No hay razones que la propia razón no entienda, solo la razón de el porque tu razón se roba entre sombras y a luces la razón que alarga mi espera.
No hay palabras que la propia lengua no hable, entre gritos o a ensordecedores silencios, pero no lo que tu lengua calla cuando mi lengua le pide que escuche mis besos cuando tiemblan.
No hay espacios que no se cubran, cuando tus brazos me rozan el anhelo, pero no cubren mi espacio el que late bajo mis pensamientos.
No hay recuerdos que no pesen entre mis manos, que hablen a mi boca o que me quemen la espera, pero hay buenos malos recuerdos que deseo olvidar cuando ya no te quiera recordar y te deje de pensar, aunque decidiste escapar recordándome a diario tu olvido, con mas penas que alivio, y eso que yo te deje escapar.
No hay sueños que no despierten la ilusión y la pena, la ilusión de verte y la pena de que cuando despierto ya no estas, pero guardo los recuerdos en una cajita de cartón, que algunos dicen que vive, otros que en ella late un corazón… yo solo siento que en sueños respira y que de que no te ven mis manos y no te besan mis ojos solo esta fría, como mis noches sin días, como este alma que ya no es mía, como saber que el presente es solo una forma de ver, que el pasado fue el futuro que quisiera y el presente la certeza de no saberte.
No hay besos que no te lloren de pena cuando a otras sombras besan, y solo hay sombras que se alejan pues no les quiero respirar mi olvido, tan huérfano de labios como mi cariño de sentido.
Es de noche y esta oscura y nublada mi herida, esta mi pena perdida y el destino acaba de tomarse su más larga vacación, se fue de mis manos y se llevo consigo... quizas a mi amor.