Un poeta, uno de esos viejos. De esos que ya murieron. Viejos como el mar y la tristeza. Dijo en una de esas entrevistas desganadas. Sin sentido para él y para todo poeta. Perteneciente a esa raza a la cual no le interesa ni el éxito ni la fama. Dijo a pesar de todo el asedio periodístico siendo él mismo un periodista, la plenitud, las ganas de escribir se consiguen gracias al amor. Y hoy, creo que sólo por hoy, puedo osar a contradecirlo. No sólo me atrevo yo a refutar a este sabio que entre las alas de la eternidad está. Quizás 5 o miles mas. Millones de escribidores descorazonados. cientos de mancos y sobrevivientes de esta bendita guerra que es el amor. Hoy escribo, seguramente que mal, pero escribo con ganas por que es la mejor forma de hacerlo. Con ganas de rabia pero con ganas al fin. No con ganas de amor, o gracias a él. Como dijo ese gran poeta que yace junto a los viejos y a los mares como él predecía. Pero hoy, esto es una protesta, de aquel residuo que vomitó la división de corazones. Solos y desolados, tristes y llorosos, imaginarios abstractos, desamorados descorazonados. La lucha está por comenzar. O quizás ya empezó. Estamos en busca de almas dispersadas en esta desafortunada tierra. Prepárense al paso firme de los soldados sin escudo. Prepárense ustedes corazones ajenos dispersados en esta desafortunada tierra.