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El Globo
En las lejanías de más allá de las nubles tormentosas había un país llamado “el clavo”
El nombre no decía mucho de su población ya que sus habitantes los clavos eran agudos al momento de hablarle o la simple palabra de que se siente ser clavo no respondían.
Un cierto día en medio de un carnaval celebrando el aniversario de las cornetas y serpentinas comenzó a llover y una gran ráfaga de viento inundo la ciudad de El Soplo Provocando perdidas de globitos que allí disfrutaban del espectáculo. Las madres globos sostenían a sus globitos de la mano, en este caso del hilo, huyendo de tal mal tiempo.
Al llegar a la iglesia de San Globo del último terráqueo comenzó la cuenta de globos
Un globo, dos globos y así hasta llegar al millón se dieron cuenta que faltaba un globo, una serpentina salió en busca del que faltaba lo observo encumbrarse tan rápido que no logro oír el que este gritaba debieron ser de auxilio creo yo.
Globo comenzó su viaje, daba vueltas, se elevaba; caía.
Y así llego “Al Clavo” llorando observaba la ciudad llena de agujeros las cañerías parecían un regadero el cementerio lleno de clavos doblados la comisaria había un destornillador que lo buscaban para algunos tornillos locos.
Globo lloraba cada vez que se le presentaba un ciudadano el alcalde el Sr Alcayata no entendía el porque de tanto llanto.
Era que Globo era sensible no era depresivo, no se confundan. El al mirar el nuevo mundo exterior todo le entraba de modo que lo hacia sentir hipersensible caminaba en busca de una solución .A unos clavos le pidió ayuda para que lo bajaran a “El Soplo”, pero se dio cuenta que cuando se acercaban cada vez más se largaba a llorar a si que su destino era quedarse a vivir ahí adaptándose a los clavos.
Cierto día globo estaba llorando y grito al sub cielo que quería ser clavo, porque todo lo que estaba allí lo hacia sentir mal, rechazado incluso anormal.
El trueno que iba pasando le grito -¡clavo serás! así se volvió clavo.
Los cambios de el fueron tremendos pudo ser clavo, encontró amigos y trabajo.
Pero cada noche lloraba cuando su cabeza se daba cuenta que se mentía a si mismo sobre todo cuando tenia que esconder su sensibilidad en ese mundo tan lejano a lo de él
Y cada atardecer no era clavo sino seguía siendo globo.
Dedicado a todos los globos que decidieron ser clavos
y terminaron envenenándose a si mismos.
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Texto agregado el 16-06-2007, y leído por 677
visitantes. (8 votos)
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Lectores Opinan |
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02-07-2007 |
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Un cuento muy bueno... y bien narrado.../me gustó el mensaje final...***** laroseblanca |
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22-06-2007 |
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Ingenioso y con creatividad. Te felicito. peco |
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22-06-2007 |
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feliz cumple adelantado ya que estas de cumple el 29 pasalo super
annthonia |
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20-06-2007 |
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maravilloso lo mejor *****..
Besosss para ti
annthonia |
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20-06-2007 |
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Muchas veces nos trasformaos en quienes no somos, pero en el fondo de nuestra alma siempre queremos regresar a ser lo que realmente somos.
Nunca dejaremos de ser globos... aun cuando decidamos ser clavos.
Bien dicho. angel_berdi |
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