Todo lo que no existe existe, porque sólo lo que no existe puede ser causa de lo que existe, porque la causa de lo que existe no puede estar en ella misma debe estar por tanto fuera de ella y el único tal lugar es lo que no existe. Lo que no existe ocupa el espacio de todo tiempo fuera del presente y el presente procede de lo que no existe y deviene hacia lo mismo; por lo mismo lo que no existe es causa de lo que existe ¿Puede ser lo que existe causa de sus propios cambios? Si lo que existe es todo ¿De dónde surgiría lo nuevo que promueve un cambio? ¿De lo completo, acaso? Nada que esté completo puede motivar un cambio. Sólo aquello que desea completarse puede motivar un cambio; y, si no está completo, solamente en lo que no existe existe aquello que puede completarlo; y, si acaso sólo puede obtenerlo arrebatándolo de lo que existe, obteniéndolo quitando ¿De dónde surgiría el material para que todo pueda estar completo? Pero si todo alguna vez pudiera estar completo ¿Pudiera haber entonces algún cambio? Prueba entonces hay de que no todo está completo; pero si todo estuviese incompleto ¿Cómo todo pudiera sostenerse? Pudiera sostenerse únicamente mediante el impulso del cambio, es decir: el impulso por avanzar hacia lo que no existe es aquello que sostiene lo que existe unificado. Corrijo entonces el error inicial: lo que no existe simplemente no existe; y, si existiera, no habría por qué buscarlo.