Me duele decir adiós, pero es que por fin me atrevo a darlo, no tengo lagrimas en mi rostro, sólo melancolía al saber que no nos volveremos a ver.
Hubo muchas cosas que nunca te pude contar, como por ejemplo que me voy de intercambio en un año... me hubiera encantado escuchar las historias de tus viajes, tus consejos, tus palabras...
Pero hoy con firmeza, digo adiós, después de todo parece que era eso lo que querías y no hay modo de interferir en eso.
Te cuento que dolió que no te despidieras, que colgarás la última vez que llamé... sólo quería saber como estabas, que había pasado con todas tus cosas... al menos una... pero ni dijiste Hola.
A veces me da tristeza saber que puede que todo fuera mi culpa, siento no haber sido una buena amiga...
Te aclaro de una vez por todas que te quiero, que eres mi ángel preferido, y un desconocido estupendo, un ser diferente entre tanta gente mediocre...
Te aclaro también al final que nunca he tenido miedo, y que aunque sabia en que me estaba metiendo nunca dudé, aprendí más de lo que esperaba.
Pues basta ya, te digo adiós, como un para siempre, me acordaré de ti cada día, hasta cuando, en esta vida, en otros mundos, debamos cruzarnos.
A veces también extraño, el café y las caminatas, las charlas, los libros, a veces te extraño a ti.
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