Caminarás con el sudor a cuestas
llevando el hilo de la vida en un ápice
del vértigo que resucita en el instante de calaveras.
Y verás tu rostro santiguándose
de los ácaros pulposos de venganza.
Una parca en broderie te hará la venia
cuando predica su incestuosa carne de caballo
entre sus dientes de la guadaña.
Y odiarás su canto de sombras placenteras
que cavan la fosa a ritmo crujiente y lento.
La nana de la congoja llegará paciente
cuando el picor del encuentro comenzará
a dar sus nervaduras de alivio:
No se pensará en ella;
en la teófaga que nos acomete con apetito
de fauces vagabundas.
Caeremos de sus labios
en una baba mistificante.
-la saliva de un dios-,
que supura eternidad en una cifra.
Eterno, retornar a la boca que masticará
tu nombre que precisa como los ritmos
tamboriles de la plegaria…
Que me precisa...
Texto agregado el 12-06-2007, y leído por 260
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Lectores Opinan
17-06-2007
Le has dado una buena a la venganza. Buen estilo y metáforas a la medida.***** graju
Muy bien trabajada estilísticamente...que incluso produce cierto sabor amargo tras masticar la venganza...Sin duda un excelente logro. churruka
14-06-2007
Excelente Marcela, como siempre. Besos y estrellas. Magda gmmagdalena
13-06-2007
No comprendo a la gente que vota en negativo y no tiene el respeto suficiente para defender su postura, a mi el poema me pareció muy bueno. Mis respetos clepsiria. roseblack
13-06-2007
Sólo existen dos o tres argumentos, el amor, el odio,... y la venganza.
Lo demás es la vasija adornada en que los mostramos. sereira