Oigo gente conspirando contra mi.
Las nueces que caerán del roble,
unas pocas nobles renacerán.
Las espinas,
son vagas esclavas del dolor,
endulzadas en la mujer tirana,
que ha tirado tu honor,
ha roto tus expectativas.
Regresas a casa,
cansado,tirado,
sobre todo mojado.
Notas que tus piernas tiemblan,
como las cuerdas de un reloj.
A donde vas a parar,
si no eres nada.
Oyes tu voz interior,
o es la eterna locura,
que ha decidido,
abrirte sus tierras.
Donde la depresión navega,
sobre los titanes bipolares
de la cólera.
El fuego es fuego,
el aire es como un tóxico,
por que vives en la mentira,
detrás de esas gafas,
de esos anteojos vacíos.
¡Quitate la escafandra!,
o vendra la esquizofrenia,
para que cometas un acto
insensato,algo fuera de lugar.
Te lamentas por que eres debil,
traidor de tu propia sangre,
traidor de tu propia alma.
Buscas el pan,pero,
no hay panadero,
estás solo,mírate,
tus pantalones caen,
como tus deseos se pierden,
en lo cadavérico,en lo silencioso.
Lo tranquilo apesta,necesitas,
vivir al máximo,proponerte
las cosas y pensarlas.
Un escalofrío reccore tu espalda,
tu respiración acusada empieza a
enervarte,tiras la toaya,comienzas
a rascartre frenéticamente la cabeza,
los ruidos de tus uñas sobre la piel
de la cabeza aumentan tus ganas de
rascarte mas.
Tu cara trastocada,tus piernas,
tensas como pilares,auguran algo trágico.
Las sombras utilizan códigos,
comunican reflejos de lo oculto,
la otra cara,el reflejo de al lado.
Notas como la habitación tiembla,
el reloj de cuerda se cae al suelo,
en un estallido de vacío temporal.
Ahora como instinto primario,corres,
aunque el calor sofocante de agosto
hace que te quite el aire.Ahoa ya sabes
que eres culpable.Hablaba contigo.
Hablabs con ella.Sus ojos cristal te miraban,
la mirabas.A ella.Faijabas la vista en lo ondulado,
en su mueca de pasión.Ella esperaba algo,
aunque no era lo que ella esperaba.
Arroje la olla de agua hirviendo,en su rostro
de porcelana.Se derittió su caras,en un grito
que parecía casi eterno,pense que nunca pararía.
En el suelo hay restos de agua.Ell esta tumbada.
con las rodillas encogidas sobre una fina butaca,
de piel verde.Paso suavemente una cuerda,
su cara es el firmamento.Hago crujir su garganta,
noto como su expresión tratase de expulsar algo.
Despues nada.Silencio sobre el silencio,ni el reloj ya toca,pues ha caido,y yo estoy tirado.Una mano vuelta,otra rota.Mi cara no es nada,solo los restos de fluidos,que intentan recordar algo que fui,
la historia recordada,sobre los pasos de una acera.