Cómo hacer lo que ya sabes que no debes hacer

Hey, oye, psst, psst, greñudo, sí tú. Ay, por fa, quítate de ahí. De veras, neta que cada vez que veo uno como tú, me retumba en la cabeza la voz de mi madre. “Ay, m’ija, te gusta puro nacido pa’ perder”. Sí, eso es discriminación, definitivamente, madre, entras en la clasificación de padre discriminador-debido-a-la-brecha generacional.

Pero ya quítate, mira que con todo y que me gustan agradables al ojo, tú, aunque greñudo… ay, cómo me super-recontra-archi-super-mega-plus fascinan los greñudos. Bueno, la cosa es que no estás como que súper lindo p’al ojo, pero es que estás greñudo… mejor siempre sí, hazte p’alla, porque no me gustas mucho, pero esas greñas y ese tatuaje, neta que no me dejan pensar racionalmente.

Me lleva la chingada, ya se sentó a mi lado y nadie lo invitó, ¿pero quién le dijo que yo quería saber esa historia? La verdad es que la historia no es tan mala, pero ya dijo que las mujeres son, no somos, son rete difíciles y que las relaciones son muy malas. “Ring, ring”, visualizo una banderita roja, no’mbre con este ni a la esquina, es lo que me dije en el momento.

-Oye, pero dame tu fon, ¿no? La verdad es que me caíste súper bien. De hecho tengo una fiesta ahorita, ¿quieres ir?

Jajajjjaj, pero si acabo de ver la banderita roja, y mi monólogo interno, ¿qué?

-Claro que te doy mi fon, pero la fiesta, hoy no, ¿eh? Tengo muuucho trabajo.

Pero bueno, total que fuimos a otra fiesta y a una reunión, a dos cafés, a unas chelas y a su casa, claro, a ver una peli.

Pues total, ¿qué puede pasar? Siempre es bueno tener nuevos amigos.
Nos caemos tan bien que ya estamos en la cama besándonos. Total, ¿qué puede pasar? Siempre es bueno tener a alguien con quién pasar ratos agradables en lo que aparece el príncipe de nuestros sueños. Digo, no de esos que llegan en caballo, te llevan a vivir al palacio y somos felices forever.

La neta, la neta, es que ya somos novios, ya la familia y los amigos lo saben, bueno, más de su parte que de la mía, porque siempre me ha quedado claro, que guapo, guapo no es. Pero si lo ves bien, es atractivo y varonil bajo esa barba masiva. Además, es súper lindo, buena onda y me cae re bien, aunque al principio no tanto. Lo que pasa es que también soy una discriminadora de feos. Imagino que eso es un patrón aprendido de mi madre.

Hijole, la verdad es que nunca pensé que este pinche feo que es re lindo me trajera cacheteando las banquetas, seguramente se lo debo a mi baja autoestima y al hecho, obvio, de que lo conocí en un momento de mi vida que me sentía muy mal. Pero ahora me siento muy bien y hasta estoy pensando en que el matrimonio, después de todo, no es una institución tan devaluada.

¡Si todo es miel sobre chocolates cubiertos de caramelo! Todos le han dicho que parece cascabel de gato bajo prozac. Y no se diga de mí, bueno, bueno, parezco la foca más feliz del acuario.
“Ring, ring”, este ring es diferente, de hecho es el de la ex novia, el otro es de la otra ex novia y los otros son de sus amigas que lo quieren tanto, porque ya ha quedado claro que es súper lindo, ¿no?

¡Santa madre, cúbreme con tu manto! Estos “rings” ya me están mal viajando, pero sí ya lo había dicho yo, esa banderita sí quería decir algo. Pero creo que sigue siendo el consejo de mi madre retumbándome en la cabeza.

¿Qué pasó? Como que algo no está bien, está raro, como ido, como que ya no es el mismo, ¿será que se nota mucho que me molestan esos “rings”?

La verdad es que todos tenemos nuestros defectos y virtudes, además hoy en día es muy difícil, casi imposible, encontrar una pareja con la que estés más bien que mal. Total, ¿qué puede pasar? Nada que no le haya pasado a muchos antes. Yo creo que debo “echarle ganas” como dicen todos esos optimistas que no tienen más que decir. Pues le echo ganas, ¿no?

Mmmjule, la cosa ya se puso fea y pienso sin temor a equivocarme que es el hombre de mi vida, ¿ahora qué hago? Es momento de llamar a todas, todas mis amigas y contarles con lujo de detalle qué ha pasado y solicitarles su consejo para que me digan cómo solucionar esta situación.

No, ya valió madres, ni como salvar esta relación que pocas veces se dan en la vida. Ya hice trucos, también los consejos de mis amigas y parece que nada funciona. De hecho, estoy pensando en escribir un libro sobre lo que debes y no debes hacer pa’ conquistar a un hombre. Aunque tengo uno muy parecido debajo de la cama. Pero tiene bastantes huecos por llenar.

¡Ahora sí, ya valió madres! Me dijo amablemente que lo suyo, lo suyo, no son las relaciones, que más bien el que es muy difícil es él y que no quiere hacerme daño. Que prefiere mi amistad porque soy una mujer que vale mucho la pena y comenzó a enumerar mis miles de cualidades.

¡Hombre, por Dios piensa! Si casi, casi soy la mujer maravilla, ¿seguro que sólo quieres mi amistad?

-Sí, porque quiero tenerte en mi vida, eres lo máximo. Lástima que la cosa de pareja no se me da.
-Pues, ¿sabes qué? Yo no quiero ser tu amiga, ¿sale?

Después de todo, mi madre tiene razón, como dice el dicho: “más sabe el diablo por viejo…”.

Y la verdad, es que viéndolo bien, sí está bien feo y esa banderita sigue rondando en mi cabeza… Ya también estoy pensando en 23 capítulos de mi futuro libro.