Toma mis manos, son buenas para nada. Sabes que estas manos no han trabajado ni un sólo día. Toma mis piernas, no van a ningún lado. Úsalas para lo que más gustes. Ten mis ojos, gustosa te los doy. Con ellos puedes ver todo lo que veo yo: un mundo lleno de miseria contigo de protagonista para olvidarlo todo. ¿Quieres mi alma? Pues ya es tuya. Con mi alma podrás entender quién soy. Te entrego mis labios por si se te place besarlos. No son los mejores, sólo son los míos. Mi lengua te entrego, para no sentirte solo. Tenla y te dirá las mentiras más dulces.
Texto agregado el 09-03-2004, y leído por 158 visitantes. (1 voto)