeli, no? Dile que pase
(sale del cuarto) ¡hola! Siempre sí viniste
NAYELI: sí David, (entran al cuarto. Ella lleva una mochila) pero no me voy a quedar
DAVID: ¿entonces?
NAYELI: mira, te voy a ayudar en la escuela, pero no te lo voy a hacer todo. (saca una libreta) Te traje mi libreta de apuntes para que completes la tuya... si tienes. Luego repasas, si quieres, y el lunes me preguntas si tienes alguna duda (le da la libreta)
DAVID: pero, podemos platicar un rato ¿no?
NAYELI: no, no te conviene. (se da la vuelta y sale) Tienes que empezar desde ahorita, todavía puedes pasar
DAVID: (va tras ella) ¿por qué me haces esto?
NAYELI: porque yo sé que tú puedes
DAVID: si no lo supieras, no serías mi amiga ¿o sí?
NAYELI: y tampoco sería tu amiga si no te ayudara, pero no te voy a pasar las respuestas en el examen
DAVID: ¿pero por qué no quieres platicar?
NAYELI: no tengo tiempo (se oye que abre la puerta) ¡adiós señora!
MAMÁ: adiós Nayeli (se oye que se cierra la puerta)
DAVID: (enojado) ¡ay mamá! ¿qué le dijiste?
MAMÁ: ¿yo? Nada
DAVID: (entra al cuarto) ¡como si no supiera cómo eres! (cierra la puerta de golpe) ¡ahora hasta Nayeli! (deja la libreta a un lado y se avienta a la cama. Toma una revista. Pasa un momento y voltea a ver la libreta, la abre) ¡vamos a ver, con tal de que todos me dejen en paz por un día! (se sienta y empieza a leer con atención) “la hipotenusa es el lado opuesto al ángulo recto en un triángulo rectángulo”, facilísimo (pasa otra página) el teorema de Pitágoras, esto es del año pasado... seno, coseno y tangente (se queda pensando. Su mamá abre la puerta discretamente. David saca su libreta y empieza a escribir. Es zurdo)
MAMÁ: ya ves, era lo que necesitabas
DAVID: y dices que no tuviste nada que ver
MAMÁ: bueno, no te interrumpo (sale y vuelve a cerrar la puerta)
DAVID: ¡ah que chismosa!
MAMÁ: (afuera) ¡una madre nunca descuida a sus hijos!
DAVID: a ver, el seno entre el coseno es igual a la tangente, obvio (sigue leyendo en silencio por un rato y tomando apuntes. Se ve, por la ventana, que empieza a anochecer. David va tomando diferentes poses para leer mejor la libreta. Anochece)
MAMÁ: (afuera) ¡David!...¡baja a cenar!
DAVID: (sin dejar de leer) ¡voy! (sigue leyendo. Pasa un rato)
MAMÁ: David (entra al cuarto con una charola que tiene un vaso de leche, unas conchas y un plato) te traje de cenar, porque parece que no vas a bajar
DAVID: (desinteresado) ajá
MAMÁ: (pone la charola junto al teléfono) ¿y cómo vas?
DAVID: bien
MAMÁ: bueno, no se te olvide comer, te va a hacer falta. (sale. David sigue estudiando, pero decide comer algo. Se acerca a la charola y se empieza a comer una concha)
MAMÁ: (afuera) ¡David!...¡ya llegó tu papá!
DAMIÁN: (entrando) me entretuvieron mucho en tu escuela (David deja la concha, pero sigue masticando) me dijeron que muy apenas vas pasando, y que tu actitud no te ayuda nada (se le acerca a David) ¿qué voy a hacer contigo? (se sienta en la cama) a ver, dime ¿qué tengo que hacer para que me hagas caso? (se levanta y va a la ventana) sólo me queda una cosa (voltea y muy serio ve a David) te vas a ir de la casa (David escupe la concha) pero no creas que son vacaciones
DAVID: ¡pero si ahorita mismo estoy...!
DAMIÁN: ¡no me interrumpas!...te vas a ir en este momento... (se le acerca a David, él retrocede) y vas a regresar hasta que estés dispuesto a obedecerme y a demostrarme interés en tus estudios (David se levanta, pero Damián lo vuelve a sentar) ¡a ver si así aprecias todo lo que tienes y te empieza a importar un poco tu futuro! (David se levanta y sale corriendo)
MAMÁ: ¡David! ¡espérate! ¡no te vayas! (se oye que se azota la puerta al salir David) ¡qué te pasa! (entra al cuarto) ¡estás loco! ¿quieres que lo maten en la calle? ¿adónde se supone que va a ir?
DAMIÁN: ¡ese no es mi problema!
MAMÁ: ¡cállate y ve por él!
DAMIÁN: ¡se merece eso y más!
MAMÁ: ¡tiene razón tu hijo, eres un maldito maniático! (sale del cuarto. Damián se sienta en la cama y se queda un momento pensando, enojado)
DAVID: (se oye por la ventana) ¡mamá... mamá!...(Damián se sorprende) ¡necesito el teléfono! (Damián se levanta y va a la ventana, pero se detiene. Toma la cobija de la cama y la echa por la ventana) ¡gracias mamá!...me voy a quedar en la cochera... ¿y el teléfono? (Damián sale del cuarto) ¡mamá!
(La casa de los tíos. David sigue en el piso, enredado en las sábanas, dormido. Entra Joel vestido con su uniforme escolar)
JOEL: (sorprendido) ¿mamá? ¿quién es este que está en mi cuarto? (se agacha y mira a David) además parece que está enfermo...
DOLORES: (a lo lejos) ¡ah Joel, ya llegaste! (entrando al cuarto) pero si es tu primo David, ¿qué ya no lo reconoces? (se sorprende) ¡ay David, mira lo que hiciste! (se agacha y le ayuda a David a levantarse. Mira a Joel) no te quedes nadamás viendo, ¡ayúdame! (ponen a David en la cama)
JOEL: ¿pero que no estaba en el hospital?
DOLORES: ya ves que no (a David) ¿de dónde sacaste fuerzas para llegar hasta allá? Eso quiere decir que ya no te duele tanto (va y recoge las sábanas) no vuelvas a hacer esto, ya ves como se pone tu tío (sale del cuarto) además ya es tarde, y va a venir a verte tu amiga Nayeli, ya ves que no la dejaron entrar a terapia intensiva (entra al cuarto con un vaso de agua. Se lo da a Joel) Dáselo
JOEL: toma, has de tener sed (David toma el vaso, pero le tiemblan las manos. Joel le ayuda)
DOLORES: ¿y Araceli? ¿dónde dejaste a tu hermana?
JOEL: (pone el vaso en el librero) no sé, ella se viene por su lado
DOLORES: ah, claro
JOEL: oye ¿y se va a quedar aquí?
DOLORES: ¿quién? ¿tu hermana? Pero si aquí vive
JOEL: no mamá, David
DLORES: claro, ¿no sabías? Tu tío Damián nos dejó a tu papá y a mí como tutores de su hijo, en caso de ... pues ya sabes
JOEL: ¿y dónde se va a quedar?
DOLORES: todavía no sabemos
JOEL: nadamás con que se esté quieto de ahora en adelante...
DOLORES: ¡como se nota que no sabes lo que dices, si lo que le hace falta es moverse!
JOEL: ¡como si algún día fuera a poder!, ¡además está zafado!
DOLORES: ¡ya cállate, no me hagas enojar! Además vete acostumbrando, que tú lo vas a llevar a su rehabilitación
JOEL: ¡qué! ¿por qué?
DOLORES: ¿por qué no? tu papá no está a esa hora y tú ya estás lo suficientemente grandecito para manejar, ¿o necesitas ayuda?
JOEL: pero no es justo
DOLORES: ¡ja! A David no le vas a andar hablando de justicia... (sale del cuarto) y cámbiate, que ya casi es la hora. No puede llegar tarde a su primera sesión
JOEL: (sacando una camisa de un cajón) ¡más te vale que te recuperes pronto, Zafado!. No la voy a hacer de chofer para siempre... ¡y menos de ti! (se empieza a cambiar la camisa. Suena el timbre)
DOLORES: (va entrando) ¡Joel, ve a abrir! (Joel sale del cuarto abotonándose. Dolores saca una playera del cajón. Se oyen las voces)
ARACELI: ¡mamá ya llegué! (a Joel, enojada) ¿y a ti qué te pasa? ¿por qué me dejaste en la escuela?
JOEL: ¿no que no querías que te trajera? (Dolores le pone la playera a David)
ARACELI: ¿cuándo dije eso?
JOEL: ah, entendí mal (entra al cuarto. Araceli viene detrás de él, vestida con su uniforme)
ARACELI: ¡ay míralo mamá! ¿para qué le prestas el coche si no me trae de la escuela?... Me tuve que venir con una amiga
JOEL: ¡es que siempre te quedas platicando!
ARACELI: ¡no es cierto! A ver, dime ¿y cómo le hice para llegar tan pronto?...¡si veníamos atrás de ti, nadamás que tú manejas a mil por hora!
JOEL: ¡no es cierto, mamá! (voltea y ve a David) ¿qué hace el Zafado con mi playera puesta?
DOLORES: no tiene ropa (saca de otro cajón unos tenis)
JOEL: ¡y mis tenis nuevos!
DOLORES: (sienta a David en la cama) necesita zapatos cómodos
ARACELI: (enojada) ¡mamá, no me estás haciendo caso! (Joel sale enojado)
DOLORES: no, no te estoy haciendo caso Araceli (poniéndole los tenis a David) se le está haciendo tarde a David ¿nos vas a acompañar?
ARACELI: ¡no!
DOLORES: no era pregunta (suena el timbre) ¡Joel ve a ver quién es!
JOEL: (afuera, sarcástico) ¡sí, estoy para servirte! (vuelve a sonar el timbre) ¡voy! (Dolores le amarra las agujetas a David)
NAYELI: ay, pensé que ya se habían ido... tú eres Joel ¿verdad?
JOEL: eso depende, ¿tú quién eres?
NAYELI: ah, si, soy Nayeli, amiga de David. En el Hospital me dijeron que sus tíos lo habían traído a su casa y me dieron ésta dirección...
JOEL: ya veo
NAYELI: ¿si es aquí?
DOLORES: ¡ya déjala pasar Joel! (a Araceli) Déjame ir a ver a Nayeli. Mientras cámbiate (sale del cuarto, atrás de ella sale Araceli) ¿cómo estás Nayeli? Ya no te había visto... ah, y perdón por no avisarte que nos trajimos a David, ya ves que con las prisas...
NAYELI: no se preocupe. ¿Dónde está?
DOLORES: acá, ven (entran al cuarto. Nayeli lleva una mochila. David no deja de mirarse los pies)
NAYELI: (seria) hola David... ¿cómo estás?
DAVID: (con voz ronca. Habla con dificultad) ho..la
DOLORES: bueno, los dejo. Voy a ver que Joel esté listo (sale)
NAYELI: y que tal... ¿te sientes mejor aquí?
DAVID: no (mueve la cabeza enfáticamente) no
NAYELI: mira... (busca en su mochila y saca un paquete envuelto en aluminio) te traje un sándwich de atún, como nunca me invitabas... (se lo da, pero cuando David intenta tomarlo le tiembla la mano) mejor después (lo vuelve a guardar) también te traje tu walkman. Me lo habías prestado y no te lo devolví (lo saca de su mochila y lo pone en la mesita. Se sienta en la cama) ¿sabes? (casi llora. Se abrazan) pensé que estabas peor...ya te quería ver...(le da un beso en la mejilla) te extrañé... (lo toma de las manos) pero ya te estás aquí otra vez... (se voltea a buscar en su mochila para limpiarse las lágrimas sin que David la vea) ...también te traje...(saca un pañuelo y discretamente se limpia la cara)...creo que se me olvidó...(entra Dolores)
DOLORES: (entra con las muletas de David) apúrense, ya nos tenemos que ir
NAYELI: sí (se oye un claxon)
DOLORES: ¡ya cállate Joel, ya vamos! (le ayudan a David a levantarse y ponerse las muletas. Lentamente salen del cuarto)
DOLORES: ¿vas a venir?
NAYELI: sí
DOLORES: eres muy considerada
(Hay un oscuro mientras se cambia de escenografía y sólo se oyen las voces afuera, en el coche y de camino al centro de rehabilitación)
DOLORES: ¿cómo crees que ahí vamos a caber, Joel? ¡trae la camioneta!
ARACELI: si quieren yo me quedo
DOLORES: no te vas a quedar, su familia lo tiene que acompañar. Tenemos que conocer a los doctores, a sus maestros y hay que ver si nos dan instrucciones para cuando esté en la casa. Quiero que ustedes se fijen en cada cosa
NAYELI: yo traigo una libreta, puedo anotarlo todo...
DOLORES: gracias, pero no te molestes. Mis hijos son muy acomedidos ¿verdad Araceli?
ARACELI: (fastidiada) sí mamá
DOLORES: no, Araceli. Las cosas se hacen bien o no se hacen, por eso vas a ir y de buen modo (se oye un motor) a ver, ayúdenme a subirlo... ábrele la puerta hija... ahora empújalo... tú Joel dale la mano
DAVID: (se oye que se cae) ¡ay!
NAYELI: ¡por Dios!
DOLORES: ¡ya ven, ya lo tiraron! ¡si para eso si están bien puestos! ¡ayúdenme a levantarlo, no se queden ahí mirando!
JOEL: ahí déjenlo ¿para qué se molestan?
DOLORES: ¡mejor cierra la boca, o te la rompo!
DAVID: ¡ay!
NAYELI: no lo jalen, ayúdenle ¿no ven que lo lastiman?
ARACELI: no, ya no se puede más
DOLORES: ¿tú también? De veras que ya no tiene respeto por nada
JOEL: bueno, cuando quieran nos vamos
DOLORES: déjalo que se acomode
ARACELI: ¿ya?
DOLORES: si, ya podemos irnos (se oye que arranca la camioneta. Hay un momento de silencio)
JOEL: cuánto silencio ¿no? vamos a poner un poco de música (se oye que prende el radio y pone música pesada)
ARACELI: ¡ay, cómo pones eso! (le cambia al radio y se oye una balda romántica) esto sí es música
JOEL: ¡deja eso! (le regresa a la estación de música pesada)
ARACELI: ¡qué te pasa! (busca otra estación y se oye música en inglés)
JOEL: ¡no!
DOLORES: ¡ya dejen de pelearse, vamos a oír lo que yo diga! (busca una estación, se oye una canción de los Beatles) ¡y ahí le dejan!
JOEL Y ARACELI: (a coro) ¡mamá!
NAYELI: dice David que le molesta el ruido
DOLORES: ¿ya ven? Lo único que saben hacer es molestar a su primo ¿él qué culpa tiene?
ARACELI: ¿cuánto falta?
JOEL: es del otro lado de la ciudad
ARACELI: ¡ash!
DOLORES: no te quejes. Imagínate que hubieras sido tú ¿te gustaría que tus primos actuaran así?
(Se ilumina la escena. Es un salón del centro de rehabilitación. Atrás hay una mesa llena de cosas y un librero. Hay una mesa grande al centro, y ahí están sentados Sofía, Moisés y Alejandra, trabajando en sus carpetas. Carmen está de pie, atrás de ellos, supervisando su trabajo)
MOISÉS: maestra, no entiendo
CARMEN: (se acerca) a ver... es el mismo tipo de ejercicio que has estado haciendo toda la semana (le toma la mano y guía su lápiz) mira, tienes que unir los dibujos con su nombre escrito. (tocan a la puerta) Pase (entra Dolores)
DOLORES: buenas tardes, soy la tía de David Ramos. Usted es la maestra Carmen ¿no?
CARMEN: sí, buenos días señora (entra David) hola David
DAVID: hola
DOLORES: mira David, ella va a ser tu maestra
CARMEN: así es. Te voy a presentar a los demás alumnos (a los niños) vengan, conozcan a su nuevo compañero (los niños dejan lo que están haciendo y se acercan corriendo)
MOISÉS: ¿cómo te llamas?
DAVID: David
CARMEN: espérenme, déjenme presentarlos (señala a los niños cuando dice su nombre) Sofía, Moisés y Alejandra. Y él es David Ramos
ALEJANDRA: (le secretea a Sofía) ¿ya te fijaste? Está calvo, por eso trae vendada la cabeza
CARMEN: niñas, guarden silencio (a Dolores) bueno señora, yo creo que es mejor que vaya a ver al doctor de David, para que le diga como va. Mientras vamos a empezar el curso
DOLORES: Sí, gracias, hasta luego. Adiós David, vamos a venir por ti (sale del salón)
DAVID: adiós
CARMEN: a ver, regresen a su lugar (los niños se van a sentar)
MOISÉS: (se da la vuelta) ¿y qué te pasó en la cabeza?
DAVID: (lo mira seriamente) me...me...un accidente....
CARMEN: Moisés, ve a trabajar.
MOISÉS: sí señorita (se da la vuelta y va corriendo a sentarse)
CARMEN: a ver David, ven a sentarte (se adelanta y acerca una silla a la mesa. David se sienta)
DAVID: gracias
CARMEN: todavía no me llega tu expediente, ¿qué me puedes decir?
DAVID: ¿de qué?
CARMEN: de porqué viniste a esta clase
DAVID: bueno, mi tía dijo que era mi rehabilitación ¿se equivocó?
CARMEN: no, ¿pero es todo lo que te dijo?
DAVID: sí
CARMEN: mira, esta es una clase especial... de readaptación de niños que han tenido problemas
DAVID: (confundido) ¿problemas?
CARMEN: bueno, no precisamente, no te asustes. Es una clase para gente como tú, que necesita ayuda para alcanzar el nivel de los demás...
DAVID: (sin entender) ajá...
CARMEN: mira, vamos a empezar ¿cuántos años tienes?
DAVID: 16... creo...
CARMEN: ¿no estás seguro?
DAVID: sí... no... bueno, lo que pasa es que casi acabo de salir del hospital. Mi tía me dijo que me habían dado un sedante o algo así... todavía no me siento bien
CARMEN: ¿sabes leer y escribir?
DAVID: sí
CARMEN: ¿sí? A mí me dijeron otra cosa (toma un libro de la mesa) ¿qué dice aquí?
DAVID: mmm... ah... eh... (confundido) creo que no sé, pero me acuerdo que sí sabía... hasta era zurdo
CARMEN: eso es, debe ser por lo que te pasó, tu... accidente. El médico me dijo que te había afectado, y que podías tener lagunas mentales... (los otros niños murmuran, mientras David habla con Carmen)
SOFIA: (a Alejandra, en voz baja) ¿ya ves? Está peor de lo que pensaba
ALEJANDRA: si, yo creo que está loco
MOISÉS: (sin dejar de escribir) ay, si habían de ser mujeres, ¡chismosas!
DAVID: ¿qué?
CARMEN: que tal vez hayas olvidado cosas, como leer, por ejemplo. Pero según me he dado cuenta, no es grave, no te preocupes, para eso estás aquí. ¿sólo se te olvidó leer? ¿sabes sumar y restar?
DAVID: no sé, no lo he intentado
CARMEN: bueno, ye veremos más tarde. Mira David, tú eres el mayor de mi clase, no sólo de edad... creo que también estás muy consciente... creo que te voy a tener que dar un trato especial ¿quieres que sea muy sincera contigo?
DAVID: ¿cómo?
CARMEN: mira, estoy segura de que tú tienes... una inteligencia... casi normal
DAVID: (enojado) ¿cómo que casi?
CARMEN: es lo que te estoy preguntando, si puedo ser muy sincera contigo... tú mismo te vas a dar cuenta de que estás muy avanzado respecto a un niño de ocho años, pero acabas de ver que no sabes leer, por eso no estás tan avanzado como deberías estar a tu edad
DAVID: (angustiado) ¿como tarado?
CARMEN: no, no es lo que quiero decir... si te das cuenta, no puedes estar... tarado ¿o sí?...(David permanece muy serio) ¿o sí?
DAVID: no
CARMEN: eso es lo que te quiero decir, por eso quiero ser sincera contigo, porque yo sé que para ti va a ser más fácil aprender y el día que no puedas voy a insistirte más, porque si no vas a estar aquí más tiempo ¿qué te parece?
DAVID: bueno
CARMEN: por ahora vamos a ver que tanto te acuerdas de hablar. Es muy bueno que todavía puedas hablar y caminar, ¿ves como no puedes estar tan mal? (busca algo en su libro) mira, es un libro de poemas. Vamos a empezar por tu vocabulario, me dices cuando no entiendas (lee en su libro) “piececitos de niño, azulosos de frío, ¡cómo os ven y no os cubren, Dios mío! (ve a David) ¡piececitos heridos, por los guijarros todos, ultrajados de nieves y lodos” (ve a David)
DAVID: ¿guijarros?
CARMEN: si, son pequeños pedacitos o piedritas ¿acostumbrabas leer algo?
DAVID: pues creo que no
CARMEN: mmm (cierra e libro) bueno, entonces creo que esto no nos ayudará mucho, no podemos sacar conclusiones...
ALEJANDRA: (murmura) ya ven, ya le hizo algo a la maestra, porque ya no nos hace caso
MOISÉS: lo mismo pasó cuando llegaste tú
DAVID: ¿entonces?
CARMEN: mira, tenemos que ponerte al corriente de todo. Vas a tener que hacer ejercicios de caligrafía para que empieces a escribir, y vas a tener que a prender a leer. Hay que repasar matemáticas, y ya luego vamos pensando en lo demás. Tenemos tiempo, pero no mucho, para que el próximo año regreses a clases normales. Vamos a empezar por lo más sencillo: contar (se levanta y va a la mesa de atrás y vuelve con una caja llena de canicas. Saca tres) dime ¿cuántas son?
DAVID: ¿cuatro?
CARMEN: no se trata de adivinar, David. De veras se te olvidó contar
DAVID: (sorprendido) creo que sí
CARMEN: vamos a empezar (pone una canica) mira, aquí hay una, repítelo
DAVID: una
CARMEN: tómala y mírala bien (se la pone en la mano) una
DAVID: una
CARMEN: (le da otra) ahora son dos
DAVID: dos
CARMEN: (le da otra) tres
DAVID: tres
CARMEN: (le da otra) cuatro (le da otra) cinco
DAVID: cinco
CARMEN: ahora (le da otra) seis
DAVID: seis
CARMEN: dámelas (David se las da y ella las mete en la caja) toma tres
DAVID: (saca cuatro) ¿tres? Ah, no (quita una) tres
CARMEN: ahora toma cinco
DAVID: (saca cinco) cinco
CARMEN: bien, vas bien. Ahora cuéntalas hasta que sean seis
DAVID: (las va sacando de una en una y las cuenta, hasta seis) ya
CARMEN: bien, ahora ¿sabes que número sigue?
DAVID: (dudando) siete... ocho...¡no, siete!
CARMEN: si, de algo te acuerdas. Eso está muy bien
MOISÉS: (gritando) ¡ya ven, no está loco!
CARMEN: ¡Moisés!, qué te dije
MOISÉS: (arrepentido) perdón maestra, es que ellas andaban diciendo que él esta loco, pero ya dijo usted que no...
CARMEN: (a David) no te sorprendas, así son las cosas aquí
DAVID: (sorprendido) ajá
CARMEN: a ver, niñas, ¿qué estaban diciendo?
SOFIA: Alejandra empezó, dijo que estaba calvo
ALEJANDRA: ¡pero Sofía dijo que estaba loco!
SOFIA: ¡no es cierto!
CARMEN: ya dejen de pelearse y compórtense ¿no ven que David acaba de llegar y tengo que ponerle atención?
MOISÉS, SOFIA y ALEJANDRA: (a coro) sí maestra
CARMEN: creo que sería mejor dejar que se conozcan, David
DAVID: sí
CARMEN: a ver, primero tú Sofía
SOFIA: yo me llamo Sofía Álvarez Louzeau y mi mamá es de Milán. Cuando sea grande voy a regresar a vivir a Italia (mira a Alejandra) y de seguro alguien me va a seguir
CARMEN: ahora tú, Alejandra
ALEJANDRA: yo soy Alejandra Morales Álvarez, y soy prima de Sofía, pero ya nos vamos a divorciar
CARMEN: Moisés, sigues tú
MOISÉS: yo soy Moisés y no me gusta que me digan “Moi”. Me da mucho gusto que hayas venido porque estas dos son unas chismosas
CARMEN: ¡Moisés!
MOISÉS: pero si es cierto, maestra
CARMEN: bueno, no importa, sigo yo. Me llamo Carmen Zavala y soy su maestra. Espero que se lleven bien porque vamos a estar juntos por lo menos un año. Ahora vas tú David
DAVID: (preocupado) me llamo David Ramos... mmm...
CARMEN: no te preocupes, vas a ver que dentro de poco tiempo nos conocemos mejor. ¿Qué les parece si por hoy no tenemos clase?
MOISÉS: ¡sí!
CARMEN: podemos jugar memoria (va al librero y trae una caja)¿te acuerdas de este juego David?
DAVID: no
CARMEN: (saca las tarjetas y las empieza a acomodar) es muy fácil. Mira, las tarjetas tienen una figura, y hay dos que tienen la misma. Cuando sea tu turno, vas a darle la vuelta a dos tarjetas y a buscar las dos que sean iguales. Si encuentras un par puedes buscar otro, y si no, es turno de otra persona. Gana el que tenga más pares
DAVID: sí
ALEJANDRA: yo primero (empiezan a jugar) a ver, este es un perro...
MOISÉS: ¡un perro! (a David) ¿tú tienes un perro?
DAVID: no
MOISÉS: ¿porqué? Todos tienen que tener un perro
DAVID: ¿sí?
MOISÉS: si, son muy buenas mascotas. Yo tengo uno que se llama Moisés
DAVID: ¿cómo tú?
MOISÉS: (en son de burla) ay, claro que no es como yo, es un perro (David lo mira, confundido)
CARMEN: vas tú David (empiezan a jugar. Después de un momento se oye que suena un timbre)
CARMEN: bueno, se acabó la clase. Nos vemos mañana (los niños se despiden de la maestra y salen. David se queda sentado, esperando)
DOLORES: (entrando) ay, se me estaba haciendo tarde.
DAVID: (levantándose) ¿ya nos vamos?
DOLORES: sí
CARMEN: (acercándose) señora ¿qué le dijo el Doctor?
DOLORES: me dio muchas explicaciones, pero no dijo nada nuevo. Insistió en que tenemos que cuidarlo para que se mejore
CARMEN: bien. Yo quisiera pedirle, si se puede, que en su casa le ayuden a aprender a leer. Es muy importante, y nos ahorraría tiempo para más cosas
DOLORES: sí, eso haremos
CARMEN: gracias (a David) nos vemos (sale del salón)
DOLORES: ahora es hora de ir a tu rehabilitación física (salen del cuarto)
(Hay un oscuro mientras se cambia le escenografía y se oyen las voces a lo lejos)
DOLORES: ¿y cómo te fue hoy?
DAVID: bien
DOLORES: que bueno, ojalá que aprendas muchas cosas. Digo bueno por ti, no por mí. Yo no soy como tu tío, ya ves como se pone él. Pero no es que sea malo, lo que pasa es que no le está yendo muy bien en su trabajo, parece que hoy en día nadie necesita a un psicólogo. Y se preocupa mucho. Pero bueno, no me puedo quejar, no nos falta nada. Los que me preocupan son ustedes, Araceli, Joel y tú. Yo sé que ustedes quisieran más, pero a veces no se puede. Pero ya verás cuando te recuperes, estoy segura de que vas a ir a la universidad y te va a ir bien. ¿Qué quieres ser? ¿ingeniero, abogado? Bueno, a lo mejor todavía no te decides. De seguro todavía estás pensando nadamás en recuperarte ¿no? De seguro que quieres caminar bien lo más pronto que se pueda, y nosotros te vamos a ayudar David, te vamos a ayudar. Porque somos tu familia, y si no te ayudamos nosotros ¿quién? Para eso estás con nosotros... También quisiera que entendieras a tu primo Joel, no es que te crea tonto, sino que no se esperaba nada de esto... aunque bueno, nadie se lo esperaba, sucedió así, muy de repente, nos tomó a todos por sorpresa... pero no pensemos en el pasado, David, ya sabes lo que dicen: “arriba y adelante”, así debe de ser, debes ver sólo hacia delante, a tu futuro, porque tu futuro es lo más tuyo que puedes tener. Sólo tú sabes lo que vas a hacer de él, David, sólo tú. Y sólo tú eres responsable, porque tu futuro es sólo para ti ¿me entiendes David? Por eso tienes que ponerte a trabajar muy duro, échale ganas... También sé que tú y Nayeli se entienden, quién sabe, a lo mejor y hasta se casan. No ahorita, claro, pero ya ves que yo conocí a tu tío en la preparatoria. No nos casamos inmediatamente, sino muchos años después, porque fuimos amigos mucho tiempo, hasta que nos casamos. Ya habíamos salido de la universidad... bueno, lo que te quiero decir es que ya en ésta época de tu vida es cuando las amistades que tengas se hacen más importantes, porque las que conserves las vas a tener por mucho tiempo, y si la cuidas es mejor. Y aunque no quieras, la imagen que tengas a esta edad se le va a quedar muy grabada a todos los que conozcas. Por eso tienes que cuidarte y andar siempre por el buen camino David, porque es tu futuro... ¿si me estás oyendo, David? Esto es importante...
(En algún momento, a partir de aquí, se ilumina la escena. Es la recámara de David. Es de mañana y él sigue dormido en la cochera. Su mamá le habla para despertarlo. Sólo se ve el cuarto vacío, y se oyen sus voces, que entran por la ventana)
MAMÁ: ...¿David? hazme caso, ya despiértate
DAVID: (adormilado) ajá
MAMÁ: Tienes que preocuparte más por tu futuro, eso es lo único que quiere tu papá, que te pongas a trabajar por ti, no por él ¿ves como él sí se preocupa por ti? Y yo también, por eso te pido que le hagas caso a tú papá en todo lo que te diga. Yo lo conozco, y sé que sólo quiere lo mejor para ti. Por eso tienes que dejar de protestar de todo lo que te diga y tienes que ponerte a estudiar más, tienes que aprender todo lo que puedas, porque si no, no vas a llegar a ningún lado. Y también tienes que hacer más amistades. Ya sé que Nayeli es muy buena amiga tuya, y también sé lo que estás buscando con ella. Pero eso déjalo para después, por ahorita sólo como amigos, ya después tendrás tiempo para esas cosas. Pero bueno, también es bueno que empieces a conocer a las mujeres desde joven, porque si no te van a ver la cara, sólo te digo que todo a su tiempo, David... por ahora debes dedicarte a estudiar, pero no te digo que te la pases todo el día en la biblioteca, no, eso es malo. También tienes que divertirte, porque a tu edad es cuando más puedes disfrutar de la vida, porque no tienes tantas responsabilidades como un adulto. Diviértete todo lo que quieras, pero dentro de lo sano, eso es lo que vale la pena. Si te vas por otro lado, después te vas a estar lamentando de tus errores... ¿sabes David? Te voy a hablar con la verdad: has sido muy irresponsable y muy flojo, pero qué bueno que ya estés dejando eso a un lado. Siempre supe que te ibas a dar cuenta, porque nunca has sido un tonto. Y eso es lo que más debería de preocuparte: que aunque sabes que no eres tonto no aprovechas toda tu capacidad. Y no lo digo sólo por tus estudios, David. También por tu cuerpo, mira nadamás como te estás poniendo. Deberías hacer más ejercicio, practicar algún deporte. Para que te pongas más fuerte y estés más sano, además eres muy joven y a tu edad se tiene mucha energía. Pero por lo pronto ya levántate, que ya se fue tu papá. Ya puedes pasar a la casa y si quieres descansa un poco en tu cama, porque en el piso se te va a torcer el cuello. Que bueno que te quedaste en la cochera y te trajiste una cobija, si no ya andarías resfriado, además así no saliste a medianoche a la calle. ¿David? ¡levántate!
DAVID: (medio dormido) si, ya voy
MAMÁ: ándale, vamos a desayunar, para que luego no te falten energías para seguir estudiando para tus exámenes. Porque tienes que sacarte una buena calificación para que tu papá te deje regresar ala casa, si no ya sabes como se va a poner
DAVID: sí, mamá (entra al cuarto y se sienta en la cama)
MAMÁ: (entra detrás de él) y cámbiate, que esa ropa la traes desde ayer (sale del cuarto)
DAVID: sí mamá (se cambia)
MAMÁ: (entra con una charola que tiene un vaso de leche, galletas y un plato de comida) aquí está tu desayuno. De seguro ya hasta se enfrió, porque tardaste tanto en levantarte (pone la charola junto al teléfono) buen provecho (sale del cuarto. David empieza a comer. Suena el timbre) yo voy...David, es Nayeli
DAVID: voy (sale del cuarto y tras un momento regresa con Nayeli) ¿y qué haces por aquí?
NAYELI: nada en especial (se sientan en la cama)
DAVID: (tomando galletas) yo apenas estoy desayunando ¿quieres?
NAYELI: mmm galletas (toma una) ¿sabes qué? creo que ayer me pasé contigo...
DAVID: no, para nada. Me merezco eso y más, como dice mi papá... yo soy el que se ha pasado contigo, criticándote porque tu sí estudias...
NAYELI: bueno, eso sí. Pero no te preocupes, a veces si exagero
DAVID: no, ya me di cuenta de que así es más fácil ¿no? Además, así al menos te pones un reto y eso es mejor que no hacer nada. ¿O tú porque te estás volviendo más aplicada?
NAYELI: porque yo quiero ser profesionista. Imagínate cuando me digan “Doctora” (ríe) y porque yo no voy a estar esperando a que mi marido me mantenga, eso es de otro siglo
DAVID: pero dime, ¿de veras lo haces por ti? Digo, a mí me costaría trabajo actuar así como tú, porque siempre he creído que hay un tipo de gente que siempre hace lo que le dicen, y que todos le dicen que hace bien porque hace lo que todos quisieran que haga
NAYELI: ¿borregos?
DAVID: no, peor. Alguien que no sabe hacer otra cosa, no sé, como que nunca quiso probar cosas nuevas...
NAYELI: y a ti te gusta la gente que no traga entero ¿no? porque parece que eso es lo que me estás diciendo, que no me atreví. Pero no podías estar más equivocado, lo que yo hago lo hago por mí, por eso estudio. No me puedo imaginar algo peor que pasarte la vida tratando de hacer bien algo que no te gusta sólo para quedar bien con alguien
DAVID: que bueno que ese no es tu caso, porque ya estaba empezando a preocuparme...
NAYELI: claro que también puede ser que esas personas sean adictas al elogio, porque todo mundo se la va a pasar felicitándolos y toda la vida van a estar recibiendo sus primeros lugares. Puede ser que eso sea lo que le gusta esa gente ¿no?
DAVID: si, puede ser ¿y tú quieres que me convierta en uno de esos?
NAYELI: no, no me estás entendiendo. Yo sólo digo que hay que hacer las cosas bien. No se trata sólo de qué calificaciones saques en la escuela, sino del esfuerzo que pones, en todo. Porque si lo vas a hacer pues hay que hacer las cosas bien
DAVID: ¿para no quedar como mediocre? Eso me suena a que quieres que te elogien
NAYELI: no, porque tú puedes hacerlas bien. Porque si no, nadamás vas estar ocupando el espacio de otra persona que lo puede hacer mejor que tú, serías un perezoso, un estorbo. Pero básicamente porque, si no das todo lo que tienes, te estás traicionando a ti
DAVID: ¿qué?
NAYELI: Sí. Porque si hay algo que haces a medias es porque no te interesa, ¿y entonces que haces ahí, perdiendo tu tiempo? A mí no me gusta eso de que toda persona es un diamante en bruto y si no te esfuerzas nunca vas a saber cuanto podías brillar, sólo te digo que no estés perdiendo tu tiempo, sino ¿qué haces de tu vida?
DAVID: si tú quieres verlo así, pero yo creo que así las cosas son más fáciles
NAYELI: ¿entonces es sólo para quitarte problemas?
DAVID: no, bueno, de alguna forma. Es simplemente para hacer las cosas más fáciles, para preocuparte menos ¿no?
NAYELI: bueno, puede ser. La verdad sí te quitas de muchas preocupaciones, pero ese no es el caso
DAVID: sí... pero ¿sabes qué? Mejor hay que hablar de otra cosa
NAYELI: sí, ¿cómo de que? Ah, ya sé. Nunca me platicaste tu pesadilla
DAVID: bueno, no fue sólo una... he seguido soñando lo mismo, es muy raro...
NAYELI: ¿y de qué se trata?
DAVID: bueno, primero soñé que a media noche entraban unos y nos golpeaban... a mi mamá, a mi papá y a mí. A mí me dejaban inconsciente. Luego, cuando regresé de la escuela, soñé que estaba en casa de mis tíos, con la cabeza vendada. Iba a verlos un abogado y resultaba que mis papás estaban muertos y yo estaba muy mal, pero habían descubierto que mi papá era narco o estafador, y que no íbamos a recibir la herencia. Terminé yendo a una clase especial para niños retrasados... y mi tío se quejaba de que yo era una carga...
NAYELI: (divertida) eso parece una telenovela
DAVID: (serio) pero a mi me preocupa
NAYELI: ¿porqué? ¿qué crees que signifique?
DAVID: no sé, pero es lo que a mí menos me gustaría. ¿Te imaginas, que te quedaras tonta y lisiada? Yo buscaría la forma de suicidarme o pediría la eutanasia
NAYELI: bueno, eso lo dices porque no sabes lo que sería estar ahí. Mira mi abuelito ya perdió la memoria y le cuesta mucho trabajo caminar, pero te aseguro que no anda buscando morirse. Antes yo pensaba como tú, pero ya viendo a mi abuelito... él nos quiere mucho, y yo también. Por eso pensé que tal vez estaría mejor muerto, que ya no iba a sufrir, pero no David, eso es malo, es desearle la muerte a otra persona
DAVID: pero ya viéndolo cómo está, con un pie en el más allá...
NAYELI: no, ¿si te pasara a ti de verdad querrías morirte?
DAVID: pues sí, es lo peor que te podría pasar. Además una persona así no tiene futuro
NAYELI: pero no deja de ser una persona. Así tú te estás creyendo superior, porque dices que tú si mereces vivir porque eres “apto para muchas cosas”, y que una persona discapacitada nadamás estorba... eso suena muy egoísta. Además quién sabe, que tal si esa persona es mejor que tú
DAVID: ¿en qué?
NAYELI: pues no sé, más educada, más responsable, tiene más ganas de vivir o simplemente más sensata... tú sabes lo que quiero decir
DAVID: ay, bueno, pero no me vas a decir que no sería horrible estar así
NAYELI: yo mejor ya no opino, de todos modos no te convenzo. Pero nadamás piensa: que tal si esa persona hace más por su futuro que tú. Digo, tú bien sabes que tienes fama de holgazán...
DAVID: eso no significa nada. Además, yo ya estoy mejorando
NAYELI: sí, y eso es lo mejor que pudo haberte pasado, porque si no ¿cómo sabes que te mereces lo que tienes?
DAVID: ¡ay, por favor! Y luego vas a preguntarme si es justo que haya ricos y pobres
NAYELI: no, no me voy a meter en eso. Sólo digo que no me parece que una persona que no tiene ninguna desventaja y que no aprovecha sus capacidades diga que un discapacitado estaría mejor muerto. A lo mejor un flojo hace más bulto ¿no?
DAVID: mejor vamos a seguir estudiando
NAYELI: uy, que tentador, pero sí, es mejor (toman la libreta de Nayeli y empiezan a estudiar) a ver ¿qué es la tangente?
DAVID: el cateto opuesto entre el adyacente y eso es igual al seno entre el coseno
NAYELI: (sorprendida) bueno, esa estaba muy fácil
DAVID: (risueño) eh, lo que pasa es que no crees que sí estudié
NAYELI: (bromista) ay ¿yo? Cómo crees, es que...
DAVID: ...ya no sabes qué inventar
NAYELI: a ver, las relaciones pitagóricas si la hipotenusa vale uno
DAVID: el seno cuadrado más el coseno cuadrado es igual a uno
NAYELI: otra... la ley del coseno
DAVID: a cuadrada igual b cuadrada más c cuadrada menos dos b c coseno de a
NAYELI: bueno, la teoría sí te la sabes, ahora la práctica. ¿A qué es igual el coseno de x entre la cotangente de x?
DAVID: mmm... (toma la libreta y resuelve el ejercicio) al seno de x
NAYELI: ¿y ya practicaste las identidades trigonométricas?
DAVID: claro
NAYELI: vamos a hacer unos ejercicios (toma la libreta y escribe algo. Se la da a David) resuélvelo
DAVID: (toma la libreta y se da unos golpecitos con el lápiz en la cabeza. Resuelve el ejercicio) ya
NAYELI: ¿Tan rápido? (toma la libreta y mira el ejercicio) bueno, parece que está bien (incrédula) ¡ahora sí estudiaste!
DAVID: pues eso te dije que iba a hacer ¿no?
NAYELI: sí, pero no pensé que te lo tomaras muy en serio
DAVID: pues ya ves...
NAYELI: ¿y te lo aprendiste todo?
DAVID: no pude terminar, llegó mi papá y me corrió de la casa
NAYELI: ¿pues qué hiciste?
DAVID: resulta que le hablaron de la escuela y lo citaron en la tarde. Le dijeron cómo me estaba yendo y cuando regresó aquí me regañó y me corrió. Dijo que regresara cuando le demostrara que tenía ganas de cambiar y de preocuparme por mi futuro
NAYELI: ¿y ya se lo demostraste? Porque si te das cuenta ya estás en la casa
DAVID: no, mi mamá me dejó entrar. Anoche me tuve que quedar en la cochera. Pero no le voy a decir nada a mi papá, me voy a esperar a que vea lo que me voy a sacar en el examen
NAYELI: ya sabía yo que aquí había algo raro, por eso estás estudiando en sábado, extrañas las comodidades de la vida moderna
DAVID: sí, pero no. No es sólo por eso, de veras creo que así va a ser mejor
NAYELI: eso parece (se queda pensando) oye ¿te das cuenta?
DAVID: ¿de qué?
NAYELI: es de lo que estábamos hablando, tu papá hizo lo mismo
DAVID: ¿qué cosa?
NAYELI: se deshizo de ti porque no demostrabas ser apto para la escuela y no tenías futuro
DAVID: (pavoneándose) entonces eso prueba que hay que es mejor deshacerse de esa gente
NAYELI: claro que no, porque lo tuyo era voluntario, cuando quisieras te lo quitabas y un discapacitado es muy difícil que se recupere. Tu papá sólo hizo que te importara más, tú puedes tener el futuro por el que trabajes
DAVID: pues no estoy de acuerdo
NAYELI: ¿ves? Estábamos mejor estudiando, sin platicar de esto
DAVID: bueno, ya, vamos a seguir
NAYELI: (toma la libreta le da vuelta a las hojas) ahora vas a resolver estos ejercicios que yo no contesté (le da la libreta)
DAVID: (rechaza la libreta) ¿y por qué no los contestaste? Yo no te voy a hacer tu tarea
NAYELI: no es tarea, y no los hice porque yo ya me lo sé
DAVID: ¡uy sí, la sabia griega! (toma la libreta)
NAYELI: (riendo) cállate
DAVID: vamos a ver (empieza a escribir en la libreta. Después de un momento entre la mamá)
MAMÁ: oigan, llevan toda la mañana ahí, y ya es hora de comer ¿nos vas a acompañar, Nayeli?
NAYELI: con gusto, señora, pero tengo que avisarle a mi mamá
MAMÁ: pues dense prisa, que ya está la comida (recoge la charola y sale del cuarto)
DAVID: vamos (cierra la libreta de golpe y salen del cuarto)
(El salón de clases del centro de rehabilitación. Alejandra y Sofía están trabajando y Carmen les está ayudando, sin ver a David. Él tiene los codos sobre la mesa, y se detiene la cabeza con las manos, distraído de la carpeta de trabajo que tiene enfrente. Moisés no está)
CARMEN: (a las niñas) ¿entendieron?
ALEJANDRA: sí
SOFÍA: no (mueve la cabeza, negando)
CARMEN: mira, así (toma un lápiz de la mesa y escribe sobre la carpeta)
SOFÍA: ah
CARMEN: bueno (se levanta y ve a David. Toma un libro y lo azota sobre la mesa, junto a él)
DAVID: (por la sorpresa se mueve y se le cae la cabeza a la mesa) ay
CARMEN: estás muy distraído hoy ¿te acuerdas de lo que te había dicho?
DAVID: sí (toma su carpeta y se pone a trabajar)
MOISÉS: (entrando, con un rostro de tristeza) perdón, se me hizo tarde... es que se murió mi perro (todos voltean sorprendidos)
SOFIA: ay, pobrecito
MOISÉS: (triste, casi llorando) lo atropellaron cuando mi papá estaba sacando el coche... ¿porqué se tenía que morir? (se sienta en la mesa, se tapa la cara y empieza a llorar)
ALEJANDRA: ¿se le salieron las tripas?
SOFIA: (con asco) ay, cállate
CARMEN: ¡Alejandra! No digas esas cosas
ALEJANDRA: perdón maestra, es que de seguro fue asqueroso
DAVID: ¿y ya lo enterraron?
MOISÉS: si, ¡ya está muerto y enterrado! (llora)
CARMEN: (se acerca a Moisés) Moisés, yo sé que es muy difícil perder a alguien que queremos, pero piensa que ya está en un mejor lugar
MOISÉS: (enojado, se destapa la cara) ¡no! ¿qué va a saber usted? ¡ni siquiera tiene perro! (se mete debajo de la mesa)
CARMEN: (se asoma debajo de la mesa) sal de ahí, Moisés
MOISÉS: ¡no!
CARMEN: algún día vas a tener que salir, mejor sal ahorita, es más pronto
MOISÉS: (enojado) ¡no! no voy a salir... yo quiero a mi perro, fue culpa de mi mamá por no cerrar la puerta
ALEJANDRA: (se asoma debajo de la mesa) alguien muere todos los días, Moisés, mejor acostúmbrate
CARMEN: (se levanta enojada) ¡Alejandra! No estás ayudando
ALEJANRA: (ignora a la maestra. Se dirige a Moisés) ay, mira niñito, ya estás grandecito para estar haciendo estos dramas por tu (burlona) “perrito querido”. Mejor ya cállate y déjanos en paz. Ojalá que le haya salido mucha sangre...
SOFÍA: (se tapa los oídos) ¡ay!
ALEJANDRA: ...para que así te acostumbres a la muerte. Es algo muy natural
CARMEN: (mira a Alejandra enojada, pero se mete debajo de la mesa y abraza a Moisés) Moisés... ven, vamos afuera a platicar
MOISÉS: ¡no! (le da la espalda)
ALEJANDRA: (se acerca a Sofía) ¡sangre!
SOFÍA: ¡ah! (grita y se aleja corriendo hasta sentarse en un rincón)
ALEJANDRA: (empieza a caminar dando vueltas alrededor de la mesa. Habla en voz alta) ¿qué tiene de malo la sangre? Todos tenemos sangre (se acerca a Sofía) ¿nunca la has visto?...
DAVID: (asomándose debajo de la mesa, a Moisés) ¿por qué no le haces caso a la maestra? Ahorita estas niñas se están burlando porque no están tristes por tu perro
ALEJANDRA: ...¿nunca te has cortado, Sofía?, ¿eso te da miedo?...
MOISÉS: ¡no quiero! (avienta a David y este se cae de la silla)
CARMEN: ¡Moisés, ven acá! (se le acerca a Moisés)
MOISÉS: ¡guau! ¡guau! (sale de debajo de la mesa y no deja de ladrar)
CARMEN: Moisés, cálmate (se levanta y Moisés está del otro lado de la mesa)
ALEJANDRA: (persigue a Sofía, aterrorizándola)...Todos nos vamos a morir, Sofía. Va a venir un hombre por ti y te va a matar cuando estés dormida...
SOFÍA: ¡no es cierto! (grita aterrorizada y se esconde debajo de la mesa, con las manos tapándole los oídos)
CARMEN: (frustrada) ¡Alejandra, cállate! ¡y tú ven acá Moisés! (Empieza a darle la vuelta a la mesa pero moisés camina en sentido contrario, para que no lo alcance. Llega con David) ¿estás bien?
DAVID: sí (se levanta y se sienta en una silla con ayuda de Carmen)
MOISÉS: (se mete debajo de la mesa) ¡guau! ¡guau!
CARMEN: ¡salgan de ahí! ¡y tu cállate, Alejandra!
ALEJANDRA: (se agacha y se acerca a Sofía)...o alo mejor te van a encerrar en tu casa cuando estés sola y lo incendian todo...
SOFÍA: (grita muy fuerte) ¡no es cierto! ¡no es cierto!
MOISÉS: ¡guau! ¡guau!
CARMEN: ¡que se salgan de ahí!
ALEJANDRA: ...o de noche, cuando te vayas a costar, va a haber un hombre debajo de tu cama...
SOFÍA: ¡aaaaaaaa! (lanza un grito ensordecedor)
MOISÉS: ¡guau! ¡guau!
CARMEN: (agachándose, muy enojada) ¡niños!
ALEJANDRA: ...y va a salir de ahí y te va a...
DAVID: (fuera de quicio, grita) ¡ya cállense todos! (todos se callan) ¡parecen locos!
CARMEN: levántense (los tres niños salen de debajo de la mesa y se quedan mirando a Carmen)
MUJER: (entrando) ¿qué pasa aquí, Carmen? ¿Necesitas ayuda?
CARMEN: (suspira) si, por favor llama a los papás de Moisés y que vengan por él. Necesita irse a su casa
MUJER: (toma a Moisés de la mano) vámonos, ya te vas a ir a tu casa y vas a tener un día de descanso (salen del salón)
CARMEN: siéntense (las niñas se sientan junto con Carmen) hoy pasó algo muy desagradable. Te vas a quedar sin recreo, Alejandra
ALEJANDRA: (arrepentida) sí, maestra
CARMEN: no es justo que asustes así a Sofía, ella no te hizo nada
ALEJANDRA: sí, señorita
CARMEN: (voltea con Sofía y la abraza) ¿estás bien?
SOFIA: sí (la abraza fuerte)
CARMEN: bueno (voltea con David) ¿y crees que te acostumbres a esto?
DAVID: no se preocupe, sobreviví muchos años con mi papá. Esto no es nada
CARMEN: que bien, al menos eres positivo... o eso intentas. (mira a Alejandra) creo que tú y yo necesitamos hablar (A David) ¿puedo pedirte que te quedes con Sofía?
DAVID: sí
CARMEN: gracias (se levanta) vamos Alejandra (salen del cuarto)
SOFÍA: (tratando de explicar) Alejandra no es mala
DAVID: ¿no?
SOFÍA: no (se inclina hacia David, muy seria) no es mala
DAVID: ¿cómo sabes? ¿y por qué te dice esas cosas, para asustarte?
SOFÍA: no. Dice que esta clase es una clase para locos, y que yo estoy aquí porque estoy muy enferma, que no me voy a curar
DAVID: (curioso) ¿no?
SOFÍA: no, dice que estoy aquí porque voy a seguir empeorando hasta que tenga que estar encerrada en un cuarto con almohadas en las paredes. Eso dice ella
DAVID: ¿y qué más te dice?
SOFÍA: que está aquí para cuidarme, para enseñarme a ser valiente, porque si no, cuando me encierren voy a tener mucho miedo. Y como voy a estar encerrada mucho tiempo, es mejor que me vaya acostumbrando a no tener miedo
DAVID: ah, por eso te dice esas cosas... para prepararte... ¿y que más te ha dicho?
SOFÍA: que es mejor que esté encerrada, por los hombres
DAVID: ¿qué hombres?
SOFÍA: los hombres. Dice que van a venir a matarme, no sabemos como, pero van a venir. Cuando me esté bañando en la tina van a entrar y van a hacer que me ahogue (preocupada), o van a estarme esperando en el clóset de mi cuarto y cuando me quede dormida me van a matar
DAVID: ¿y eso qué tiene de bueno? ¿no te lo dice para asustarte?
SOFÍA: no, (insiste) ella no es mala. Y eso no lo dice para asustarme, porque no quiere que sea miedosa. Lo dice para advertirme y que me cuide. Por eso dice que sería mejor si me encierran, así no voy a tener que decirle a mi papá que revise mi clóset en la noche, ni le voy a tener que decir a mi mamá que no me deje sola en el baño, porque si me encierran me van a estar cuidando siempre, todo el día
DAVID: (preocupado) ¿y ya le dijiste a tu mamá lo que Alejandra te dice?
SOFÍA: no, mi mamá ya sabe, ella es la que me trajo aquí, para que me acostumbre a estar sin ella y sin mi papá
DAVID: entiendo. ¿Sabes? Creo que deberías platicar con tus papás de esto
SOFÍA: ¿para qué?
DAVID: bueno, tal vez no tengan que encerrarte
SOFÍA: (niega con la cabeza) no. Eso sería ser miedosa, y no puedo hacerlo, porque no tengo miedo
DAVID: bueno, mejor vamos a hacer otra cosa ¿qué quieres hacer mientras regresa la maestra?
SOFÍA: no sé
DAVID: ay, por favor, la maestra no se va todos los días. Además podemos jugar
SOFÍA: bueno, trae un juego
DAVID: ¿o quieres oír música? (saca su walkman y le ofrece un audífono)
SOFÍA: no
DAVID: (levantándose, sin sus muletas) creo que ya puedo caminar mejor (avanza a la mesita de cosas) ¿cuál juego quieres? (se ve que se está sintiendo mal)
SOFÍA: no sé
DAVID: bueno, yo lo escojo (se detiene, se pasa la mano por la cara y frunce el ceño. Se siente mal y no puede mantenerse en pie, se pone de rodillas)
SOFÍA: ¿David?
DAVID: Sofía... (cae al piso)
SOFÍA: ¡David! (se acerca a él) ¡David! (se levanta) ¡Maestra! ¡maestra! (asustada) ¡venga, David se murió!...¡maestra!
CARMEN: (entrando) ¿qué está pasando aquí? ¿porqué gritas?
SOFÍA: ¡David se murió!
CARMEN: (ve a David y se le acerca) David ¿me oyes? ¿qué te pasa? (a Sofía) háblale a la enfermera, rápido (Sofía sale corriendo) ¡David! (lo sacude) ¡David!
(la recámara de David. Él sostiene su examen con 10 y está distraído, sentado en la cama, junto a Nayeli)
NAYELI: ¿David? (lo sacude) ¿me estás oyendo?
DAVID: (distraído) sí, sí
NAYELI: andas en las nubes. Ya sé que te sacaste 10 y todo eso, pero no es para tanto
DAVID: bueno, ahora ya voy a poder regresar a la casa (sonríe) y mi papá ya me va a dejar de molestar
NAYELI: bueno, a la mejor. Pero eso no es lo importante. Lo importante es que ya cambiaste de actitud, ya no eres flojo
DAVID: (se recuesta en la cama) ¿ah no?
NAYELI: bueno, no tanto (sonríe) levántate
DAVID: ¿para qué? Ya hice lo que tenía que hacer ¿no?
NAYELI: ¿tú crees?
DAVID: bueno, déjame pensar... sí
NAYELI: no, en serio
DAVID: (se vuelve a sentar en la cama) ay, bueno ¿qué más quieres que haga?
NAYELI: pues tienes que hacer algo, sino seguirías siendo un flojo, y acabamos de aclarar que no
DAVID: bueno, al menos déjame descansar
NAYELI: está bien, pero que no sea mucho
DAVID: ¿y ahora qué sigue?
NAYELI: creo que ya pasó lo peor. Ahora todo se te va a hacer más fácil, porque vas a ver las cosas más claras, además ya sabes que todo lo que se necesita es un poco de esfuerzo. Y espero que también puedas apreciar el trabajo de los demás
DAVID: sí
MAMÁ: (entrando) ojalá sea cierto todo lo que dices ¿ya vas a valorar todo lo que tienes?
DAVID: sí mamá
MAMÁ: (lo abraza) ay, mi hijo (voltea con Nayeli) y a ti, muchas gracias por lo que has hecho
NAYELI: no se preocupe señora, para eso estoy
DAMIÁN: (a lo lejos) ya llegué
MAMÁ: ya llegó tu papá, ahora sí se va llevar su sorpresa (sale del cuarto)
DAVID: ay, mi mamá
NAYELI: ¿y qué le vas a decir a tu papá?
DAVID: pues es muy seco. Va a tomar la noticia y ya, vas a ver
NAYELI: ja, pero va a hacer algo ¿no?
DAVID: bueno, pues ya sabes que me va a dejar regresar a la casa. Eso es todo
NAYELI: impresionante. Yo me llevo muy bien con mi papá
DAVID: bueno, tal vez algo cambie, pero no hoy
DAMIÁN: (entrando) a ver, tu mamá me dijo que tienes algo que decirme (pone los brazos en la cintura, autoritario) ¿ahora qué hiciste?
DAVID: nada, sólo esto (le da el examen)
DAMIÁN: (disimula su sorpresa) un diez... bueno, esto no es malo...hasta empiezo a creer que es bueno... ¿a quién le copiaste?
DAVID: (ofendido) ¡papá!
DAMIÁN: bueno, es que no estoy acostumbrado a que esto pase (sonríe) ya sabía que lo que necesitabas era mano dura
DAVID: no tanto, Nayeli me ayudó
DAMIÁN:(voltea y ve a Nayeli) ah, hola Nayeli...que bueno que lo ayudaste, ya le hacía falta
NAYELI: eso dicen...
DAMIÁN: (a David) y ojalá que esto signifique que ya te importa más tu futuro
DAVID: ajá
DAMIÁN: bueno ¿ya lo vio tu mamá? Se va a llevar una sorpresa (sale del cuarto, emocionado) ¿ya viste esto?
MAMÁ: (se oye) sí, Damián. Ya lo vi
DAMIÁN: ¿y qué te pareció?
MAMÁ: ¿a mí? Pues ya te imaginarás, mejor dime a ti que te pareció
DAMIÁN: pues... (fingiendo) pues que tu hijo ya no anda en malos pasos... o que al menos va a pedirme algo
MAMÁ: ¡Damián, no seas exagerado!
DAMIÁN: pues vamos a ver si te dura el gusto
DAVID: ¿ya ves?
NAYELI: ¡pero si hasta está emocionado!
DAVID: (ríe) es la primera vez que lo veo así
NAYELI: te creo. Pero ¿por qué no se dan la mano después de esto? Ya van a poder ser amigos ¿no?
DAVID: ¿será posible?
NAYELI: yo creo que sí. Si se resuelven sus problemas todo va a haber valido la pena
DAVID: puede que tengas razón
DAMIÁN: (entra al cuarto) bueno, no me voy a quedar con la duda ¿qué me vas a pedir ahora?
DAVID: nada papá... pero quería decirte (se levanta y va hacia Damián) que creo que estuvo bien que me sacaras de la casa... (lo abraza) gracias
DAMIÁN: (desconcertado) ¿sí? Yo pensé que nunca ibas a componerte
DAVID: (lo suelta) ¡papá!
DAMIÁN: la verdad creí que no lo ibas a entender
NAYELI: pues sí le costó un poco de trabajo...
DAVID: (sonríe) no es cierto, no le hagas caso
DAMIÁN: bueno, Nayeli, a ti te tengo que agradecer, creo que tú lo has... motivado
NAYELI: sí, empiezo a creer que me convierto en musa... o algo parecido. No se preocupe por eso
DAMIÁN: bueno, los dejo para que se preparen para el examen de mañana (va hacia la puerta pero se detiene y da media vuelta) 0ye David ¿te acuerdas lo que te había dicho del coche?
DAVID: sí, que estaba loco si creía que iba a tener uno
DAMIÁN: bueno, cambié de opinión
DAVID: (sorprendido) ¿de veras?
DAMIÁN: sí, pero no creas que nada más así. Vas a tener que seguir así hasta que se acabe el año. Después ya veremos, tengo un dinero guardado y creo que va a alcanzar
DAVID: (emocionado) ¡gracias!
DAMIÁN: bueno, va a ser algo usado y ultra compacto (se da la vuelta) pero no es nada que no pueda cambiar en el futuro (sale)
DAVID: (sonriente) ¿oíste lo que dijo? Creo que está cambiando de personalidad
NAYELI: no, si siempre ha sido así, lo que pasa es que nunca lo habías tenido contento
DAVID: (abraza a Nayeli) bueno, ahora que sí tengo futuro, me gustaría preguntarte algo (se oscurece el escenario)
NAYELI: ¿qué?
DAVID: ¿sigues con Eric?
NAYELI: ¿me estás proponiendo algo?
DAVID: pues... sí
(La casa de los tíos de David. Él está acostado, con los ojos cerrados. Afuera se oyen las voces)
DOLORES: (preocupada) ¿cómo va a estar, doctor?
DOCTOR: no creo que haya más complicaciones, señora. Pero no se va a recuperar, esto es definitivo
DOLORES: ¿no hay nada que podamos hacer, doctor?
TÍO: (molesto) ¿no oíste lo que dijo? No se va a recuperar
DOCTOR: por ahora sólo manténgalo tranquilo. Seguramente los primeros días los va a pasar mal, pero se acostumbrará. Es joven
DOLORES: (triste) entiendo
DOCTOR: (dudoso) una cosa... ¿quieren que yo le dé le noticia?
TÍO: nosotros encontraremos el modo, doctor
DOCTOR: bueno, si no tienen más dudas...
DOLORES: no, doctor
DOCTOR: buenas noches
DOLORES: hasta luego, y muchas gracias
DOCTOR: no se preocupe, y llámeme si algo pasa (se oye la puerta)
DAVID: (se despierta) ¿qué pasó?
JOEL: (entrando) mamá, ya despertó
DOLORES: (sorprendida) ¿ya?
JOEL: (mirando a David) sí
DAVID: ¿qué pasó?
JOEL: (sarcástico) tú que crees, zafado. Ahora te vas a quedar en cama de por vida
DOLORES: (entra) no le digas esas cosas, Joel
JOEL: ¿a quién le importa? (sale del cuarto)
DOLORES: no le hagas caso, está enojado por otras cosas (se acerca y le acomoda la almohada) ¿estás cómodo?
DAVID: sí, gracias
DOLORES: más vale que estés cómodo, porque vas a estar en cama por lo menos un mes
DAVID: (sorprendido) ¿qué?
DOLORES: sí, hasta que podamos comprar tu silla de ruedas
DAVID: (incrédulo) ¿porqué? ¿qué me pasó?
DOLORES: bueno (se sienta en la cama, junto a David) parece que vamos a tener que armarnos con toda nuestra paciencia
TÍO: (con desprecio) ¿qué estás diciendo, Dolores? ¿para qué? (entra al cuarto) Ya sabes que no tiene caso, no hay nada que podamos hacer
DOLORES: (voltea irritada hacia el tío) ¡cállate, no lo hagas sufrir más!
TÍO: (amargado) ¡sólo digo la verdad! (sale del cuarto) ¡no estés perdiendo el tiempo!
DAVID: (insistente) ¿qué está pasando, tía?
DOLORES: (tiernamente) estás muy enfermo, David. Tuviste un ataque... quedaste paralizado del lado izquierdo. Pero no te preocupes... (lo abraza, le acaricia la cabeza) te vamos a cuidar... (triste, casi llorando) te vamos a cuidar (lo mantiene abrazado y lo empieza a mecer suavemente, con maternal cariño) ¿ves?...vas a estar bien (lo suelta y lo acomoda delicadamente, conteniendo las lágrimas) ¿tienes hambre?
DAVID: (ausente por la impresión) no...
DOLORES: ¿cómo? si no has comido algo decente (se levanta de la cama) en el hospital todo te lo daban por ese tubo (sale del cuarto) ya va siendo hora de que te traiga de cenar
DAVID: no
DOLORES: está bien, comprendo que hoy no tengas hambre, pero mañana te vas a desayunar bien, tienes que estar sano y fuerte
ARACELI: (se asoma al cuarto) dice Joel que ya despertaste
DAVID: (distraído) sí...
ARACELI: (entra al cuarto) bueno y... ¿cómo estás?
DAVID: bien... creo
ARACELI: ah... bueno (se sienta en la cama) yo vine a disculparme... por cómo me ponía cuando mi mamá quería que te apoyáramos en algo... es que me molestaba, no sentía que yo debiera ayudarte. Pero me puse a pensar y somos familia, como dice mi mamá: para eso estamos
DAVID: sí, gracias. No te preocupes por eso
ARACELI: ¿de veras?
DAVID: sí
ARACELI: eres muy bueno
DAVID: somos familia ¿no?
ARACELI: sí (lo abraza) también vine porque creo que no te conozco. Ya sé que somos primos, pero casi nunca nos vimos, y además ahora vas a vivir aquí
DAVID: sí... pero no importa, parece que no voy a salir de este cuarto en un tiempo
ARACELI: sí, me imagino. De seguro te dijeron lo de la silla de ruedas, con eso de que mi papá no quiere comprarla
DAVID: mmm... pero en un mes sí voy a poder salir ¿no?
ARACELI: parece que sí
JOEL: (afuera) ¿estás hablando con el zafado?
ARACELI: qué te importa
JOEL: ¿no tienes nada que hacer, verdad?
DAVID: ¿sabes porqué me dice así?
ARACELI: por el examen
DAVID: ¿qué examen?
ARACELI: ¿no te acuerdas?
DAVID: no
ARACELI: cuando estabas en el hospital... la primera vez, los doctores dijeron que tenías daño cerebral
DAVID: ¿y ya por eso estoy zafado?
ARACELI: pues según Joel, pero no es sólo por eso. El caso es que después te hicieron un examen psicométrico o algo así y ahí dijeron que estabas mal, que te iban a tener que mandar a una clase especial
DAVID: ¿la rehabilitación?
ARACELI: sí, eso, la rehabilitación física y mental. Dijeron que tu inteligencia se había reducido, que ibas a tener que aprender otra vez muchas cosas y que podías tener un cambio de personalidad, por los golpes en la cabeza. Mi papá dijo que estabas tarado y mi hermano le siguió la corriente, porque tarde o temprano te vas a volver loco. Eso dice Joel
DAVID: ¿les crees? ¿o tú qué opinas?
ARACELI: yo opino que no opino. A mí no me importa lo que ellos digan ¿a ti sí?
DAVID: no, (sonríe) ellos son los locos
ARACELI: sí+
DOLORES: (entrando) vayan dejando de platicar, ya es hora de dormir
ARACELI: bueno, nos vemos mañana (se levanta de la cama y le da un beso a Dolores) hasta mañana (sale del cuarto)
DOLORES: tú también muchachito (se inclina hacia él) tienes que descansar
DAVID: pero casi acabo de despertar
DOLORES: pero eso fue por otra cosa. Primero estabas comatoso por... tu ataque, luego sólo estabas cansado, como lo está la gente enferma. Ahora tienes que dormir, para que juntes fuerzas
DAVID: bueno, voy a tratar de dormir, pero no tengo sueño
DOLORES: bueno (va hacia la puerta y apaga la luz. El cuarto queda a media luz) buenas noches (sale y cierra la puerta)
DAVID: (para sí) buenas noches tía, tú también te mereces un descanso (se ve que se acomoda para dormir, pero no cierra los ojos. Toma su walkman de la mesita y lo escucha. Después de un momento se abre la puerta) ¿quién es?
TÍO: (entra y cierra la puerta inmediatamente) así que sigues despierto
DAVID: sí, creo que estuve dormido todo el día
TÍO: no creas, así fue
DAVID: es que yo no me acuerdo
TÍO: ¿no te acuerdas? ¿de nada?
DAVID: no... bueno, de algunas cosas
TÍO: ¿te acuerdas cuando te desmayaste en tu clase hace dos días?
DAVID: (sorprendido) ¡dos días!
TÍO: sí, te desmayaste hace dos días a mitad de tu clase (enfatiza) “especial”, pero inmediatamente te atendieron porque estabas rodeado de doctores y enfermeras. Ayer a medio día despertaste, pero seguiste adormilado todo el día (con malicia) ¿entonces no te acuerdas de las pruebas que te hicieron los doctores?
DAVID: (intrigado) ¿pruebas? ¿qué pruebas?
TÍO: te hicieron muchas pruebas. La más sencilla fue la de los reflejos, porque primero no sabían porque te habías desmayado, pero, luego de que se dieron cuenta, te examinaron inmediatamente los reflejos... y el diagnóstico fue para pensarse...
DAVID: (preocupado) ¿qué? ¿qué fue lo que me pasó?
TÍO: un coágulo, para no hacerte largo el cuento. Eso dijo el especialista: que la noche que te golpearon te hicieron muchas heridas (hace una pausa para corregir) traumatismos, y estaban sanando, claro, pero en una de ellas se formó un coágulo. Circuló por tus venas y te llegó al cerebro. Te dio una embolia, bueno, “encéfalo malacia” dijo el médico. El coágulo detuvo la circulación en alguna parte de tu cerebro, y las células murieron; daño cerebral irreversible. ¿El resultado? hemiplejia, parálisis de un lado del cuerpo
DAVID: (angustiado) ¡no puede ser!
TÍO: sí, David. Cómo nos friega la vida ¿no?. Digo “nos” porque aquí la desgracia no es propia ni ajena, sino mutua. Tú la llevas porque vas a quedarte así para siempre, sin poder llevar una vida normal, sin poder trabajar ni valerte por ti mismo nunca; bueno, hasta que te mueras. Pero yo también la llevo, David, ¿sabes por qué? porque viniste a dar aquí y ahora yo te tengo que mantener. Tu herencia te hubiera ayudado, porque Damián no era tonto, tenía sus negocios y le iba bien. Pero ése fue su error: se pasó de listo y se lo cobraron caro. No creerás que fueron a visitarlo a medianoche los amantes de lo ajeno, porque no eres ingenuo ¿verdad? ya sabes que la golpiza que le dieron a él, a tu madre y a ti fue venganza
DAVID: (alterado) ¡no es cierto! ¡no es cierto!
TÍO: sí, David, a tu papá le gustaba la buena vida ¿nunca te diste cuenta? Y lo mejor es que se ha de estar riendo de nosotros en su tumba, porque su dinero nadamás lo gozó él y ya de muerto nos sigue dando lata. Va hacer que nosotros paguemos las que él debe, porque por su culpa fue que tú quedaste así y también por su culpa yo tengo que cargar contigo ¿cómo ves, David? ¡hasta voy a tener que asegurar tu futuro! Porque Dolores no me va a dejar descansar hasta que lo haga ¿sabes lo que vamos a tener que pasar por ti? ¿y para qué? tú ya no tienes futuro... pero alégrate, David, al menos te quedó la mano derecha
DAVID: (serio) yo era zurdo
TÍO: (se burla) ¡ay no, lo que te faltaba!...pero eso es lo que me gusta de ti, que ya perdiste todo lo que se puede tener a tu edad: tus años en la escuela, tu familia, tu herencia y todavía tienes ánimos de andar en esa clase para locos. Luego pierdes también la mitad de tu cuerpo y te aguantas. Eso es lo que me gusta de ti: tan niño y ya no hay quien te quite lo hombre. Pero dime ¿qué vas a hacer ahora, sin tu lado izquierdo, si tú eres zurdo?
DAVID: (retador) puedo volverme diestro, tío, así de fácil. Puedo aprender a escribir otra vez, puedo aprender a vivir así
TÍO: ¿crees que va a ser fácil? Tal vez para ti, porque vas a estar acostadote todos los días. Pero no para mí, que voy a tener que sacar dinero de no sé dónde para mantener a dos hijos y a un sobrino, además de una esposa. Porque Dolores no va a poder regresar a trabajar, va a tener que estarte cuidando. Al menos mis hijos van a crecer y se van a ir a vivir a otra parte, pero a ti voy a tener que mantenerte toda tu vida
DAVID: (enojado) ¡si pudiera, con gusto me iba de tu casa!
TÍO: que bueno que sepas que no vine a darte ánimos, sino a tratar que entiendas
DAVID: (irritado) ¿que entienda? ¿que entienda qué cosa? ¿y cómo quieres que entienda, no dices que estoy tarado?
TÍO: no tiene caso que te pongas así conmigo, es perder el tiempo. Aunque tú ya no puedes hacer más que perder el tiempo. Eso es lo que quiero que entiendas ¿crees que vas a lograr algo algún día? No, David ¿ya pensaste cómo vas a vivir? ¿lo que va a decir de ti la gente? Les vas a dar lástima
DAVID: (sube el tono de su voz, enojado) ¿eso es lo que pasa? ¿me tienes lástima? ¡no me importa tu lástima, gracias!
TÍO: cállate, vas a despertar a todos. Yo sólo quiero que entiendas eso, que todo lo que hagas va a ser un esfuerzo inútil. Si ya de por sí en la vida no sirve de nada que te esfuerces porque luego no sabes para quién trabajas, como me pasó a mí. Ahora imagínate en tu condición ¿crees que te sirva de algo? Nadamás para entretenerte
DAVID: ¡no es cierto! ¡vete de aquí!
TÍO: (se le acerca y lo toma con fuerza de la barbilla) ya te dije que no los despiertes (lo suelta bruscamente. Se frota el rostro con las manos y se sienta en la cama) pero no tienes que sufrir siempre, David, yo vine a acabar con todos nuestros problemas
DAVID: (confundido) ¿qué estás diciendo?
TÍO: que lo pienses. La muerte no soluciona los problemas, pero de veras les pone fin
DAVID: estás loco ¡nada de esto es cierto! (trata de levantarse de la cama y abre y cierra los ojos con fuerza, desesperado, como tratando de despertar de una pesadilla)
TÍO: es la verdad, lo que vas a vivir no es vida. Y no sólo vas a sufrir tú, también vas a hacer sufrir a otros. Piensa en Nayeli y en tu tía, que no sé porque se siguen preocupando por ti. Por eso le dije a tu amiga que ya no querías verla, para que no le sigas quitando su tiempo
DAVID: ¡maldito demente!
TÍO: por mí no te preocupes. Dios es toda comprensión y comprenderlo todo es perdonarlo todo
DAVID: ¡no! (niega con la cabeza) ¡no! (se tapa el rostro con la mano derecha y empieza a llorar) esto no es cierto (vuelve a intentar levantarse y se cae de la cama)
TÍO: ¿crees que no es cierto? Qué más quisiera yo que despertar de esto como de un mal sueño. Pero no se puede, así de brutal es la realidad. No te preocupes, vas a despertar en un lugar mejor
DAVID: ¡no! (vuelve a abrir y cerrar los ojos con fuerza)
TÍO: (se hinca en el piso, a su lado) sí, qué bueno que ya entendiste (le pone la mano en el cuello) si te encuentras a Damián, allá cuando despiertes, dile que a mí no me la hizo (toma el cuello de David con las dos manos y empieza a estrangularlo)
DAVID: ¡Ah! (intenta gritar, en su desesperación, pero no puede. Con su mano derecha intenta quitar las manos del tío de su cuello y al ver que no puede empieza a golpearlo. Poco a poco va perdiendo fuerzas hasta que queda inmóvil. El tío lo suelta y se levanta. Se queda mirándolo fijamente. Las luces se apagan)
FIN
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