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En Santiago los pecados se pueden esconder.
Llueve copiosamente sobre las pasarelas de la avenida. El agitado vaivén de los paraguas semeja la piel viscosa de una culebra que se tuerce. La tarde late a pecho abierto y sin esternón.
Una mujer muy nerviosa hurga en la médula de su cartera. No encuentra lo que busca.
Lleva puesto un abrigo y un sombrero de alón para sortear el temporal de la calle y el otro que se aproxima.
Esta vez vino sin hijos. Tantos trámites y gastos, ya no dan respiro. Es que demasiada espera inútil aburre a cualquier niño. También les cansó su llanto.
Todo se lo achaca al padre. Por eso quiere soltarlo. Lleva años desaparecido sin dejar rastro. Un día salió a una de sus reuniones y ya no volvió. Así de brutal y simple; desapareció.
De pronto un auto rojo se detiene frente a ella. Desde el fondo de la cabina, el abogado de la Comisión la invita a subir. Ambos están citados y es la razón para estar ahí.
..........
Hay testimonio escrito de que lo vieron en el norte, en el puerto de Tocopilla. Le contaron que estaba de estibador; que estaba gordo y negro de tanta chicha y sol. También que anduvo en Alemania y que cantaba música andina en la plaza de Münich. Sin embargo ya no cree en nada.
Nunca le perdonó la espera inenarrable ni que haya salido igual, pese a insistirle en quedarse, de que no se expusiera, de que considerara que la cosa estaba complicada.
........
Luego de atravesar media ciudad sin intercambiar palabras -salvo las necesarias para cumplir el trámite y pedirle a ella su cédula- ingresan al recinto por un portón lateral.
..
Tras una larga espera, desde el fondo del pasillo del recinto, escucha que alguien grita su nombre completo. Rápidamente se pone de pie apagando el quinto cigarro que fuma. Camina medio perdida. En el trayecto se encuentra con otras compañeras de agrupación. Al entrar al salón un gendarme pregunta su identidad; ella se la da. De inmediato le indica donde dirigirse: a la camilla del fondo. Sobre ella encuentra un cartel con el nombre y el Rut de su compañero. La sala parece una mesa de dominó con tanta camilla alineada. Hay un tremendo murmullo de llantos ahogados.
De pie frente a él, siente que sus rodillas sucumben. Sus ideas se desvanecen como el algodón de azúcar en la boca. Afortunadamente el abogado está a su lado para sostenerla cuando se le desleen las piernas.
La persona que siempre esperó volver a ver, ahora se vuelve a aparecer convertido en un puñado de huesos raídos y sin lógica. Así tal cual; en apenas un puñado de vértebras; dos o tres falanges; algunas piezas dentales y un húmero perforado.
Una lámpara de yodo cuelga en el centro del enorme galpón.
Al principio todo parece un mal chiste, pero cuando se encuentra frente a frente con la tela raída de la camisa cuadrillé que Alejandro llevaba el último día; el vacío en el pecho se instala para siempre. Cada fragmento de osamenta parece una piedra horadada por el tiempo, -UNA PIEDRA POME-, festina íntimamente, con un intencionado masoquismo.
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De vuelta a casa, un sentimiento de alquitrán le envuelve el alma. El rimel deshecho rinde homenaje al sin sentido de su vida. Siente la garganta extraña, como si cada recuerdo saliera por ahí.
Santiago es una ciudad donde la miseria se puede esconder. Bien en una oficina del centro o bien en el paradero no se cuánto de la comuna no se cuánto.
En el centro antiguo, el cemento se ha comido casi todo. Hoy el extremo más alto de una catedral cualquiera, puede dar con la ventana de aluminio del undécimo piso de un edificio en construcción. Abajo, apenas alcanzan a pasar un par de autos, y el ensordecedor griterío de las estudiantes de un liceo, en la cuadra siguiente, se hace notar como ventolera sobre calaminas.
Santiago es un lugar donde todo queda impune. |
Texto agregado el 08-06-2007, y leído por 379
visitantes. (6 votos)
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Lectores Opinan |
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09-08-2009 |
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Tal como dijo gomez: realismo sucio. Me dolió y me hizo conocer profundamente el esqueleto y el alma errante de tu ciudad. Bien escrito. Preciso. Extraordinario cuento nada recomendable para leerlo en domingo.
Una sola cosa, la frase: "un sentimiento de alquitrán le arrebató los sentimientos" me hizo un poco de ruido.
Felicitaciones. Tarambana |
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15-04-2009 |
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una buena pincelada de realismo sucio para comenzar el día gomez81 |
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27-03-2008 |
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Me mantuvo atento a todo el relato, me an gustado las aventuras de la mujer, las mentiras de Alejandro, en fin un cuento entretenidamente largo y rico en imagenes para el deleite, creo que Lima tiene algo de Santiago donde los pecados se esconden. Un abrazo Cao y muchos saludos. Aramis |
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30-11-2007 |
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Texto de corte realista que està bien conducido. Me ha parecido muy bueno. Saludo. Jazzista |
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23-06-2007 |
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uffff... será el re-nacimiento de un cao-s sub-urbano? Que nivel! CaroStar |
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17-06-2007 |
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Compañero, cada vez paso por su casa y encuentro tanto lienzo suyo que estremece...a quien puedo le hago detenerse a mi lado y yo leo este cuento en voz alta, leo la historia de Chile en su ventana, total , Usted siempre me lo ha permitido y creo que cada vez estoy más dentro de sus letras, de ese mundo que sólo aparece en el silencio y a la hora en que ya es inevitable decir, escribir. Un abrazo desde todos los mundos. fatamorgana |
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15-06-2007 |
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Bienvenido a Santiago, donde sin tapujos dices que los pecados se pueden esconder. Me parece un cuento genial, una narración genial. Me gusta como lo conduces y cómo desarrollas el personaje principal. Tiene garra, me gustó mucho, mucho. Van mis estrellas anemona_ |
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15-06-2007 |
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No podía ser de otra manera. Un escrito tuyo siempre vale la pena leerlo, pues con él, uno como lector lo disfruta en su totalidad, y ello por tu ya asentado estilo, en el que manejas la palabra como un consagrado maestro para decir con maestría lo que quieres entregar, como en este caso, esos hechos que algunos chilenos quieren que se acomoden en el sillón del olvido, pero que para otros, la gran mayoría, piensan que no merecen perdón ni olvido, para que nunca más ocurran ni en Chile ni en otra parte del mundo. Todas las estrellas para quien hace inclinarme a su paso. lionel |
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14-06-2007 |
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Compañero, hermano, usted sí que sabe escribir y emocionar hasta sentir dolor, estremecer al lector con la pabra que anuda las historias de un país que vive herido y sigue en marcha haciéndose el ignorante y el progresista, mientras nos escondemos en un abrigo cuyas solapas ocultan las almas que en pena casi avanzan hacia ningún lado. Te juro, hermano que es un texto impecable, cero falta, la presentación o inicio formidable, nada hace presagiar lo que se avecina. Vas llevando la historia como quieres y cuando quieres, Todas las estrellas para tus letras y esta historia dolorosa que me parte el alma y me dice NO , AL OLVIDO, NO AL PERDÓN. fatamorgana |
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12-06-2007 |
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Què bien escribes! me has tenido aquì y sin embargo estaba con tu protagonista sintiendo sus miedos, sus rabias contra Alejandro y su vida miserable pero subsistiendo, me ha gustado el realismo que le diste al texto. doctora |
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