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“En el restaurante”

Todos tenemos familiares, amigos, conocidos que hacen o han hecho dieta alguna vez, que corren por el parque o van al gimnasio, o quizás toman alguna pastilla, hierbas o jarabes para adelgazar. La preocupación por la pérdida de peso nos parece algo habitual, normal en nuestros días, es algo cotidiano que ya no llama la atención, y sabemos de los sacrificios personales que todo ello supone. Tal vez por todo ello se debe contar la historia de Julián J., para que seamos conscientes del pesar del problema contrario, y de la enorme soledad que conlleva ir a contra corriente de las tendencias y de las costumbres del momento.

Cuando Julián J. salió del médico a mediodía la preocupación se reflejaba en su rostro, había adelgazado otros cuatro kilos y la anemia se había agravado, cuando le preguntó al especialista el medicamento que tendría tomar para poder engordar, este le respondió con un gesto de impotencia: -“Hoy en día existen miles de soluciones y medicinas para adelgazar, pero sólo una para engordar: comer”- y eso era algo que Julián hacía muy a su pesar, pues el apetito no era precisamente una de sus habilidades.

Y a esa idea es a la que iba dándole vueltas y más vueltas Julián en su lento y fatigoso camino hasta casa, su extrema delgadez y debilidad hacía que un corto paseo lo agotara y tuviera que descansar cada cierto tiempo para no desfallecer. Cansado miró el reloj, pasaban las dos de la tarde, hora de comer, y se encaminó a un restaurante cercano que tenía muy buena fama en la ciudad, un día entre semana como aquel no debía de tener problemas para conseguir un buen sitio.

Lo condujeron a una mesa cerca de la ventana, con una hermosa vista de la ciudad, se podía divisar casi todo el casco antiguo, e incluso parte de la catedral. Los techos de madera y los manteles de un blanco inmaculado hacían de aquel sitio un lugar realmente acogedor. Al momento, un camarero impecablemente uniformado, con pantalón negro, camisa blanca y una simpática pajarita verde se acercó para entregarle la carta y preguntarle qué deseaba beber.
- “Una copa de vino tinto por favor” –contestó sin vacilar, y el camarero se retiró-

Ojeó la carta una y otra vez, todo parecía apetitoso, los entremeses, las carnes y los pescados, las pastas y las especialidades de la casa, posiblemente aquella lista de comidas sería un placer para cualquiera, pero no para Julián, que se hubiese conformado con un rato de descanso y un vaso de agua fresca, pero tenía que comer, debía comer, pues su salud dependía de ello, y ese era un buen momento para empezar.
- “Chateaubriand con salsa bearnesa” – dijo al camarero cuando este se acercó a dejarle su copa de vino y tomarle la comanda.
- Buena elección. ¿De segundo tomará algo el señor? – le preguntó con amabilidad-
- No, muchas gracias. –respondió Julián, y al momento el camarero le retiró la carta y se encaminó a transmitir en cocina el pedido del cliente.

Es una buena elección, repitió para sí mismo, tiene que estar exquisito, y la carne tiene muchas proteínas, seguro que me sienta bien.

Al cabo de poco tiempo, mientras bebía la copa de vino a pequeños sorbos para no tener que pedir mas de una, no fuera a ser le quitara el poco apetito que tenía, apareció de nuevo el camarero, con un gran plato cuadrado, mas parecido a una fuente de las que hoy en día se ponen en medio de las mesas para decorar, con el menú solicitado. Una presentación magnífica, la carne, la salsa, la combinación de colores de las verduras de guarnición tenían una vista inmejorable.

Se dispuso entonces Julián a comer todo lo que pudiera, cogió los cubiertos de carne, cortó un buen trozo, lo embadurnó de salsa y se lo llevó a la boca. Estaba exquisito, pero ese fue el momento en el que Julián, una vez más, se topó con su miserable realidad. Masticó primero con el lado derecho, luego lo pasó al izquierdo y nuevamente al derecho. La cadencia en masticar cada vez se iba haciendo más lenta y cansina, poco a poco, paso a paso, una vez, y otra, y otra vez más. Aquella carne no se deshacía, se iba convirtiendo en un grumo sin sabor envuelto en una saliva imposible de tragar.

Sintió unas arcadas terribles a causa de la imposibilidad de engullir aquel alimento. Paciencia –se dijo-, miró por la ventana, respiró hondo por la nariz y reanudó la ardua tarea de ingerir al menos aquel trozo de carne que se resistía. Una vez, otra vez, respirar, poco a poco, un sorbo de agua, con la parte izquierda de la boca, con la derecha, imposible, aquella pasta de carne sin sabor nunca llegaría al estómago, sintió ganas de llorar en aquel momento, hubiese dado cualquier cosa por comerse aquel plato, incluso por comerse aquel bocado, quería, pero no podía.

Miró a su alrededor, el local estaba casi lleno a esa hora de la tarde, no podía escupir aquel trozo de carne que había decidido instalarse en su boca, pero la fatiga crecía a cada momento, con cada respiración. Una envidia amarga recorrió su cuerpo al contemplar el resto de comensales de la sala, todos comían, un plato tras otro, había mesas incluso con varias bandejas donde unos comensales divertidos compartían el almuerzo, nuevamente tuvo ganas de llorar.

La preocupación por su salud desapareció, ahora tenía un problema mayor, las dificultades logísticas derivadas de aquella situación. -¿Qué hacer con el bocado que lo mortificaba, que hacer con el resto del plato que estaba casi intacto para que el camarero no notara que no había probado la comida, cómo excusarse, cómo salir de allí sin sentir una vergüenza aterradora?. Julián era un tipo con una sensibilidad y unos valores muy arraigados, sabía que aquello era una ofensa y un desprecio al buen trabajo realizado por el chef, sus ayudantes, el maître… que ninguna culpa tenían de su problema, y que sin embargo sufrirían el desaire del cliente.

Los callejones sin salida, cuando de una forma involuntaria hacemos daño a las personas que nos rodean, siendo conscientes incluso de la incomprensión que sufrimos, van arañando el alma poco a poco, tiñéndola de amargura y culpabilidad. ¿Alguien puede imaginar los sentimientos de Julián para salir de aquel restaurante, de excusarse al camarero, al maître, incluso al chef, que salió inmediatamente de la cocina al ver cómo le devolvían el plato casi intacto?

No quisieron cobrarle, pero él pagó y dejó una buena propina, volvió a pedir perdón una y otra vez y salió de allí pensando que la vergüenza nunca le dejaría volver a pisar aquel lugar, con una mezcla de impotencia, culpabilidad, amargura, resignación y tristeza.

Nuevamente tuvo ganas de llorar.

Texto agregado el 13-06-2007, y leído por 593 visitantes. (41 votos)


Lectores Opinan
12-08-2007 Muy buen escrito, se percibe que fue una historia de la vida real y enaltece al la personalidad del protagonista. Sólo espero que el pobre individuo, haya solucionado el problema de la ingestión de alimentos. Me encantó leerte. 5* yetsenia123
17-07-2007 Un relato de la realidad y muy bien contado, te felicito. clepsidra
08-07-2007 Buena historia, relatada con claridad, muestra como un problema de salud puede complicarle las cosas mas simples a una persona. Pobre tipo, debería consultar a otro médico. ggg
02-07-2007 Gracias por tu invitación y por tu muy bien logrado relato.Escribes regiamente.***** Rosatenue
25-06-2007 esa es la triste realidad y muy bien narrada por ti, a muchas personas, lo vemos que le ocurren.Mis felicitaciones por tu narración y saludos.********* Raiandoelsol
25-06-2007 Es verdad lo dicho antes en un comentario, algo tan simple como comer suele volverse un problema...me gusta como escribis..Gracias sozinha
25-06-2007 Es increíble cómo algo aparentemente tan simple como comer puede ser un martirio para otras personas. Interesante el tema que elegiste; es doloroso pensar que esa es la realidad de tantas personas.... Saludos, y gracias por la invitación... Miss_Vane
21-06-2007 Como todos los comentarios anteriores pude sentir la angustia de Julián muy bien logrado. 5* lesu
20-06-2007 Lo primero que pensé es que ojalá fuese yo ese Julián sin ganas de comer. Después me atrapó la historia, la angustia del personaje. Muy buen escrito. m_a_g_d_a2000
19-06-2007 atrapante y envolvente y ese Julián me dejó llena de sentimientos mezclados.***** ismaela
19-06-2007 Original el tema que elegiste. La descripción detallada de la angustia sufrida por el protagonista en esta escena es casi cinematográfica. Me resultó inverosímil la falta de indicación de tratamiento por parte del médico consultado, sobre todo tratándose de un caso de anemia agravada. No puedo creer que una enfermedad tan seria pueda tratarse como un tema banal de parte de un profesional. Sentí con total falta de apoyo al enfermo. 5* Susana compromiso
18-06-2007 Gran escritoooo, logras mantener la atención y no perderte de la historia. Sabes... al momento de leer fui comprendiendo la amargura que se apoderaba de Julian, ograste trasmitir muy bien todo lo que él estaba viviendo en ese momento. Felicidades. 5* angel_berdi
18-06-2007 me ha gustado mucho, he podido sentir el gusto de esa carne que no se disuelve, la angustia del personaje, empiezas con su problema fisico, casi banal y vas desarrollando la psicología del personaje...interesante y trascendente 5***** (pero no tengo más ganas de comer carne buff) nocheluz
17-06-2007 Tu manera de narrar historias basadas en personajes que pueden encontrarse facilmente cerca de cualquiera de nosotros.. m ehace pensar que eres un gran observador de la realidad que te rodea.. Me gustó la manera que contruiste tu personaje de tal manera que aquellos que leemos tu historia percibamos de algún modo las emociones plasmadas en la narración. Me ha gustado! mis estrellitas********** Vilyalisse
17-06-2007 Vaya que cuento más interesante, de verdad que nos trasmitís muy bien la angustia de Julián. Imagino que la lucha por ganar kilos es parecida a la que cotidianamente la mayoría damos por perderlos o al menos por no ganarlos. Buen cuento y mis 5* ________ Tico
17-06-2007 me gustó muchísimo y la verdad esperaba que siguiera para entender que la pasaba a Julián, me dejaste con mucha curiosidad. Por mi parte, los detalles me encantan, pues te permiten armar las imágenes en la cabeza y tb. buscar dentro de las propias experiencias. De poco dinamismo... nada, sólo que quiero saber por que Julián no puede comer ;) manola
16-06-2007 Es estupendo este cuento, tan verídico a su vez, tan fantastico, tan bien logrado 5* HaditaVelHer
16-06-2007 Buen texto, muy bueno y diferente. Transmites la angustia que vivió el personaje. Desde que comencé a leer me tuviste pegado. ¡Te felicito! Pobre Julián. *****Estrellas***** JhonnValentine
16-06-2007 Muy buen relato, entretenido y ameno, se siente tu narración, me gustó mucho***** gfdsa_elisa
16-06-2007 Transmites la verguenza y la ngustia del personaje. Sòlo que podrìas dar menos explicaciones, ya que esto le resta dinàmismo y sorpresa al relato. Por lo demàs muy bien. Saludos. Jazzista
16-06-2007 Muy buen relato y una historia singular.***** tequendama
16-06-2007 Felicitaciones, es un excelente texto, original y vívido, pleno de las angustias del protagonista, 5*. pilardelmar
16-06-2007 Fantástico como transmites la angustia del personaje a partir de algo tan simple como es el no poder comer. El título, me permito sugerir "Chateaubriand con salsa bearnesa”; le daría el contraste justo entre el personaje y aquellos que salivamos ante la sola mención del plato. NeweN
15-06-2007 Buenas letras. Mantienes el interés hasta el final, te metes en el personaje y llegamos a sufrir con él. Felicitaciones y *s. Otro_Jota
15-06-2007 Bueno, esperemos que Julian se recupere de la verguenza y vuelva a surestaurant favorito, lo importante es el ambiente y donde uno se siente bien recibido. Y apasará la verguenza. te felicito por todo eso que uno piensa que puede causar nuestra actitud en al vida de los demas.. marsolesca
15-06-2007 La naaracion es buena y el tema muy original, auque debo confesar que no me gustan los finales muy planos este me sorprendio, y a mi me dio hambre. zarsas
15-06-2007 Bien narrado. Te felicito. Al individuo le convenía tomar caldos y sopas. galadrielle
15-06-2007 wow!!! qué triste historia!!! es increíble lo que puede pasar si nos metemos ciertas ideas en la cabeza. La ventaja es que yo jamás desaprovecharía un pedazo de carne bien cocida... jajajajaja. Espero que sirva de ejemplo a muchas personas que no saben distinguir entre la salud y la apariencia. Muy bueno. prinzessin
15-06-2007 he ahi el dilema verdad comprendo su pena y desazon ... buena publicacion una de las mejores que he leido hasta ahora... te invito a leer mis publicaciones ^^ PabloKoRn
15-06-2007 El mejor remedio que tiene este hombre, es darse una vuelta por algunos de los miles de comedores barriales de la ciudad de Buenos Aires. También hay un comedor en cada escuela... Ahí verá lo que comen los pequeños y las ganas con que devoran su alimento, que posiblemente será el único del día. Después, no volverá a devolver la comida y casi sin probar. Será Santo remedio... zumm
15-06-2007 Una narración fascinante, un conflicto existencial bien desarrollado***** SorGalim
15-06-2007 Evidentemente los extremos son malos. En el caso de tu personaje es terrible ya que es evidentemente una enfermedad. Conozco gente muy delgada que se esfuerza por comer, otros muy delgados que comen "como lima nueva" y la mayoría gorditos que comemos de todo o nos cuidamos de acuerdo a la época del año, jajaja. Buen escrito, bien narrado y coincido en todo lo que dice Mónica. Besos y estrellas. Magda gmmagdalena
15-06-2007 Los desórdenes alimenticios, tanto la obesidad como la bulimia y la anorexia, son enfermedades tremendas, que no nos damos cuenta hasta que las padecemos, porque no es solo la parte estética que esta en juego, sino nuestra vida. Cuando la sociedad sea conciente de los estereotipos que fomentan en esta cultura Barbi, muchos problemas en adolescentes cada vez mas pequeños y hasta en niños. tendrán solución. Tendria que ser materia en los colegios, mas allá de saber historia o geografia y materias que jamás se utilizan en nuestra vida mas allá de las aulas. ***** monica-escritora-erotica
15-06-2007 Una exelente narracion, pobre hombre de situacion contradictoria... Muy bien descrita su angustia, exelente historia. Ursulita
15-06-2007 me dio penita... pero esas son las vueltas de la vida.....5*besoss gatrina
15-06-2007 Dejar de hacer lo que queremos es tan difícil como comenzar a hacer aquello que no queremos. Aunque a veces no nos demos cuenta. mariaclaudina
15-06-2007 Pobre Juliàn, tener el problema que tenemos todo el mundo, pero al revès= Que coma chocolates que engordan màs y se mastican mejor. Muy simpàtico por el humor. doctora
15-06-2007 Una narración lineal en el sentido de que desarrolla su tema sin cortes ni atajos. Comienza en un punto y desde allí va tomando cuerpo su tema, hasta el final. Está bien escrito pero pudiera intruducir en el lector una expectativa que puede o no resolverse. ¿Has visto cómo Cortázar comienza sus cuentos y no lo notamos, y tampoco cuál es el desenlace? Bueno, es Cortázar.... Pero tenemos una tarea los escritores de hoy: renovar la literatura sin caer en experimentalismos. Eso lo lograremos dejando que la pluma se deje llevar por la imaginación, sin miedo. Ah, y sin proponer como extraños al relato en cuanto tema ninguna opinión ni sugerencia. Perdona este antiático tono profesoral, no soy de esa naturaleza, pero he pasado por estas dificultades al componer un cuento y percibo los baches que nos coloca la escritura al ser muy racional o explicativa. Mis votos y un saludo. A. Ricki
15-06-2007 sentí dolor en este texto,uno que no pasa,una angustia tremenda,una sensación de ahogo qué aprieta la garganta,¡ay!...pero cual es precio justo de todo esto ?,ah,la delgadez,como una linea que alguien no debió cruzar...dice tantas cosas,Julian tiene pena,mis*,muy bueno. isavo
15-06-2007 Me disponía a paladear con la imaginación los sabrosos platillos, se me hizo un nudo en el estómago ante la tragedia de Julián. Adelgazar es difícil pero poniendo voluntad se puede, engordar es aún más difícil si no se tiene apetito. Julián deberá comenzar a comer de a poquito hasta que se agrande su estómago. El texto es excelente y muy bien narrado. marimar
15-06-2007 Es irónico como queremos adelgazar, en especial nosotras las mujeres que vemos el prototipo perfecto, el de revista que enloquese a los hombres, mujeres plasticas que se han puesto cilicona, que se han hecho la lipo, que hasta han muerto de anorexia...Unos queriendo adelgazar y otros soñando con poder comer algo en el dia......Triste historia de Julian, me pone a pensar mucho, mucho, que buena historia.... annakiya
14-06-2007 Que triste... pobre Julian. ***** y besitosss muy bien relatado me gusto!!! ///NIL/// NILDA
14-06-2007 me da la impresion que en este escrito hay mensajes ocultos, al inicio me senti en desacuerdo ya que mi pais tiene el segundo lugar en obesidad mundial, asi que crei que ests historia es imposible, luego cuando no pudo tragar el bocado, recorde cuando padeci una depresion severa que me imposibilitaba comer, tal y como al protagonista, pero al final aprendo mil cosas mas en tu escrito, el sentimiento de juan, de angustia, culpa, vulnerabilidad y demas expresiones que le ser humano siente en diversas situaciones que le inquietan *5 exsagitaria
14-06-2007 si es bedad sesar
14-06-2007 Creo que Julián después de todo es afortunado, pienso que es más fácil engordar que adelgazar aunque claro, todo en su justa medida, supongo que cambiando de médico lograría aumentar de peso, yo tenía una prima que tuvieron que agrandarle el estómago porque no podía comer, luego engordó. Muy lindo cuento ***** omenia
14-06-2007 Sentir que tienes la solución en tus manos y no puedes hacer nada para tocarla es para volverse loco. Imagino la impotencia de esas familias cuando tienen en casa un caso de anorexia o bulimia. Felicidades. Me gusto. Un saludo de una jaenera. currilla
14-06-2007 Lo comprendo desde el corazón, comprendo sus emociones, su verguenza. Está estupendamente relatado tu texto! Y me llenó de pena ese personaje.***** MujerDiosa
14-06-2007 Esa es una realidad cada vez más frecuente y todo por los mensajes diarios que nos trasmiten sin pensar en el daño que pueden hacer en los seres humanos: la imagen se volvió tan importante como para arriesgar nuestra propia vida? esperemos que se acabe de una vez esta pesadilla que muchos han de vivir. mil besos mágicos hadaa
14-06-2007 Qué bien llevado el relato en cada detalle de la situación. Pude ver la escena y me movilizó profundamente. Muy buen trabajo.Pau . Paugi
14-06-2007 No tengo este tipo de problemas, pero tendré otros!!!Jajaja! Me gusta comer, pero tuve una amiga con anorexia y era algo mas psicologico. Cuando acepto crecer, se resolvio el problema. Te invito a leer mi ultimo cuento "alteridad radical" que trat de comida. Quizas sea un remedio.... salambo
14-06-2007 no sabia que los hombres sufrian anorexia ni menos que alguien podia querer comer y a la vez no soportarlo. Tu cuento me entretuvo y me educó. Saludos. mariasol
14-06-2007 La anorexia en tu cuento. Buena historia. en la anorexia metabólica, por ejemplo. de causa por insuficiencia renal, la secuencia esesa.Un trozo de comida , pasado de un carrillo a otro, múltiplas veces. Llegué a contar 84 veces masticado por una paciente. Desesperante. Poetacacho
14-06-2007 Interesante texto que habla de un problema tanto o más grave que la bulimia, la anorexia. Existen dos tipos de anorexia, una metabólica y la otra nerviosa. La nerviosa es la más grave y debe ser tratada por un psicólogo, además de un nutricionista. El tema es largo pero básicamente se trata de una distorsión en la apreciación del propio cuerpo. Puede estar extremadamente delgada y la persona siempre cree que está demasiado gorda, que todavía debe rebajar más. /// Algunos síntomas de la anorexia nerviosa son: • Alteraciones en la menstruación • Irritabilidad • Insomnio • Excusas para no comer (dolor de estómago, estudios, etc) • Frío constante • Perdida del esmalte en los dientes y caries • Desmayos • Fatiga • Mareos • Estreñimiento • Caí ;da del cabello • aparición de lanugo (vello como el de los bebés) Gracias por tu texto que permite ayudar a otras personas a reconocer una enfermedad, muchas veces mortal, como es la anorexia. joaqledo1
14-06-2007 muy bueno tu texto es un bello trabajo te felicito5* neison
14-06-2007 la mente se enferma a menudo... Son las tristezas diarias y la locura urbana. Pero suele aparecer la luna llena y se pueden disfrutar los chocolates... Amaltea
14-06-2007 que pena para el pobre Julian, hasta se me quitaron las ganas de comer. saludos... muy buenos mis nutritivas 5* rene_parra
14-06-2007 Tu lo has dicho, un callejon sin salida, atrapado en su paranoia, sufriendo lo indecible más por los otros, que por el mismo. 5* taber
14-06-2007 Increible hasta donde te ha dado de si un asunto aparentemente tan banal. Aunque no tendría nada de Banal para el pobre Julian. Encantado de descubrirte. Saludos. nomecreona
 
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