"Ten el tesón del clavo enmohecido
que ya viejo y ruin, vuelve a ser clavo,
no la cobarde estupidez del pavo
que amaina su plumaje al primer ruido."
(Alma Fuerte)
Levantamos el puño contra el cielo,
y decimos: -Dios, ¿dónde estás?
Escudriñamos nuestro entorno con furor,
y el índice siniestro apunta al “otro”.
Es que el fracaso tiene tantos nombres
escondidos debajo del silencio;
nombres que no nos dejan ver el éxito soñado.
Los nombres del fracaso que sacamos
a relucir identifican cada cómplice
que nos divide interiormente
y nos transforma en enemigos de nosotros mismos.
A menos que aceptemos su amistad,
ese silencio que lo encubre y justifica todo,
será un verdugo sin piedad para otros sueños.
Texto agregado el 14-06-2007, y leído por 184
visitantes. (1 voto)