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Inicio / Cuenteros Locales / serki / La Venganza Y La Carta . Cap.I

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La venganza y la carta.

Ay si pudieras perdonarme y no planear vengarte tan cruelmente de mi, duele pensarlo viniendo de ti, sabrías que una rosa puede renacer aún en la naturaleza de sus espinas. Esas espinas que cuando
te tomé han sangrado mis manos por no querer soltarte y que te fueras. Sigue bailando! Sigue
bailando! Si, eso piensan los demás.
Que todo cuanto yo odié no era mas que tu despecho, tus celos sin sentido, tu abrumadora conducta de fémina animal. Avasallante cuando tenías el coraje, cuando perdías el pudor, movida casi por una furia ciega y sin razón.

Un lázaro que se dirigió hacia ti sólo para que lo voltées, rompas sus piernas con un girar de cintura en una noche de baile agitado, y ardiendo por ti hasta en los pensamientos mas profundos y las pasionas mas bajas, y al apoyar la cabeza en la almohada, la misma desesperante sensación, de pena, dolor y desamor.

Que tu sudor se mezcló con mi sudor, que compartimos saliva pasteada, olores de mil aromas, aventuras y desventuras.Que compartí la corona de espinas con Jesús. Que no te enteraste que el amor duró mas que la primavera aquella de parejitas felices
deshojando margaritas a la vera de un sauce llorón.

Olvida lo que te hice por favor, es ésta una suplica, la más sincera que encuentra mi pasión, la que se afina con la vena de mi corazón, tal cual violín sonando en el cielo infernal. Quizás te des cuenta, que ni tanta faena, tanto jolgorio, tertulia, fiesta y un melón pueden hacerme olvidar de vos. En esta redención.

Que mi intención no fue querer hacerte daño, y desearías siquiera deseármelo a mi, no te atreves
mujer, has oído bien? no es que te quiera convencer, y sin embargo, la venganza nunca llegará a consumarse, porque sabes en el fondo tanto como yo que somos el uno para el otro y que sin mi, no podrías vivir. Una vez que me has dejado abandonado y desauciado,te miro a los ojos y te pregunto como un león a tus pies:

¿Puedes hacerme sentir mas humillación? Sabes bien que la astucia lleva la marca de la sangre y la traición. Y en ese instante, en ese encuentro imaginario, que por cierto real lo creías, y así fue como mi desdicha un día empezó y el destino me aseguró que hasta el día de hoy mi martirio nunca terminó. Y no fue por aquel o por aquella, no puedes justificarte bajo ninguna excepción sobre tu acción. ¿Ha sido la perdida del equilibrio la razón de tu reacción? ¿Esa que un día me apunto con su arma y a punto de matarme estuvo si no fuese porque el santo de turno me salvó? Lo mismo dirías, yo lo sé muy bien, pero te repito que no hay nada que justifique dicha acción, mas allá de que ésta
vez no tuviste el coraje de apretar el gatillo... y yo sudaba y hasta podría decir que temblaba, sin que mi hombría se vea disminuída con una dama de tu clase.

Porque brujas hay muchas pero tu te llevas el
premio. Porque cada vez que te recuerdo, te extraño, y esa es mi pena, la de muchos, pero es sólo mía, y te veo estás aquí presente en mi habitación, quizás seas una alucinación, producto de mi imaginación.

Pablo terminó de escribir la carta, metió la hoja en el sobre, bebió un sorbo mas de gancia, y se levantó tambaleando de su silla. Como si no recordase a la mujer que amaba del modo en que la amaba cuando realmente la amaba, no recordase bien ni siquiera cuanto la amaba, pero el la quería mucho, claro que si, aún hasta hoy, aún en estos días donde es difícil amar a alguien. Pablo no dudó un instante, no debía demorarse y llegar al correo antes que cierre y así envíar la carta a su destinatario lejano, un hombre de mundo, de negocios, ubicado a 50.000 km de distancia, residente en las islas balcanes, a pesar de todo Pablo era consciente de que Pedro era sentimental, incluso mas que él. Ambos eran muy amigos, compartían la mesa, el vino y se contaban anécdotas de viajes y argucias de la guerra del golfo, ya que ambos estuvieron allí, luego de batallar en Vietnam, también es cierto que ambos actualmente recuerdan la batalla de las termópilas, y las otras guerras de las que fueron partícipes voluntarios, algunas veces siendo los que iban a caballo al mejor estilo sancho panza, el llanero solitario o don quijote y mas de una vez a Pablo una dama del imperio ruso se lo confundió con un antiguo mago que decía que volaba sin escoba. Lo mismo le ocurrió a Pedro cuando un soldado romano lo llamó Calígula, tal vez por su lujuria.

El correo queda a 2 cuadras de la casa de Pablo, y no tardó en llegar. No obstante, se dió cuenta de un desorden espacio-temporal: el correo había desaparecido. Pensó en su mapa, y dijo: es absurdo, el correo siempre estuvo aquí, no creo que se vaya a ninguna parte. ¿Estará cerrado? ¿Que hora es? Las 21 hs observó en su reloj de pulsera que siempre lleva puesto. Se rascó la barbita y reflexionó tres nano-segundos, o yo no estoy aquí, se dijo de repente mientras se tocaba los parpados o pestañas aceitosas, luego se agarró la cabeza-bolo o pelos engominados, luego se tocó la panza o camisa, los biceps, los cuadriceps, las pantoriilas, el talón, y hasta los dedos de los pies. Si el correo no está aquí y yo estoy aquí, eso quiere decir que... de pronto vió el cartel luminoso de la calle de que año donde rezaba el nombre. Que tonto he sido, se susurró. Pero si el correo queda en la otra esquina,y hacia allí fue con paso lento.

continuará-

Texto agregado el 12-06-2007, y leído por 442 visitantes. (3 votos)


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