Y ahora ella sabe que cuando él le regale su última certeza inmutable
tendrá que desmenuzar el mágico escondite donde se encierra
la imperiosa necesidad de derrumbar sus mártires convicciones.

Y ahora él espera ese momento donde pierda la puntualidad la duda
Donde saltar se convierta en desafío y creer sea el centro de la tierra.

Primero se miraron sin saber que pedirse,
luego se exigieron lo que no sabían entregar,
ahora apuestan temerosas intenciones.

Mañana esperan que allanen sus cuarteles
y amanezcan en algún sitio desconcertados,
privados de sus módicas brújulas de acero.

De ese modo les será revelado,
que eran inadvertidamente felices