Miré la esfera luminosa de mi reloj. Marcaba las 23:07 faltaba aún unos ocho minutos para alcanzar mi zona de salto, revisé nuevamente mi equipo e hice lo mismo con el de mi camarada de aventura. En silencio me indicó que estaba listo.
El segundo grupo se encontraba en camino: -- Dos cúpulas—Dijo el supervisor confirmando la apertura, --¿Listos?—consultó. Asentimos y nos acercamos a la puerta del avión.
-- Paracaídas principal – Consultó
-- Chequeado, respondí
-- Auxiliar—Siguió
-- Chequeado. Fue la respuesta.
-- OK espere luz verde—
-- OK Esperando --
-- Fuera, conminó
Salté al aire frío de la noche desértica, mantuve posición de caída y giré para mirar a mi compañero, el frio aire golpeó con fuerza mi rostro; a pesar de las antiparras sentí desplazarse unas lágrimas. Pronto Ramírez estuvo a mi lado mantuvimos la caída libre el máximo permitido y cuando la alarma repiqueteó en mis oídos, le señalé a Ramírez el Altímetro de muñeca y abrimos nuestros paracaídas. Sentí el tirón de las cuerdas y la caída frenó sin brusquedad, miré hacia arriba y vi inflarse el ala del paracaídas, busqué a mi colega y lo vi girando para ponerse en formación. Busqué las referencias y concentré mi atención en la navegación para alcanzar el sitio de aterrizaje. Tres minutos después aterrizaba caminando, desconecté el arnés del hombro izquierdo para retraer rápidamente el paracaídas y con el bulto bajo el brazo me dirigí hacia los arbustos cercanos.
En menos de un minuto se me reunió Ramírez, ocultamos los paracaídas y siguiendo el borde de los tamarugos caminamos hacia el este, buscando nuestra posición final en el ejercicio. Ramírez verificó su compás magnético por enésima vez y anunció que nos quedaban solo quinientos metros para alcanzar el objetivo apretamos el paso y en silencio nos esforzamos para avanzar lo más rápidamente posible.
Doce paracaidistas habíamos comenzado el ejercicio una hora antes abordando el avión de transporte liviano turbo hélice Twin Otter.
El ejercicio “Camanchaca 2000” estaba en marcha. ¿En cuantos ejercicios similares había participado?, en varios, cada cierto tiempo la superioridad de la Fuerza Aérea realizaba estos juegos de guerra en la zona del teatro de operaciones norte. Consistían en desplegar medios de vigilancia aeroespacial combinados con un grupo de observadores en terreno. La capacidad de los radares de Alerta Temprana y los medios satelitales, podían eventualmente ser incapacitados mediante elementos de guerra electrónica, que interfieren y anulan la información. Los vuelos a baja altitud y los aviones con tecnologías Stealth (sigilo) podían engañar los radares. De manera que los observadores humanos desplegados en el terreno son una buena forma de mantener un grado de alerta adecuado e incorruptible por la tecnología de guerra.
Después de varias horas en las salas de clases, aprendiendo a reconocer las aeronaves en uso por los países adversarios, siluetas de buques de guerra y métodos de comunicación rutinaria y de emergencia; quienes habían aprobado pasaban a una fase más especializada: clases de criptografía táctica, navegación terrestre, supervivencia en el desierto y combate especial, los observadores habían completado el primer ciclo de entrenamiento.
Todos debían ser paracaidistas militares, por lo que la última fase, la que estábamos comenzando incluía salto nocturno, navegación terrestre, comunicaciones tácticas, y supervivencia en terreno. Siempre había alguna sorpresa como corolario de estos cursos; incursiones de comandos, ingreso furtivo de aeronaves y desembarcos simulados, etc. El riesgo de caer en manos del enemigo y pasar por la desagradable experiencia de “Campo de Prisioneros” ayudaba a mantener un constante estado de alerta de los jóvenes Observadores. Todos estaban conscientes que estas incursiones en caso real podían ser en territorio enemigo.
La verdad es que mi capacidad de navegación terrestre no estaba entre las cualidades que buscaría un Comandante sensato. Por eso había confiado en Ramírez para esa parte de la misión.
-- Sinceramente habría preferido un GPS --- le comenté a Ramírez –Esta cosa de andar contando pasos y verificando azimut me carga.
-- Es cierto, Mi sargento –acotó Ramírez, pero no se preocupe, yo me las arreglo bastante bien con las antigüedades. ¡Si hasta mi novia es más vieja que yo! --se rió ---
Eran las 23:37 cuando llegamos al objetivo. Entre los tamarugos vimos una motocicleta de tres ruedas y un bidón de combustible debajo de una malla de camuflaje. Descargamos el equipo de nuestra espalda y mientras Ramírez procedía a armar la carpa yo me encargué de ensamblar el equipo de comunicaciones y tender la antena entre los tamarugos.
Saqué de sus envases seis paneles solares que servirían para recargar las baterías del equipo de radio y una vez que estuvo todo listo lo encendí con la batería cargada que habíamos llevado con nosotros. Exactamente a las 00:17 sintonicé la frecuencia asignada y emití mi mensaje:
Alfa 1… Alfa 1… Alfa 1
Hecho lo cual se escuchó un: ¡QSL le copio 5 por 5!
En adelante a la hora más 17 minutos deberíamos enviar nuestra comunicación manteniendo estricto silencio radial en otro horario. La exactitud en la hora de las comunicaciones debía ser estricta, ya que constituía nuestra identificación.
Acto seguido verificamos el combustible de la motocicleta y una vez satisfechos nos dedicamos a la instalación del resto del equipo, que incluía un radar táctico de superficie destinado a detectar personal o vehículos en un radio aproximado de 15 kilómetros. Ante nosotros se extendía una enorme planicie desértica con escasos montículos que rompían la línea del horizonte visual casi ilimitado.
Disponíamos además de visores nocturnos y potentes binoculares: después de todo el Ejercicio “Camanchaca 2000” estaba destinado a la vigilancia del terreno que podía ser empleado para desembarcar tropas y vehículos en una hipotética invasión del enemigo.
Tener todo dispuesto nos llevó hasta pasada la 01:30 de la madrugada, distribuimos entonces los turnos de vigilancia y tomé el primero. Ramírez se acomodó en la carpa para descansar tres horas; a los pocos minutos dormía sonoramente.
La temperatura en el desierto baja considerablemente en la noche, pero por suerte ahora se podía considerar agradable: no llegaba a los 4º C y estaba despejado, sin la humedad de la camanchaca. Levanté la vista y el espectáculo del límpido cielo nortino me sobrecogió, cientos de miles de pequeños puntos luminosos formando constelaciones que nunca se ven en otras latitudes. Venus brillaba furiosamente y aún cuando no había luna, la fría luminosidad permitía ver a considerable distancia.
Ni aves ni alimañas se escuchaban en el ambiente. Como conocedor de esta parte del desierto, sabía que el único ruido propio de la soledad es el que hace el viento al soplar entre las costras salitrosas del suelo; una especie de letanía o murmullo que en ocasiones enerva los nervios más templados. Hoy no había viento.
Efectué nuestra tercera comunicación y caminé por el borde del grupo de arbustos. De vez en cuando escudriñaba el cielo o el horizonte, o tal vez la combinación de ambos en la lejanía.
Nada cambió hasta las tres y media, desperté a Ramírez y me dormí en poco rato, no sin antes recomendarle la precisión en las comunicaciones.
De pronto sentí que un excitado Ramírez me sacudía con firmeza por el hombro. -- ¡Mi Sargento, despierte! Le escuché decir con urgencia en el tono.
Me incorporé y miré el reloj: las 05:25, salí de la carpa y me uní a Ramírez quien estaba arrodillado entre uno de los tamarugos cercanos.
--Que pasa – Pregunté.
--Estaba terminando la comunicación cuando vi una luz potente es esa dirección,-- indicó –
--Unos ochocientos metros al este de nosotros, prosiguió. -- ¡Lo raro es que no hubo ruidos!
--¿Crees que haya sido una bengala de referencia para paracaidistas? –Aventuré—
--Es que no ha habido ruidos, insistió. –Habría sentido un avión. —
--OK. Voy a ir a dar un vistazo. —Quédate atento si veo problemas te hago una señal roja con la linterna. --Tú sabes el código de emergencia para pedir apoyo—
Dejé al preocupado Ramírez y me deslicé por entre los arbustos en la dirección indicada por mi compañero, tomé como referencia una minúscula loma y me acerqué protegido por los tamarugos.
Recorrí el terreno con los binoculares, sin observar indicios de actividad. Luego hice lo mismo con el visor nocturno. Al este de la loma que servía de referencia se veía un tenue resplandor, el cual amplificado por el visor se manifestaba de forma tan sutil que se hacía difícil de distinguir. Estaba a menos de doscientos metros del montículo y decidí avanzar con absoluto silencio agazapado y utilizando los pequeños baches y la propia loma para ocultarme.
A pesar del frío reinante mi frente se perló de sudor. Paso a paso llegué a la loma, no había escuchado ruidos. Utilizando mi espejo de señales miré por encima del montículo; no detecté movimiento alguno, con precaución me asomé para tener una visión más amplia. Nada. Del otro lado no se veía nada, solo que a unos 80 metros de donde me encontraba el terreno bajaba ligeramente, una nube baja se esparcía casi a ras del suelo. Por debajo se apreciaba una leve fosforescencia verdosa.
Comencé el descenso y al llegar al terreno plano me hundí de pronto hasta media canilla en el fino polvo suelto que los lugareños llaman chusca; tiene la consistencia parecida al talco y es sumamente desagradable. No veía mis pies ni donde pisaba, debía moverme lentamente para evitar un tropiezo. Es curioso, la sensación es como caminar en un medio fluido, pero seco.
Preocupado como estaba de no tropezar, había perdido de vista el punto luminoso, todo lo que veía hacia delante era chusca. Miré hacia arriba para tratar de visualizar alguna estrella conocida y solo vi ¿chusca? No puede ser, me dije. ¿Cuando, llegó esta camanchaca? Miré hacia atrás y no distinguí cambio alguno, estaba rodeado por una nube seca y blanquecina y mis pies se hundían casi hasta la rodilla en el polvo.
Carecía de toda referencia visual para orientarme. Traté de racionalizar el cuadro: me había internado en la chusca y de pronto cayó una camanchaca cerrada que no permitía ver más allá de dos metros. No era extraño que hubiese ese tipo de nubosidad en la pampa; lo raro era su sequedad, la camanchaca es mojadora como una neblina a ras de suelo. Todo esto era irreal. Estaba como atrapado en una burbuja de aire en medio de un saco de yeso.
Me acomodé el gorro de tela para cubrir nariz y boca, dejando la abertura recta para los ojos y me coloqué las antiparras para evitar el polvillo. Encendí brevemente la linterna con su filtro rojo: por experiencia sabía que la luz blanca rebota en la camanchaca y lo único que uno logra es encandilarse. El haz rojizo me permitió visualizar que el terreno descendía suavemente; con suerte podía ver a unos cincuenta centímetros a mí alrededor, seguí avanzando con lentitud, pero con firmeza y precaución. No era capaz de percibir ruido alguno, incluso mis pasos y los acelerados latidos de mi corazón se habían silenciado. Sentía las palmas húmedas debajo del guante, el frío ambiente había bajado varios grados, pero continuaba siendo seco.
De pronto tropecé con algo duro oculto en la chusca, palpé con el pié para rodearlo, pero al extender la mano, me di cuenta de que el objeto seguía hacia mi derecha. A través del guante podía sentir que se trataba de algo liso y de consistencia metálica, pero no podía verlo; tampoco mi mano la que al igual que mis pies se hundía en esta extraña camanchaca hasta casi el codo.
Avancé decidido a descubrir que era lo que tenía al frente. Pensé que podía ser un vehículo que se enterró en la chusca y luego al ser rodeado por la camanchaca no pudo continuar. Lo más probable era que los ocupantes se alejaran a pie y Ramírez viera alguna linterna, rebotada en la camanchaca; pensé para darme ánimos. Notaba cierta rigidez de mis rodillas, y en general evitaba tratar de racionalizar la situación, no deseaba sucumbir al creciente pánico que se apoderaba de mi espíritu.
Puse ambas manos sobre la pared del vehículo y fui siguiendo por su periferia hasta encontrar la puerta o una rueda, o algo que me permitiera identificarlo. Hallé una abertura y casi caigo de cabeza a su interior, tanteé y subí el peldaño impulsándome al interior. De pronto crucé la camanchaca y me encontré frente a una especie de pasillo con varias consolas de instrumentos a ambos lados, me detuve en la entrada mientras me habituaba a la semi penumbra reinante. Desde algún lugar al interior, emanaba una tenue luminosidad verdosa cuya fuente no alcanzaba a visualizar. El piso estaba inclinado por lo que me apoyé de la consola que tenía a mi derecha para avanzar, se veía gran cantidad de instrumentos y pantallas con inscripciones en un lenguaje completamente desconocido. La curiosidad se impuso con largueza a la cordura y al miedo; continué avanzando hasta rematar en una pequeña sala semi circular con dos asientos frente a un monitor con innumerables controles, saqué mi pistola y me acerqué pausadamente, atento al menor movimiento. Me detuve justo detrás de los asientos tratando de observar si había ocupantes.
¡Mierda! Exclamé. Ambos asientos estaban ocupados: en el del lado derecho se podía ver la espalda y una cabeza inclinada sobre las rodillas del operador, una varilla desprendida de uno de los soportes de los numerosos aparatos había atravesado de lado a lado el casco que vestía. La inerme figura tenía el cuello doblado de una forma antinatural, por lo que resultaba evidente que estaba sin vida.
El otro ocupante se encontraba enrollado sobre el piso dándome la espalda. Parte del instrumental había caído sobre una de sus piernas que se veía aplastada bajo su peso. Vestían ambos una especie de mono o buzo de vuelo de tela de un brillo mate y aterciopelado de un tono plateado. Rodeé el asiento para tratar de comprobar su aún vivía y al inclinarme para buscar su pulso, el individuo se movió ligeramente confirmando que estaba aún vivo. Olvidando las precauciones me arrodillé y traté de mover el pesado equipo que mantenía atrapada su pierna. Lo logré luego de varios intentos: tomé después la inerte figura por debajo de las axilas y la arrastré para dejarlo de espaldas en el piso.
En ese instante noté que era de muy baja estatura, no más que un metro con cuarenta o cuarenta y cinco centímetros, no podía ver su rostro por que el casco de tipo integral tapaba su cara por completo con una especie de visor muy oscuro. Tomé su pierna lastimada para ver si había heridas expuestas o cortes. La tela aparecía desgarrada y para mi sorpresa la piel debajo del buzo estaba llena de escamas de color verdoso pálido, pero no había indicio alguno de lesión o cortes. Palpé en busca de fracturas con resultado negativo, solo una mancha negra abarcaba desde media canilla abajo.
Quedé choqueado, me dejé caer sobre el piso sin poder coordinar mis ideas un terror irracional erizó mis vellos y me impulsaba a salir corriendo, pero por otra parte me consumía una enorme curiosidad que me impelía a permanecer allí y averiguar que o quienes eran los accidentados y cuales sus objetivos. El sujeto que había liberado se movió un poco tratando de incorporarse, se llevó su mano enguantada hacia la pierna. Yo miraba desde un metro de distancia sin reaccionar. Conservaba mi pistola a mano y no advertí bolsillos ni otras aberturas en el mono del ser que lentamente frotaba su pierna.
No sabía cuanto había pasado desde que lo liberé de su incómoda posición, volvió su cabeza hacia donde me encontraba y levantó su mano con la palma abierta hacia mí; pude observar que tenía solo cuatro dedos, tres más el pulgar. Inclinó la cabeza con suavidad y pude sentir que me daba a entender que no debía temer nada de él, acto seguido señaló una pantalla a mis espaldas; me volví y escuché que efectuaba unos sonidos parecidos a gruñidos, al mismo tiempo en el monitor que observaba aparecían palabras en inglés: He´s gone (esta muerto) I’m OK Thanks, need some rest (Me encuentro bien, solo necesito descansar Gracias).
Estaba verdaderamente impactado, deseaba hacer miles de preguntas, pero no sabía como empezar.
--- What happened?– pregunté (¿Que les pasó?)
El monitor reprodujo una serie de símbolos
--- We enter your space accidentally, so we fall down – Leí en el monitor de traducción (Entramos accidentalmente a la atmósfera de Uds. Por eso caímos.)
--- ¿Puedes arreglar tu nave? Me interesé, siempre en inglés
--- Si, solo necesito reprogramar los patrones de vuelo y esperar el momento propicio. –Continuó el pequeño
--- ¿Como es que tu nave no sufrió daños?
--- Viaja envuelta en un halo anti gravitacional, manifestó con soltura
--- ¿Por eso se ve como una niebla a su alrededor?
--- Supongo que sí, continuó
--- ¿De donde vienes? Le pregunté
Titubeó unos momentos como tratando de elegir una explicación, y al fin leí que no habitan un territorio como nosotros, viven en naves gigantescas que se desplazan buscando órbitas despejadas o manteniéndose estacionarias en sectores favorables del espacio. Obtienen nutrientes en laboratorios procesando material cósmico, y se abastecen de energía solar, y de ondas electromagnéticas.
Como puedes ver utilizamos sólo fuentes de energía limpias y tecnologías no contaminantes. ---A veces obtenemos agua de algún océano para experimentar, son ricas en materia prima para crear nuevos nutrientes.-- Concluyó
Le consulté como es que podían comunicarse en inglés.
Se volvió hacia a mí y me informó que han estado estudiándonos por mucho tiempo.
--¡Para ayudarlos y protegerlos! – agregó
--- ¿Tienes un nombre?
--- Puedes llamarme Friend –replicó – Mi nombre sería un sonido sin sentido para ti.
--- ¿Existen otras razas en tu espacio Friend? -- Me interesé
---Muchas, me dijo, y algunas no muy amistosas, por eso es que los protegemos incluso de si mismos.
--- ¿Como es eso?
---Nuestros líderes se han comunicado con los vuestros, por muchos años, incluso entregándoles información científica para permitirles avanzar en el campo tecnológico y científico, lamentablemente, hay tecnologías que empleadas en el sentido equivocado los tienen al borde de su propia destrucción.
--- ¿Porqué estos contactos los han mantenido en secreto? Si la humanidad supiera que otras civilizaciones han logrado superar la polución y la contaminación, mediante el dominio de formas limpias de energía como las que me indicaste ¿No sería un factor de unidad y de convivencia pacífica?
--- Eso es lo que tratamos de hacer al comienzo, pero usaron la energía para construir instrumentos de muerte, y el conocimiento trajo deseos de poder, y la ambición de someter a los mas débiles. Por eso nos mantenemos ajenos y expectantes.---
Las explicaciones me parecían de una lógica aplastante, estaba fascinado con la charla y tenía una consulta que hacía rato pugnaba por hacer: en mi calidad de Aviador me interesaba sobremanera la fuente de poder y los principios aerodinámicos de sus naves. Así se lo pregunté.
---Nuestras aeronaves son diametralmente opuestas a las de ustedes, explicó: no están basadas en principios aerodinámicos, pues no volamos en atmósferas, sino que en el vacío. Asimismo, nuestras fuentes de poder ya mencioné que se basan en la energía solar (mejor dicho estelar) y en el espectro electromagnético del cosmos. Utilizamos fuerzas magnéticas para anular la atracción de los planetas y manipulando la polaridad simplemente caímos hacia el lado que elijamos.
---La energía necesaria para formar esos campos magnéticos debe ser inmensa, aventuré.--- Los generadores que usan para los trenes que circulan por rieles magnéticos en Japón y Alemania son enormes---
---Tienes razón, --- prosiguió el fascinante viajero estelar ---
--- Pero, ¿cual es la manera en que generan esa tremenda energía?-- insistí
--- Piensa por un momento ¿Qué pasaría si yo te diese el secreto de nuestras fuentes de energía?, ¿Y si te enseñara a construir un motor de energía electromagnética para un vehículo aéreo?
--- ¡Me haría millonario! ---.manifesté
---Falso, explicó -- te convertirías en un peligro, piénsalo un poco: Si pudieses construir motores de energía gratuita e inagotable, como la solar. Enviarías a la ruina a todos los productores de petróleo, los constructores de automóviles a los fabricantes de aviones. Si pudieras volar con la facilidad que lo hacemos nosotros: ¿Cuánto tiempo podrías defender tu exclusividad? ¿Sería tu país capaz de defenderla? ¿Llegaría el beneficio a los más necesitados? …
Por un momento medité sobre lo que Friend había expresado: Pensé en la reacción de mi Jefatura, de los políticos, de los empresarios…
Incapaz de refutarle me limité a seguir sus explicaciones en silencio, invadido de una tristeza casi tan abrumadora como la vergüenza que producía el reconocimiento de que como especie carecíamos de valores.
Tu o tus líderes ¿podrían mantener este conocimiento limitado solo a usos pacíficos? Creo que la humanidad no está preparada para gozar de este beneficio. Energía gratis, motores que no necesitan mantenimiento, sin desgaste de piezas, sin contaminación. Sería el colapso de la economía mundial. ---Concluyó.
Lo pensé por unos momentos y hube de darle la razón: Las potencias querrían adueñarse de esta tecnología para sus propios fines, no podríamos defenderla y si en secreto nos beneficiáramos, tendríamos que transformarla en un arma para poder mantenerla. En realidad no estamos aún en un estadio evolutivo adecuado, un progreso de esta magnitud sólo es posible asociado a un nivel de evolución espiritual diferente. Mientras existan los estados naciones independientes van a primar los intereses de los más fuertes por sobre los de los demás.
No puede darse con la sola voluntad de una nación, por poderosa que sea, quizá en el futuro, la humanidad como un todo llegue al convencimiento de que somos una sola raza, la HUMANA entonces quizás podría prosperar esa clase de adelanto.
Escuché que Friend hacía ruidos, me hablaba. Miré el monitor y me sorprendí de ver que estaba respondiendo a mis recientes cavilaciones, había captado mis reflexiones sin necesidad de que las verbalizara.
---Tienes toda la razón – La raza humana como un todo único y con gobernantes dedicados al bien común. Esa es la utopía que deben perseguir.
Me quedé unos minutos cavilando, en todo lo que habíamos conversado no cabía duda de que la Humanidad debía avanzar en un sentido contrario al actual para evolucionar.
En el estado de cosas actual con antagonismos tan intensos como los de Oriente y Occidente, con guerras santas, terrorismo suicida y con poderes militares y nucleares enfrentados. Con organismos internacionales que sancionan a quienes carecen del poder militar, de veto o de fuerza política o poder económico.
Esta actitud no solo se vive en las grandes potencias o en la gran política internacional. En nuestro país en el pasado hubo excesos de poder, con conocimiento oficial o sin el. Hubo asesinato y robo en nombre de la Democracia. La justicia se ejerce para quien puede pagarla o para quien tiene posibilidad de vetarla, no para todos por igual o para quien la merece. Y cuando el poder cambia de mano, también cambia el beneficiario, pero la masa, el vulgo, que no detenta poder político, económico, social, religioso o por último la fuerza; sigue a merced de la arbitrariedad del poderoso.
---Friend asentía en silencio, --- le ofrecí ayudarle a re posicionar el equipo e instrumental que se había desplazado con la caída. Levanté al malogrado compañero y juntos lo pusimos sobre una especie de camilla plegable que extrajo de un compartimiento debajo del tablero, consistía en una especie de piso de goma de un centímetro de espesor y una cubierta. Pusimos al piloto sobre ella y Friend presionó algún interruptor que no pude ver y la cubierta se extendió sobre el cuerpo, sellándose al vacío.
--Tengo que volver – le dije-- porque si no lo hago enviaran aviones a rastrear la zona, mi compañero debe informar de mi ausencia.
-- No te preocupes me dijo, estarás de regreso a tiempo para tus comunicados, el tiempo como tú lo conoces no existe para nosotros.
Nuevamente había logrado sorprenderme, obviamente Friend era una caja de sorpresas. Yo había escuchado de algunas teorías acerca del tiempo y del espacio en las que se aventuraba que ambas podían coexistir de alguna forma. Si bien Einstein estimó que si se viajara en el espacio a velocidades mayores a la de la luz podría cambiarse el aquí y el ahora por otro anterior o posterior. La energía necesaria para ese cambio era tan monstruosa que destruiría la materia. Hoy en la física cuántica, esta dualidad espacio temporal también es un tema serio de investigación en la ciencia, pues se postulan para ciertas teorías físicas de unificación la existencia de los taquiones, que son unas partículas que se desplazan a velocidades superlumínicas.
--- ¿Cómo es posible alterar el tiempo? Consulté
Friend me miró a través del casco que no se había quitado. ¿No leíste alguna vez la teoría de la relatividad de tu sabio Einstein? ---Consultó.
---He leído algo, pero no significa que lo entienda--- me disculpé
---En la Teoría de la relatividad el tiempo depende del observador y para observadores diferentes dos sucesos A y B pueden ocurrir simultáneamente o A "antes" que B para un primer observador o B "antes" de A para el otro observador. Solo si dos sucesos están atados causalmente todos los observadores ven el suceso "causal" antes que el suceso "efecto". También la duración de un proceso depende del observador: La Teoría de la Relatividad, considera el tiempo como una dimensión más del espacio y hay que trabajar con el concepto de espacio-tiempo. --Explicó Friend a mi juicio inútilmente, faltaba mucho para que yo pudiese entender esos conceptos.
---OK te creo, le dije, además sería completamente inoficioso que me dieras una verdadera explicación científica, la Física Quántica no es mi fuerte.--
Estuvimos ocupados un buen rato fijando nuevamente los paneles y los instrumentos que habían saltado de sus posiciones, Friend inspeccionó los sistemas a través de su consola y cambió algunos circuitos o conjuntos de chips, supongo. Hasta que por fin me miró y me dio a entender que estaba finalizado el arreglo.
--Te invitaría a una cerveza—bromeé, --- pero estamos lejos de cualquier parte
Sentí cerrarse la escotilla y Friend señaló el asiento del copiloto. Al frente había un monitor grande, de aproximadamente 17 pulgadas y debajo de él varias pantallas mas pequeñas agrupadas, similar a un panel de vuelo de un avión jumbo. Comenzaron a iluminarse las pantallas mientras Friend manipulaba un teclado reducido frente al puesto de comando. En el monitor grande apareció una imagen del terreno exterior.
De pronto la pantalla se borró por cuatro a seis segundos, cuando la imagen volvió a aclararse veía un conjunto de nubes y en el horizonte la curva de la tierra.
---Estamos a unos 30 kilómetros de altitud sobre la costa — ¿Quieres volarlo? -
--Por supuesto, asentí-- ¿Cuáles son los controles? –
Me mostró una bola como las de manejo de cursores de un computador y las teclas de acelerar y frenado, otra serie de controles estaban referidos a otras capacidades de navegación, comunicaciones, auto piloto, y un largo etcétera.
---Cuando viajamos grandes distancias, explicó, podemos dejar que la nave sea auto pilotada solo programando desde el lugar que estás a tu destino. Hay computadores que realizan los cálculos y toman las decisiones necesarias para alcanzar el objetivo. –- terminó.
Posé mis dedos sobre la bola de control y la moví ligeramente hacia la izquierda y abajo. Instantáneamente sobre el monitor principal apareció una línea de horizonte y un cursor de referencia que mostró la inclinación de la nave en relación al horizonte. Presioné el control del acelerador y moví la bola hacia delante.
De inmediato, a una velocidad escalofriante bajó a cuatro metros sobre las olas, sólo sentía la sensación de velocidad porque la pantalla era incapaz de mantener la nitidez de la imagen hasta que el vuelo se estabilizaba. Flotó unos momentos casi estacionario y la cámara fue mostrando una panorámica del exterior. Luego con una suave presión hacia atrás de la bola, volvió a subir hasta quedar a una altitud de unos 20 kilómetros (Aproximadamente 60.000 pies)
-- Programé una altitud límite hacia abajo, por precaución—expuso Friend
---Ya veo, gruñí—es muy sensible el control – me disculpé.
Juraría que el condenado estaba riéndose de mi palidez
--Bueno, me dijo, debemos despedirnos ¿Cómo deberé llamarte la próxima vez que nos veamos?
--Llámame Amigo—Respondí-- mi nombre no significaría nada en tu idioma.
Descendimos nuevamente hasta el lugar donde lo había encontrado y nos despedimos:
-Adiós Amigo—Dijo, y me alargó un pequeño círculo metálico, como una moneda, con inscripciones en relieve, lo asocié a un llavero promocional. Un recuerdo.
--Adiós Friend, gracias – Le expresé y busqué mi llavero con la insignia de la FACH, quité mis llaves y se lo entregué.
--- ¿Cómo sabré cuando vengas nuevamente?—Consulté
--- Recuerda que los vigilamos para su propio bien… ---Recalcó
Bajé y me alejé. Durante un par de segundos se balanceó sobre el terreno y sin ruido desapareció en una nube de neblina.
Volví a enterrarme en la chusca y traté de orientarme hacia el grupo de tamarugos, en dos o tres minutos la niebla desapareció y pude ver con nitidez que el sol comenzaba a aparecer por las montañas del oriente, caminé rápidamente hacia nuestro campamento. Encontré a Ramírez encendiendo el radio para efectuar la comunicación a la Base.
--¿Alguna novedad, Ramírez? Consulté
--No Jefe ninguna, ¿Cómo le fue a Usted?
--Eh, bien no encontré nada interesante, debe haber sido una camanchaca que reflejó la luna —
--Ah que bueno.--
Alfa 1, Alfa 1, Alfa 1
--QSL copiado fuerte y claro Alfa 1, ¿tiene novedades?
--- Negativo base, Alfa 1 fuera.
©Corguill
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