Ahora que me mantengo lejos de tu recuerdo desgastado, ocupado en otras cosas que no me recuerden a vos tan insistentemente, siento te he traicionado un poco, como que ya no te llevo en la memoria tan a menudo y absorto me dedico a entretenerme en cosas cotidianas como el trabajo o las tardes de lecturas sin tele, porque dedico la mayor parte de mi tiempo al trabajo, y al amor el tiempo que me sobra.

Me rasco la cabeza libre de tu embrujo, y me sigue doliendo como siempre. Investigo en nuevos sabores que no me sepan a tan a menudo querer de nuevo besarte, ni a olvido nocturno, ni a infortunio de no poder penetrarte nuevamente. Prefiero no aburrirme con nada ni con nadie, aunque ello convenido con la almohada (a la cual por cierto no le encuentro el oído que me escuche) no suene tan convincente, y entonces me falta hasta el tiempo para escribir.

Cuando ya no te pienso me imagino estando en los lugares donde estoy, haciendo las cosas que hago, y por vez primera me alejo de los sueños y las personas que no han querido permanecer a mi lado, quedándome con aquellas que transitoriamente ahora aunque sea de modo involuntario me acompañan, lejos de los recuerdos de antaño, libre de muchas cosas que me he cansado de llevar a cuestas.

He llegado a los seis cientos tipos de cosas que no he podido decirte, tan lejos como para ya no llamarte, maldita soledad acompañada que me has obligado a sentirme solo cuando estuve siempre acompañado, y creo que en agradecimiento te he escrito estas líneas que se cruzan entre el olvido y no me acuerdo, de lo que para mayor referencia, ha quedado debidamente documentado y escrito en los escrithots que le preceden...

Ahora sólo espero que me sigas permitiendo no pensarte, para poder inspirarme de modo alguno (serendipiano), sin tener que seguirte invocando tan a menudo como casi siempre que no me mantengo tan decididamente ocupado, mirando otras manos y otros ojos que definitiva y absolutamente ya no te pertenecen.