Parece que ya no puedo hallar los colores,
no los tengo, ni claros, ni oscuros, para dedicarte
y comprende que quiero hoy como nunca hacerlo.
Quisiera que sepas que perdí todo rastro tuyo,
para captarte, tendría que envejecer, estudiándote, como tres o cuatro vidas y que, éste, no es más que otro intento, comprendo que ya voy fracasando. Sabes como soy y ahora sabes que ando muy triste porque perdí aquel poema que me dedicaste simpáticamente y que de lo único que me acuerdo es que me debes botella y media de vodka, yo te debo tanto que ni me ánimo a cobrarte ja ja.
Todavía no te conté que me amparaste de muchas tristezas, en esos días, vacíos, en los que todos miraban traidoramente y se burlaban de mí.
Todavía lo hacen, pero como que, todo, dejó de importarme tres peras.
Sumo de sumar, estas palabras a mis fracasos por intentar dedicarte algo que valga la pena. Siempre que te vas, se queda todo quieto y vacío, como si fuera Chernobil y todas las caras son como de velorio. Solo hablo con vos y con el viejo de la bolsa. Pero olvídate de lo último aquí mencionado, porque de prosa, esto, no tiene ya nada
y parece más a una psicopateada (reclamo engañoso) para asustarte y eso si que no me lo perdonaría jamás. Añado entonces a mis fracasos, este texto y no te lo dedico por las razones obvias ya mencionadas y muchas gracias por tú amistad sincera.
Un abrazo y tiro esta botella al mar sin avisarte donde la solté y ojala no la leas, si lo haces no digas nada. Un abrazo.
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