Para que asome el sol su dorado rebaño de luz
sobre tu vida, sigue estos consejos.
Deja de ser la sombra atrapada en su propio resplandor retórico.
¡Cuánta vida se pierde
fuera de ti contigo en tu inconciencia!
Por ejemplo: en fuga incesante, tu vida, esa que tú tanto quieres cuidar, desaparece por ese agujero negro de la inconciencia en que tú vives;
por ese tragaluz insaciable de tus preocupaciones,desvelos, ansiedades y afanes; en esa ausencia insana de ti mismo en ti de todos los momentos. Tu desmemoria es la evidencia irrefutable de tanta vida ausente y perdida.
Deja de practicar el dudoso arte de la anticipación a ultranza. Caza tu realidad decidiendo soltarla definitivamente. No la persigas; así podrás, fácilmente alcanzarla. No trates de salvar tu vida mediante prevenciones e ilusorios seguros propuestos por tu debilidad, si lo haces perderás tu vida.
Si dejas de atender tu debilidad conocerás tu fuerza.
Es en esa circunstancia de asedio y usurpación de muerte, donde estacionas tus mínimos sentidos filtrados, neutralizados y cauterizados, junto a tu cuerpo muerto, en lugares peligrosos, donde se juntan los cuervos espontáneos del miedo y la desesperación para devorar tu vida. No lo permitas. ¡Abre tus ojos! Donde quiera que mires, elige y decide tú. Haz lo que haces. Nunca otra cosa. Es el poder maravilloso de estar conciente lo que pone la tapa a cualquiera de esos agujeros negros. ¡Vive!