Me concentro en el centro de sus ojos café, y busco una señal de esa pasión a la que no me puedo resistir, de esa pasión de la que e vivido cada día de mi vida…
Y exploro en dimensiones su mirada, intentando descubrir alguna chispa que encienda mi universo… Pero no encuentro lo que busco, no conecto con su espíritu, no me deja ver dentro de su alma, ni siquiera hay luz en ella para buscar lo que hace falta…
Y me escondo en su sonrisa, engañándome… pensado que puede que sea mía, y construyo en mi mundo esquizofrénico una ilusión artificial, que se desbarata con la ausencia constante de su vos, de sus palabras, de su presencia, de su llamada… de su mirada de tarde.
Y muero porque me diga que me ama, por despertar la química dormida en su piel, por que sea mió en un penúltimo beso…
Muero por entender su silencio como nadie, por posponer la rutina y atarle los ojos dormidos y llevármelo lejos, de repente traerlo conmigo a mi mundo para que juntos pintemos corazones morados y rosas verde… para que vuele en mi alfombra, y mientras estemos sobre el mar brindemos con agua de nube… y cuando llegue la noche, llevarlo a mi estrella favorita y derretir sus sentidos caminando descalzos por el piso de marshmellow, bajo la luz de la luna, arriba de su mundo de humanos un poco frió, llamado tierra…
Quiero pero algo me inmoviliza, es algo helado que congela mis poderes, es su indiferencia profunda que no alcanzo a tocar, que no me deja llegar a ese lugar donde guarda los momentos que atesora, a donde esconde sus secreto, los detalles de su infancia, la parte mas sensible de su espíritu, la caja de historia de sus lagrimas, de sus risas…de sus amores…
Y entonces veo sus ojos de tarde, y la tarde se lleva sus ojos para dejarme sin ellos, y me quedo solo su ausencia con el olor de su camisa que todavía respiro…la sensación de su ultimo abraso que todavía siento, la imagen de alguna risa que no fue para mi, el sabor de su beso que se robo mi corazón, y el eco de mi nombre que una vez dijo en vos alta… y después olvido.
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