En el ambiente flotaba la vida
Se podía sentir, se respiraba...
Su olor quizá tuviese tintes de naftalina,
Pero también, susurros de azahar...
Y hasta, de un manojo de jazmines...
Se sentía el crepitar de la leña ardiendo
Fuera llovía , pero era lluvia tranquila, suave...
De esa que invita a entregar el cuerpo
Y dejarse fundir...
En el letargo de un suspiro.
Y allí, entre ese rugiente palpitar
de anaranjadas llamas
Tres ilusiones..., tres colores de bandera
Se aferraban a la vida
Cómo el clavo a la madera.
Ruegos, preguntas...
Tal vez, miedos y deseos...
Y quizá, hasta algún que otro lamento.
Eran cómo robles viejos...
Rosales que no dan flor...
Versos que ya,
Ni hasta puedes recordar...
Mujeres, eran mujeres...
Que un día la niebla
Las dibujó grises
Que cuándo lloraron,
Mandaron lágrimas al cielo...
Que cuándo amaron
Fueron inmaculados lienzos
Para el pintor.
Mujeres de sol y escarcha...
Mujeres de fuego y agua...
Pieles rozando el ocaso
Ojos de cuarto menguante
Frentes secas y arrugadas
Brazos que tienden las manos
Para abrazarse a tu vida
O quizá ¿será a la mía?...
Mujeres, eran mujeres...
Mujeres de sol y escarcha...
Mujeres de fuego y agua...
Temerosas de la muerte
Gritaban al son del viento:
¡ No, todavía no vengas!...
¡ No por favor, no todavía!...
Ve hasta las altas montañas
Y allí en la cima más alta
vístete, de noche negra.
Míralas, obsérvalas, pero...
Deja que sigan oliendo la primavera
Tan sólo mujeres eran...
Mujeres de sol y escarcha...
Mujeres de fuego y agua...
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