¿Lo perfecto es lo inalcanzable?
Muchas veces en la vida cotidiana se nos presenta la idea de alcanzar la perfección ante determinadas situaciones. Sin embargo, nuestra idea de perfección nunca es posible llevarla a cabo debido a que somos seres imperfectos.
A decir verdad, tendemos a relacionar lo perfecto con lo inalcanzable, es decir, aquellas cosas que no logramos obtener y que se encuentran muy lejos de nuestras manos.
Nuestro cerebro actúa de manera tal, que cuando alcanzamos aquello que tenia un gran valor para nosotros, cuando se tiene, ya deja de ser perfecto porque comienza a formar parte de todo lo que es posible, y a partir de ese momento surge en nuestro interior la necesidad de plantearnos algo nuevo, es decir, algo no descubierto hasta entonces.
Sin quererlo estamos constantemente ante un nuevo desafío lo que hace que la incertidumbre este siempre presente.
Una vez que se obtiene aquello que costo tanto alcanzar, termina perdiendo su valor y olvidando el esfuerzo requerido para ello.
Al ser seres imperfectos buscamos la manera de encontrar respuesta a aquellas dudas que son las que nos mantienen vivos. Una vez que ellas son encontradas, necesitamos de otro inalcanzable para subsistir ya que nuestros impulsos y miedos al ser considerados alcanzables, es decir imperfectos, no dejan que encontremos la perfección en lo que fue obtenido.
Como consecuencia, nunca llegamos a descubrirnos del todo, ya que tememos caer en la rutina, es decir “conocernos”. Esto se produce debido al miedo que se nos presenta al profundizar y prestar atención en aquellas manchas oscuras, que pueden ser aclaradas si le damos un poco más de importancia. Pero si pasara esto, ya no seriamos imperfectos si no que seriamos perfectos, y esto haría que pasemos a ser parte de aquella rutina, que ha sido estudiada y pudo ser alcanzada. Como consecuencia, pasaríamos a un segundo plano y seriamos aislados de la sociedad debido a que somos perfectos.
Por lo tanto, nuestros miedos son la forma que encontramos para no dejar de existir y convertirnos en sombras que conviven en la sociedad.
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