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Inicio / Cuenteros Locales / enilda / El arenero y los pelos del diablo

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Agustina y Julieta jugaban de los más panchas en el arenero del patio de su jardin. El arenero era nuevo, o mejor dicho recién arreglado, al igual que los juegos del patio. Y estaban de fiesta ya que algo así de estrenar tanto no sucede a menudo. Como tampoco sucede a menudo que para estos eventos haya tantos entretenimientos. La seño había contratado a un mago, que muy bien no hacía los trucos porque un conejo andaba suelto por el patio. Y dos papás uno que vendía manzanas en el parque y otro con sus globos, los habían traído para regalar. Así que todos estaban muy felices ese día. Entre juegos y juegos, uno de los que más les gustaban a Agustina y a Julieta era armar y desarmar cosas en el arenero. Y creyendo que en algún momento encontrarían agua, cavaban y cavaban sin parar. Había hecho ya un pozo regrande y aún no la encontraban. Cuando de pronto sucedió algo inesperado. Casi nadie se fijaba lo que hacían los otros, por eso es que nadie pudo advertir las miradas y el silencio que había en el arenero. Y es que Agustina y Julieta habían encontrado los pelos del diablo. Justo en el centro, o sea al medio de este hermoso arenero, ahí estaban y se asomadban lo más campantes. Cuando una pudo recobrar la voz, Agustina, le dijo a Julieta:
-Hemos encontrado los pelos del diablo!!!
A lo que ésta le contestó:
-¿Ahora qué hacemos? Si seguimos sacando el diablo saldrá.
No terminó de decir esto cuando Agustina ya estaba muy lejos del arenero. En la otra punat del patio sin que nadie advirtiera su rostro con terror y con asombro, y con culpa por haber dejado sola a Agustina.
Agustina no se movió, porque si algo ella no tenía era miedo. Y "los pelos del diablo" se movían porque había mucho viento ese día.
Cuando Julieta se animó a hablar, (o pudo porque hasta ahí no había posdido hacerlo) ya era un poco tarde, su seño y sus papás y la directora ya estaban calmando el llanto de Agustina que decepcionada lloraba. Pero ¿saben qué? Lloraba desilusionada porque hubiera querido darle una lección al diablo y no pudo. Porque hubiera querido decirle que esos no son lugares para jugar, y no pudo. Porque hubiera querido que todos lo conocieran y no pudo.
Y no pudo porque descubrió que esos pelos que se movían con el viento, eran sólo un manojo de yuyos secos que habían quedado aplastados bajo la arena del arenero.
Claro que si hubiera sido más de noche, seguro que la seño, sus papás y hasta la directora se hubieran muerto de miedo y hubieran salido despavoridos gritando:
-¡Hemos visto los pelos del diablo! ¡Corramos, hay un diablo en el arenero!

Texto agregado el 09-06-2007, y leído por 368 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
09-06-2007 ami me causo mucha graciaaa ja el diablo tiene dos caras cual vemos no sabemos, pero tu texto si es bueno me gusto mucho *****5 ayelen_neurotica
 
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