Sosegado
puedes mirar adentro
encontrarte en ti mismo inclinado
soteniendo tu sombra
que también es luz hundida en los abrojos
y en los tiempos de la siembra
y la tierra que fue surco entre tus manos
Tú que merodeaste entre las piedras el sonido de la lluvia
que intuiste la hora de la siembra y la cosecha
que fuiste arado y cortadura
sabes cuánto hay de altura en la caída
cuánto de amor en las manos
que buscaban el pan entre los musgos y la tierra húmeda
Tú aún rezumas lo que fue el sudor de la jornada
mientras los otros buscan
en su gota de tiempo
lo que hay de vida en tu silencio
Señor de la tierra
apacible tensas el instante
como si estuvieses a punto
de donarnos tu materia
o sembrarnos a tu lado permanenete
Señor
al asomarte al sonido que has dejado
vuelves a vestirte de tu tiempo
y a sentirte antiguo y joven como el mundo
Texto agregado el 15-06-2007, y leído por 89
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