Ya sabido es que cuando los cronopios viajan las cosas resultan siempre complicadas. Pero de todos modos ellos son muy felices con sus viajes y sus valijas con estrellas de mar. El problema no son los viajes en si, sino cuando a cientos y cientos de famas y esperanzas se les da por viajar tambien, cosa que no sorprende de los famas que siempre tienen sus viajes bien organizados con cada movimiento planificado con meses de anticipacion, pero las esperanzas. Cuando se aproximan dias festivos, las esperanzas abandonan sus costumbres sedentarias y con una escobita de colores variados sacan el polvo de sus valijas y se embarcan hacia algun destino aun desconocido para ellas.
Sucedió asi. Nuestro cronopio viajero con su bolcito celeste silbaba entusiasmado por su inminente viaje, y buenas noches señor conductor como esta usted sea por favor tan amable de venderme un pasaje de esos que usted tiene de un hermoso color verde. Y el fama piloto con su cara seca ¿cómo que quiere un pasaje? y el cronopio si, deme un pasaje a la ciudad del sur que tengo obligaciones y el fama piloto-cara-de-tortuga-volcada no no, nosotros llegamos hasta aca a esa ciudad iban los otros famas pilotos que siguieron de largo y el cronopio que se pone loco y quiere saltar sobre el fama piloto exigiendo un papelito verde que nunca llegaria. Ya resignado el cronopio sale a la busca de alguien que quiera ayudarlo en su odisea y encuentra al pingüino, que no es turquesa ni mucho menos, que sí lo lleva pero mas caro, eso sí. Contento de que ya habia solucionado su problema de viaje, se sienta el cronopio a esperar dibujando golondrinas en el aire y preguntandose si las esperanzas y si los viajes. Y al fin llega la hora de la partida anunciada por el amable boletero aquel del pingüino no turquesa y tal como habia vaticinado llega el no tan simpatico vehiculo que lo llevaria por las rutas del destino, pero otra vez pobre cronopio se encuentra con otro fama-piloto un poco menos acido que el anterior que le dice que no, que a viedma no, que espere, sientese y espere 20 minutos ya llega el que le va a llevar a donde usted quiere. Entre blasfemas y valijas de famas de color desorden vuelve el cronopio a su asiento a resignarse a la espera. Esperar, esperar; justo el. Que ironia.
Al fin, con el sol ya sobre los nidos de los pajaritos que habitan esos lares cuando las esperanzas recuperan sus constumbres sedentarias llega el famoso y tan ansiado transporte, que pareciera que se va a desarmar antes de llegar porque. Enormisima alegria del cronopio al confirmar que este si es el que lo llevará. Dando saltitos sube los tres escalones que lo ubican frente a decenas de cronopios (quiza), famas (seguramente) y esperanzas (por que no) que dormian unas y tomaban mate otras y se reian otras que barbaridad. Comodamente ubicado en su butaca reclinable pero no tanto, se dispone el cronopio a recuperar las horas de sueño que le habian quitado como le quita el viento su sumbrero a un señor elegante cuando sale del teatro de ver AQUELLA obra. Pero no puede ser que todo este saliendo tan bien y entonces el sol de frente y el fama piloto que aplica toda la fuerza de su pie derecho sobre el pedal y todos, cronopios, famas y esperanzas hacia delante por la frenada y menos mal que no chocamos pero a vos te parece como paso ese colectivo en rojo, un metro mas y esto era un desastre, pero por suerte. Y no hubo caso, por mas que intento miles de insolitas posiciones para tratar de dormir y soñar con su cronopia que habia quedado en casa preparando todo, detrás estaba el fama-estornudante, con su constante achis y sus mocos en blancos pañuelos todo el tiempo que asco.
Al final el cronopio alcanzo su destino, lo cual lo lleno de una inmenza tranquildad y se quedo mirando el hermoso cielo celeste mientras el fama-estornudante se iba con sus mocos a otra parte y pensaba el cronopio si ya su cronopia y si el mundo seguiria su alocada carrera hacia alguna parte y si las esperanzas.
Asi es como se viaja en Navidad. |