No sabes distinguir, lo bueno de lo malo, lo verdadero de lo falso. Sabes que si haces o dices algo, te reprenderán, encontrarán siempre para tí palabras irónicas que te hieren como una flecha profunda, internándose en el fondo de tus pensamientos más ocultos...
Cuantas veces pensé en cambiar aplausos, flores, apretones de manos, por cariño, no aparente, sino verdadero; por amor. ¿Cuántas veces lo pensé? inmumerables fueron las ocasiones en que lo hice , pero ¿será todo tan malo como se dibuja en mi aparente destino?, ¿Será que soy yo la equivocada, la que sin sueños ni principios, trata de enmendar su espíritu?. Tal vez sea así, poruqe si empiezo a pensar, muchos de los problemas por los que me deprimo, son causados por mí. Soy el centro de controversia y no de alabanza, digno de alguien que tiene valores de honor, respeto y aceptación de los propios errores, valores que con el tiempo, me he dado cuenta que nos los poseo en toda su extensión. ¿Tendré que esconderme acaso en la imágen de una joven inocente y aparentemente ingenua o una joven madura, altiva y orgullosa? No lo sé, no lo sé. ¿Me puedes dar una respuesta?...
Aquél es el pensamiento de alguien que aparentemente está rodeada de gente , de un muro de acero, al cual muchos le denominan responsabilidad y deber, honrándole como tales, sin emargo yo los empiezo a aborrecer. Muro de acero, que ni ella misma puede destruir, en el cual solo entran el materialismo, orgullo y lo que le queda de honor, dejando sin cabida alguna a los verdaderos sentimientos que entrelazan el alma humana.
Cuantas veces pensé en intercambiar aplausos, felicitaciones, flores, por amor...pero sin darme cuenta estaba entregando felicidad a decenas de personas, las cuales colocaban atentamente su oído para escuchar e interpretar el mensaje que yo, sin poder enviárselo con palabras, lo hacía con mi música. Una sonrisa, unas vastas miradas de agradecimiento y unas lágrimas muy emotivas, son hoy día suficiente cariño para entregar felicidad a un alma tan entristecida y sola como la mía.